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Las MYPES sostienen el 70% del empleo nacional

La Fundación para el Desarrollo Integral (FUSAI) realizó un estudio donde destacó la importancia que representan las MYPES, las cuales aportan el 48.8% al Producto Interno Bruto (PIB). También señaló la falta de políticas que ayuden a enfrentar adversidades a dicho sector

Negocios

Las micro y pequeñas empresas (MYPES) son la columna vertebral de la economía salvadoreña, aportando casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) y empleando a más de dos tercios de la población, de acuerdo a un informe de la Fundación para el Desarrollo Integral (FUSAI). 

Pero su crucial papel a menudo se subestima en el debate público, en el diseño de políticas económicas, y en la asignación de recursos estatales y de cooperación, lo que no visibiliza suficiente su importancia, a pesar de que sostienen el 70% del empleo nacional.

La presidenta de la escuela de Empresarios Líderes MYPE de FUSAI, Ana María Herralde, dijo durante la presentación del estudio que hablar de las micro y pequeñas empresas el referirse a “la columna vertebral de nuestra economía”, ya que este sector constituye el sustento de más de dos tercios de las personas en la edad de trabajar en el país. 

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“Mientras El Salvador experimenta uno de sus mejores momentos económicos en décadas, con un crecimiento del PIB que duplica el promedio histórico, las microempresas y las pequeñas empresas, que son el 70% del empleo, podrían estar quedando rezagadas de este dinamismo”, dijo.

Al sumar la contribución de las MYPES formales y las MYPES informales se obtiene que, en conjunto, estas aportaron en promedio el 48.8% del PIB del país durante el período 2020-2023, una proporción que equivale, incluso, al doble del ingreso proveniente de remesas familiares.

El PIB es un indicador económico que mide el valor total de los bienes y servicios finales producidos en un país durante un período específico, calculado generalmente un año.

Se usa para evaluar la salud económica de una nación, comparar el desempeño económico entre países y planificar políticas públicas; debido a que refleja el tamaño y el dinamismo de su economía.

Las MYPES salvadoreñas representan más del 99% del parque empresarial, están presentes en todo el territorio, emplean a más de dos tercios de la población y, en su mayoría, son lideradas por mujeres.

Estas usualmente suelen ser conocidas únicamente como generadoras de empleo de subsistencia, como refugio frente al desempleo o como mecanismos de arraigo ante la migración.

Y aunque se reconoce su función social, se omite una dimensión esencial: su peso directo en la producción nacional, expuso el estudio denominado “El estado de la MYPE 2025: La otra cara de la economía”, que elaboró FUSAI, con apoyo de la Unión Europea.

Sólo las MYPES informales aportaron en promedio el 42.9% del PIB entre 2016 y 2023, aunque su participación se redujo progresivamente después de la pandemia del Covid-19 hasta llegar a 36.3% en el último año de la serie.

Herralde destacó cuatro hallazgos “cruciales” que evidencian dicha situación; entre ellos lo que consideró un motor económico subestimado a pesar de aportar, formales e informales, un promedio de 48.8% del PIB entre 2020 y 2023 y el freno “asfixiante” de la usura, ya que ocho de cada diez empresas recurren a prestamistas informales, enfrentando una tasa de interés promedio anual de 1,869%, lo que limita drásticamente su capacidad de inversión y crecimiento. 

“Urge una inclusión financiera que combata la usura y permita la ampliación de la oferta crediticia al sector en términos más competitivos”, dijo Herralde.

Además de la digitalización desigual, ya que a pesar que ocho de cada diez MYPES utilizan WhatsApp como herramienta comercial, dos de cada tres empresarios siguen operando únicamente con efectivo, generando un un déficit de adopción que limita su productividad

El cuarto hallazgo está relacionado a la carga invisible del cuidado, porque seis de cada diez empresarios dedican un promedio de cuatro horas diarias a tareas de cuidado no remunerado.

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Esa doble jornada es especialmente dura para las mujeres y les resta tiempo valioso en la gestión de sus negocios, advirtió Herralde.

 Las MYPES formales e informales aportaron, en promedio, el 48.8% del PIB del país durante el período 2020-2023, de acuerdo a FUSAI. Foto EDH/Archivo

El Capítulo Uno denominado “Contribución de las MYPES formales al PIB”, del referido estudio, explicó que la reducción al 36.3% del PIB evidenció la vulnerabilidad del sector ante crisis sanitarias y económicas, así como sus dificultades para trasladar costos en contextos inflacionarios.

El estudio también señaló la heterogeneidad de las MYPES, es decir, microempresas de subsistencia que apenas logran cubrir sus necesidades básicas hasta pequeñas empresas con mayor capacidad de acumulación e inserción en cadenas de valor; lo que revela la paradoja de un sector que sostiene a la mayoría de las familias salvadoreñas, pero enfrenta enormes obstáculos para crecer y consolidarse.

“Es esencial ampliar el horizonte digital de los empresarios, migrando de las redes sociales a herramientas reales de gestión y productividad; debemos visibilizar y abordar la carga de cuidado con políticas que liberen tiempo productivo y abran paso al sector privado, para que a través de modelos innovadores atiendan las necesidades de este mercado emergente”

Ana María Herralde
FUSAI 

¿Cómo se clasifican?

Para el establecimiento de su importancia en el PIB, las MYPES fueron clasificadas  según su tamaño en el estudio que se realizó el año pasado.

Entre ellas están: microempresas de subsistencia, con ventas de hasta 1,500 dólares mensuales. Le siguen las de acumulación simple, con ventas entre 1,501 y 3,000 dólares; luego están las de acumulación ampliada, con un rango de entre 3,001 y 6,000 dólares; las de expansión, con ventas que oscilan entre 6,001 y 15,000 dólares; y las pequeñas empresas, cuyo nivel de ventas se ubica entre 15,001 y 150,000 dólares al mes.

FUSAI consignó que el Observatorio MYPE elaboró en octubre del año pasado una radiografía de las 890,181 unidades económicas registradas en el país para el 2023. 

“Los resultados son contundentes”, dijo, ya que 854,914, equivalentes al 96% del total, correspondían a MYPES informales; 31,666 empresas (3.6%) eran MYPES formales; 2,647 (0.3%) se clasificaron como medianas empresas; y únicamente 954 (0.1%) como grandes empresas. 

“En conjunto, las MYPES sumaban 886,580 unidades, lo que representa el 99.6% del parque empresarial salvadoreño”, señaló el estudio.

$3 mil millones

venden las tiendas de barrio cada año en el país, de acuerdo a datos de CONAMYPE

Otra parte del estudio estableció que, según las estimaciones del Banco Central de Reserva (BCR), el PIB de El Salvador a precios corrientes alcanzó los 24,921 millones de dólares en 2020; 29,043 millones en 2021; 32,870 millones en 2022; y 33,854 millones en 2023.

“Al relacionar la producción agregada de las MYPES formales con el PIB se observa que su contribución promedio en el período fue del 8.2%. Esta participación pasó de 7.8% en 2020 a 10.5% en 2021, para luego descender a 8.0% en 2022 y situarse en 6.7% en 2023”. agregó.

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Explicó que el declive en la contribución de las MYPES formales al PIB en los últimos años se explica por factores externos, como la pandemia del covid-19, la inflación, desalojos en centros históricos y la reclasificación de algunas pequeñas empresas hacia el estrato de medianas. 

Lo anterior pone en evidencia la vulnerabilidad del sector ante crisis y la necesidad de un entorno institucional más favorable, señaló el informe.

Mientras que el presidente de la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE), Paul Steiner, señaló durante la presentación del estudio que el 95% de todas las empresas en el país, formales e informales, facturan menos de 2,400 dólares al mes, reconociendo que no es sostenible para la gran mayoría de la micro y pequeña empresa.

El 70% de estas son lideradas por mujeres.

El 61.7% del empresariado MIPES realiza tareas domésticas y el 32% realiza tareas de economía del cuidado.

Al segregar por género, en el caso de las tareas domésticas, para las mujeres el promedio se eleva al 68% y en los hombres es del 37%. Mientras que para las tareas de cuidado, para las mujeres es del 50%, y solamente el 23% de los hombres realiza tareas de cuidado.

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