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Ricardo Poma: Pasión por la educación

Con una ilusión de niño con juguete nuevo, Ricardo Poma estuvo pendiente hasta del último detalle de cómo se desarrollaría el acto de inauguración de la ESEN.

Ricardo Poma fue un salvadoreño con un amor profundo a su Patria y a sus semejantes, dotado de una inteligencia brillante y un sentido de misión:  compartir con quienes más lo necesitaran, los muchos talentos con que Dios le había dotado en los diferentes ambientes en que desarrolló su actividad familiar, empresarial y de beneficio social. Continuó con la tradición de su familia de fundar instituciones, aquí y en el extranjero, para apoyar el sistema de salud, pero sin haber logrado concretar la manera de dar un fuerte empuje a la educación de los salvadoreños.

Se cuenta que, casi al final del conflicto armado, un grupo de empresarios japoneses visitando El Salvador preguntó a importantes pares salvadoreños “¿qué medidas se están tomando para la formación de líderes empresariales que serán necesarios para iniciar la era de reconstrucción y desarrollo del país?”. Y así comenzó a madurar la semilla que se convertiría en un enorme árbol y de la que Ricardo Poma fue abanderado. La necesidad urgente de crear una escuela de negocios, que pudiera competir con las mejores instituciones del mundo, para formar a los jóvenes salvadoreños que serían los líderes del futuro.

Contactos con amigos empresarios dispuestos a aportar el capital semilla, contactos con  economistas y catedráticos de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica de Chile, con universidades de México y Estados Unidos para concretar apoyos, elaboración de programas y búsqueda del personal salvadoreño que trabajaría en ese proyecto que se llamaría Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) de nivel universitario, que comenzaría con una sola carrera: la Licenciatura en Economía y Negocios. 

Esa búsqueda comenzó bajo la dirección de Pedro Arriagada, un economista chileno que había trabajado desde algunos años en El Salvador, y con vasta experiencia en el ambiente académico. Tuve la suerte, en una plática informal con Pedro sobre la futura ESEN, y la necesidad imperiosa de que en una carrera de economía y negocios, hubiera un fuerte componente de humanidades: historia de las ideas de occidente, análisis literario y ética que serían vitales en la formación de los futuros líderes.  Confieso que me pareció algo tan lógico, que de inmediato me enamoré del proyecto,  y acepté feliz la oportunidad de ser parte de la ESEN en el área humanística.

Así, a mediados de 1993, me invitó Ricardo Poma a su oficina para platicar del asunto, y confieso que muy pronto me di cuenta de que ambos compartíamos esa pasión por la educación y la certeza de que era la única manera de que nuestro país saliera del subdesarrollo. Pronto aprecié su personalidad carismática, su amplia cultura en varios ámbitos, su férrea determinación por sacar adelante este sueño, todo dentro de una profunda sencillez y simpatía que hizo que ese encuentro se prolongara más tiempo de lo esperado. Más tarde, al tratarle más y comprender todas las responsabilidades que tenía a cargo de las diferentes empresas del grupo Poma, me di cuenta que ese largo tiempo compartido hablando de educación, valía su peso en oro.

Comencé con enorme entusiasmo a trabajar como Directora de Estudiantes de la ESEN, en la sala de juntas de las oficinas Poma cerca del Salvador del Mundo. Se inició la campaña de visitas a colegios e instituciones públicas, primero en la capital y luego en cada uno de los 14 departamentos que visité, para entusiasmar a los alumnos de los institutos nacionales a que al terminar el bachillerato se inscribieran en la ESEN.  Y aunque por pedido expreso del Rector, mi prioridad debían ser los institutos nacionales en las ciudades del interior del país, no contaba con las serias dificultades que enfrentaría para que los directores me permitieran hablar con los alumnos.  Después de citas canceladas, me decían que allí no había material  humano para venir a estudiar a San Salvador, que por su pobreza, su meta debía ser buscar cualquier trabajo en su pueblo para ayudar a la familia.  Mil veces repetí la frase de que “el que nació pobre, no tenía por qué morir pobre”.

Comenzaron a llegar solicitudes para realizar el examen de admisión, lo que fue una tarea titánica, ya que tuvimos como modelo los exámenes de la Universidad Católica de Chile que debíamos tropicalizar tanto en Matemáticas como en Letras. Una tarea artesanal para redactar e imprimir los exámenes, en la que varios importantes empresarios salvadoreños tuvieron la gentileza de involucrarse directamente, misma que Ricardo seguía con verdadero interés pues se llevaba a cabo en sus propias oficinas.  Y logramos más de 100 aspirantes que se examinaron en el local de Empresarios Juveniles, en pupitres alquilados y supervisados por varios importantes profesionales voluntarios, que ya estaban atrapados por ese sueño faraónico y que luego se ofrecieron a corregir, a mano, los exámenes realizados.

¿Y las instalaciones de ese ambicioso proyecto que debía iniciar en enero de 1994? Las construiría Roble, en un terreno en La Cima, que en ese tiempo era verdaderamente una montaña cuajada de pinos, con unas pocas casas.  Ante la lógica pregunta de ¿Dónde comenzará la universidad? Lo único que había era un diseño de los futuros edificios, y que con profunda fe, asegurábamos que estarían terminados en enero.  Comenzamos las entrevistas en el jardín de Poma Hermanos, bajo el palo de mango, como recuerdan todavía algunos de los entrevistados.  Explicarles el nuevo sistema: carrera única, a tiempo completo, con 5 materias obligatorias y con posibilidades de conseguir un financiamiento bancario, cuyo porcentaje variaría según las necesidades reflejadas en un estudio socio económico, pero que debía de ser pagado, con un período de gracia de 3 años, contados a partir de la fecha de la graduación. 

Con una ilusión de niño con juguete nuevo, Ricardo Poma estuvo pendiente hasta del último detalle de cómo se desarrollaría el acto académico de inauguración de la ESEN, ya en su campus.  Lista de invitados locales, los miembros del recién nombrado Consejo Académico Asesor de universidades de Chile, México y Estados Unidos, miembros del Consejo Directivo constituido por ejecutivos de las principales empresas fundadoras y miembros importantes del empresariado y del gobierno, incluido el Presidente de la República. Se organizó con todo detalle, y cuidando especialmente la puntualidad, virtud importante que dirigiría todas las actividades de la ESEN.  Pero lamentablemente, para ese mismo día se programó un partido de fútbol El Salvador/Honduras en el Estadio Cuscatlán, que generó un caos de tráfico que obligó a retrasar el acto. 

¡Cuánto más se podría decir de esos 12 años felices en que fui parte de la ESEN! Con qué ilusión se organizó la primera graduación que, por deseo del Rector, tendría que marcar una diferencia a lo a acostumbrado en nuestro medio:  Debía ser una ceremonias de carácter eminentemente académico, como se acostumbra en las principales universidades de Europa y Estados Unidos.  No solo los 50 alumnos graduados debían llevar toga y birrete.  También el claustro de profesores, portando  los colores correspondientes a su disciplina, los integrantes del Consejo Directivo y del Consejo Académico Asesor, luciendo las togas y los colores correspondientes a sus respectivas universidades. Verdaderamente fue una ceremonia solemne y sobria en que  la procesión académica ingresó a los acordes del “Gaudeamus Igitur” el himno internacional universitario.

Y siguieron los años y los cambios, con nuevas instalaciones, nuevas carreras y un número cada vez más creciente de graduados, que hicieron realidad el sueño de Ricardo Poma: “oportunidad para todos y excelencia académica” y transformó la vida de cientos de jóvenes que nacidos en la pobreza en caseríos alejados de las ciudades, se convirtieron en ejecutivos trabajando en importantes empresas locales y extranjeras, y en organismos internacionales.  Enorme alegría saber que hay ya más de 2,000 alumnos cuya vida ha cambiado totalmente, y que me llena el corazón de felicidad cuando me saludan, me cuentan de sus trabajos y me presentan a su familia,  con el mismo cariño con que los conocí hace tantos años. 

Al cumplirse los 30 años de la fundación de la ESEN en diciembre de 2023, hubo un acto simbólico y muy emotivo, en que la familia Poma donaba a la ESEN, en su nuevo campus, varias manzanas de terreno para extender las instalaciones, y cada uno de los fundadores, directores de la primera tanda y profesores sembramos 30 árboles de maquilishuat que al florecer serán un eterno recuerdo de este día memorable.  Porque para entonces, ya el Rector estaba enfermo, y luego de varios videos de momentos entrañables en la historia de la ESEN, quiso Ricardo improvisar una plática familiar, recordando situaciones inolvidables que para cada uno de nosotros tenía un significado especial, por su vinculación con él y como parte de esta realidad que había superado todos los sueños.

Con la pena que todos hemos sentido con su partida, queda la certeza de que este salvadoreño ejemplar ya fue recibido por el Señor con la fórmula de bienvenida: “Siervo bueno y fiel, porque has sido fiel en lo poco, te daré lo mucho: entrar en el gozo de tu Señor”. 

Teresa Guevara de López / Maestra

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