Los encargados deben prever estas emergencias y tener técnicos y partidas especiales de fondos para las reparaciones.
Los encargados deben prever estas emergencias y tener técnicos y partidas especiales de fondos para las reparaciones.
NOTA DEL DÍA
Al romperse una tubería de 48 pulgadas del Sistema Zona Norte y prolongarse su reparación, lo más fácil para el gobierno fue despedir de inmediato al presidente de ANDA y nombrar en su lugar a un director de planificación que en el pasado ha desempeñado otros cargos técnicos en la institución.
Se dice que el funcionario saliente sólo estuvo un año en el puesto y era el tercero o cuarto en desempeñarlo desde la crisis del 2019, cuando se suministró agua contaminada a la capital y el encargado entonces fue a hacer un pobre papel al ser interpelado por la Asamblea.
El corte del suministro en esta ocasión golpeó a colonias y comunidades de gran parte del Área Metropolitana de San Salvador y algunas zonas de La Libertad, cuyos habitantes salieron a hacer largas colas para abastecerse de agua en camiones cisterna de ANDA o con militares que reparten agua en botellas. Hasta los ministros de Educación y Obras Públicas se han involucrado en la emergencia.
La suspensión del servicio tomó al menos cinco días, mientras, irónicamente, en el país caen aguaceros a diario. No fue hasta el domingo cuando ANDA informó que había finalizado la reparación de la tubería dañada y que entre el domingo y lunes el agua comenzaría a llegar a los hogares.
Los buenos servicios de agua tienen un costo: hay que llevarla de embalses hasta las plantas de tratamiento, donde se purifica, generalmente poniéndole cloro, y de allí se bombea a la red de tuberías, de donde salen a los usuarios, incluyendo pilas públicas.
Cada usuario está en la obligación de usar con prudencia el agua que recibe, lo que incluye regar jardines y lavar vehículos con el agua que sale de las duchas y los lavamanos. Muchos hacen llegar esas aguas residuales a los jardines con tuberías que tienen pequeños agujeros.
Hay muchos usuarios que recogen agua en cisternas para disponer de ellas cuando el servicio se corta. Cisternas y embalses para almacenar el agua que el buen Dios nos manda cada invierno, un tesoro que los países en zonas desérticas NO tienen, es esencial, pero por más que eso se plantea, se señala y se pide, no encaja en las prioridades del gobierno, como mucho de lo que requiere la nación.
Los encargados deben prever estas emergencias y tener técnicos y partidas especiales de fondos para las reparaciones, pero lo “prioritario» es sustraer los fondos de retiro de los trabajadores y cuidar que nadie escape de las ergástulas del régimen.
Por todas las señales, abastecer de agua a la población simplemente no les interesa….
Bien podría alentarse o subsidiar a las comunidades a crear embalses y sembrar ranas comestibles para limpiar el aire de zancudos y larvas, pero o la pereza, o la falta de imaginación bloquean esas soluciones.
Simplemente rendir buenos servicios públicos no interesa al gobierno mientras la «Asamblea» apruebe más y más y más préstamos que luego desaparecen en el gran agujero negro de la Casona.
Toca a los ciudadanos, a las familias, recoger el agua lluvia en barriles, cisternas, pilas… lo que se tenga a mano y purificarla, hirviéndola o agregando unas gotitas de abate para contar con agua tanto en los meses lluviosos como en los meses secos, lo que tanto las comunidades pueden lograr uniéndose como un grupo de vecinos que se coordinen entre sí con el mismo propósito.
Como en Francia con el Rey Sol, aquí alguien dice «EL ESTADO SOY YO»
Ya hemos contado cómo un rey de Ceylán, actual Sri Lanka, hace más de ochocientos años dispuso hacer pequeños lagos y lagunetas en todo el territorio, un gesto que sigue beneficiando a los pobladores de ese hermoso y verde país, una isla, «por los siglos de los siglos…»
Entre otras maravillas en Colombo, la capital de Ceylán, hay un enorme parque donde se recogen y se venden especies vegetales de toda Asia…
Pero en nuestro suelo nada de eso sucede. Hay más interés en machacar a los presos políticos, en montar farsas penales, en acusar y condenar partiendo de cargos imaginarios, que en brindar buenos servicios a la gente, a los contribuyentes que nada reciben a cambio de sus aportes a «el Estado», olvidando que aquí, como en tiempos de Luis XIV el «Rey Sol» de Francia, alguien dice «el Estado soy YO…» y, como el Profe en su tiempo, quiere cambiar realidades por decreto o simplemente ignorarlas…
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