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La “cofradía de los horrores” muestra fuerza ante Occidente

El desfile realmente se enmarcó además en un contexto de tensiones con Estados Unidos y en un momento en el que China busca mostrarse como un socio confiable.

NOTA DEL DÍA

La “cofradía de los horrores”, encabezada por  Putin, Xi Jinping y Kim Jong-un, se reunió en un pomposo desfile militar en la emblemática plaza de Tiananmen, en el corazón de Pekín, en lo que se considera un desplante a las gestiones de Donald Trump para cesar la guerra en Ucrania.

Con motivo del 80o. Aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Xi Jinping no solo exhibió el poderío militar chino con el desfile, sino que advirtió que el avance del gigante asiático es “imparable”.

El mensaje va para Trump, de la misma manera que el desplante que le hizo el primer ministro indio, Narendra Modi, frente a la amenaza del estadounidense de castigarlo con altos aranceles: ya no asustas, estamos unidos.

En un acto coreografiado hasta el mínimo detalle, el desfile pasó a la exhibición de tropas, armamento pesado y un sobrevuelo de aeronaves, con la participación de veteranos de la guerra contra Japón y unidades modernas, incluyendo drones equipados con inteligencia artificial, aviones de alerta temprana de nueva generación y nuevos misiles hipersónicos antibuque.

El desfile realmente se enmarcó además en un contexto de tensiones con Estados Unidos y en un momento en el que China busca mostrarse como un socio confiable como alternativa a Occidente, especialmente entre el Sur Global, y defender la “multipolaridad» frente a la hegemonía occidental.

Xi no dudó en rodearse de otros dictadores  de los más sancionados del mundo, como los de Irán, Turquía, Cuba, Birmania o Bielorrusia.

Trump dice, sin embargo, que no le preocupa un posible eje entre Rusia y China. «No estoy en absoluto preocupado… Tenemos, con diferencia, las fuerzas armadas más fuertes del mundo y ellos jamás las usarían contra nosotros; créame, sería lo peor que podrían hacer», aseguró.

En su burbuja, Trump sigue pensando que el mundo está a sus pies, que “todo es fantástico” y que ahora la economía de su país está en apogeo, que los precios han bajado, que abunda el empleo y que todo es felicidad para todos menos para los “aliens criminals” inmigrantes.

Sin embargo, reconoce que está «muy decepcionado» por la resistencia del criminal de guerra Putin, en alcanzar un acuerdo de paz sobre Ucrania tras su cumbre en Alaska.

No obstante, no dijo cuáles serían las posibles consecuencias que enfrentaría Rusia, pese a haber fijado recientemente un plazo de dos semanas para lograr un acuerdo de paz que vence a finales de esta semana.

El turco Erdogan reconoció que Rusia y Ucrania «aún no están preparadas» para un paso decisivo hacia la paz en Ucrania.

Putin, por su parte, afirmó que está dispuesto a reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pero “que venga a Moscú”, si donde se desaparece a opositores, se manda a la cárcel hasta a los abogados de líderes políticos y se envía a la muerte a Siberia a dirigentes como Alexei Navalni.

De hecho, Putin puso en duda la legitimidad de Zelenski, lo cual debe ser una luz de alerta para el mandatario ucraniano. “Confiar es bueno, pero no confiar es mejor”, dice la sabiduría popular latinoamericana, o parafraseando la Biblia, se puede advertir: “Maldito el hombre que confía” en hombres como Putin y sus cofrades.

El régimen venezolano está en vilo

No hay que olvidar que la cofradía de los horrores patrocina al régimen venezolano y ya salió a advertir que EEUU no debe atacar a Maduro y sus secuaces.

Para ellos está claro que Trump amenaza y no procede, como cuando en 2017 su administración dijo que “todas las opciones están sobre la mesa”, incluyendo la militar, y dejó al chavismo corrupto y represor seguir reinando y robándose elecciones, lo cual repercutió en el éxodo de ocho millones de venezolanos, la mayoría hacia Estados Unidos.

La administración Trump se ufanó esta semana de haber hundido una lancha con droga procedente de Venezuela y haber matado a 11 narcotraficantes, pero liberar a Venezuela de la oprobiosa dictadura chavista requiere mucho más que eso y una recompensa de $50 millones y amenazas.

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