La joven llegó a Budapest a estudiar una maestría en Ciencias Políticas. Aun con la barrera cultural, señala, que la curiosidad de los húngaros y personas de otras nacionalidades por conocer de El Salvador le abre un espacio de pertenencia.
La joven llegó a Budapest a estudiar una maestría en Ciencias Políticas. Aun con la barrera cultural, señala, que la curiosidad de los húngaros y personas de otras nacionalidades por conocer de El Salvador le abre un espacio de pertenencia.
“Los que nadie sabe nunca de dónde son”, es el verso del poema de Roque Daltón que mejor ilustra la historia de los salvadoreños que han tenido que alejarse de su tierra, como es el caso de Alessandra Calderón, quien ahora vive en Budapest, capital de Hungría.
La joven llegó hasta el país europeo para cursar una maestría en la Universidad Católica Pázmány Péter gracias a la prestigiosa beca Stipendium Hungaricum.
Aunque apenas lleva unas semanas, las diferencias culturales han significado un verdadero reto diario para ella, no obstante ser extranjera en un país con culturas tan diversas le ha permitido también ser una digna embajadora de su patria.
Desde el 1 de septiembre se ha instalado en la universidad para iniciar sus estudios en Ciencias Políticas. Vietnam, Japón, China y Ucrania son algunos de los países de donde provienen las personas con las que convive, quienes en su mayoría desconocen sobre El Salvador.
“Me preguntan dónde queda, por nuestra comida, el idioma, la moneda. Muchos confunden a El Salvador con Ecuador, no sé por qué. Cuando les hablo de que estamos en Centroamérica, asocian más a México con nuestra región. Yo trato de explicarles dónde queda mi país y mostrarles un poco de nuestra identidad”, afirma.
Hungría es un país donde las calles se recorren en tranvía, metro o autobús y donde el ritmo de la vida empieza más tarde que en El Salvador, explica.
Destaca como los principales desafíos de quienes están fuera de su tierra es el idioma y la comunicación, además de las diferencias en las costumbres y la distancia de la familia.
“A pesar de que los húngaros son muy apegados a sus costumbres, el inglés es un idioma que todos hablan, yo por ejemplo, me comunico en inglés, aunque mantienen hablar en su idioma, a veces yo les hablo en inglés y ellos contestan en hungaro», relata, una situación que la ha llevado a esforzarse para aprender este nuevo idioma.
El contraste es evidente, apunta: mientras en El Salvador el día inicia temprano, en Budapest los comercios abren después de las nueve de la mañana y la vida nocturna se prolonga con fuerza.
Alessandra reconoce que adaptarse a los horarios y a la rutina europea no ha sido sencillo. Sin embargo, encuentra alivio en la compañía de otros estudiantes extranjeros, algunos latinoamericanos con quienes comparte el español y con quienes se apoyan mutuamente en procesos o trámites que deben realizar.
Aun con la barrera cultural, la curiosidad de sus compañeros por conocer de El Salvador le abre un espacio de pertenencia al poder dar referencia de su nación.
Aunque la distancia le provoca gran nostalgia, sobre todo por su familia, la joven sabe que este viaje representa más que una oportunidad académica, para ella significa también la oportunidad de representar a su país en tierra extranjera.
“Traigo conmigo mis raíces, mis tradiciones y mi historia. Mi propósito es representarlas con orgullo y contribuir al desarrollo de mi país desde esta experiencia internacional”, asegura.
Entre el entusiasmo y la nostalgia, Alessandra encara el desafío de dos años de estudios en Hungría, convencida de que el aprendizaje académico y humano dejará una marca imborrable en su vida.
En 2024, Alessandra se graduó de la Universidad de El Salvador (UES) de la carrera de Relaciones Exteriores, donde desarrolló importantes proyectos académicos que ahora contribuyen al desarrollo educativo de nuevas generaciones.
“Me preguntan por nuestra comida, el idioma, la moneda. Muchos confunden a El Salvador con Ecuador, no sé por qué. Cuando les hablo de que estamos en Centroamérica, asocian más a México con nuestra región”
Alessandra Calderon
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