Ahora que se plantean reformas al plan educativo, tomar en cuenta los motivos por los cuales se enseñaban tales materias es muy válido
Ahora que se plantean reformas al plan educativo, tomar en cuenta los motivos por los cuales se enseñaban tales materias es muy válido
Un asesor italiano, que nunca debió haber puesto sus pies en nuestro país, vino a literalmente imponer sus ideas cuando Walter Beneke (QDDG) fungió como ministro de Educación y lanzó su reforma educativa en 1968.
La peor de sus «asesorías» fue haber puesto como una sola materia, «sociales», lo que antes era historia, moral, cívica, urbanidad e higiene.
Desde entonces vino una decadencia en convivencia, modales, trato humano, al punto que hasta en los programas mañaneros de radio y en las redes sociales se promueven antivalores, misoginia, soberbia, prepotencia, con aquello de que «salvadoreño que se enorgullece de serlo» es o hace un grosería, obscenidad o hasta suciedades fisiológicas. De ahí que las calles se conviertan en junglas sin ley, sin respeto, sin humanidad, donde la violencia verbal o física están a la orden del día en el que antes era considerado «El País de la Sonrisa».
Ahora que se discute hacer reformas al plan educativo, tomar en cuenta los motivos por los cuales hasta aquella ínfausta fecha se enseñaban tales materias es muy válido, importante, por las razones siguientes:
–la enseñanza de la Moral guiaba a los niños, que luego se convertían en adultos, a ser respetuosos con las personas que trataban, a convivir con otros en una ciudad, un vecindario y con sus mismos familiares;
–la moral es un permanente recordatorio de que lo bueno no es únicamente lo que «me conviene» sino lo que conviene a todos;
–la Cívica no solo ilustraba la forma como los gobiernos operan, sino cuál es la finalidad de todo Estado, consistente en procurar el bien común, cuidar la honestidad en el manejo de los llamados «fondos públicos» que no es otra cosa que los impuestos que la mayoría tiene que pagar, debe destinarse al orden y servicios públicos, al mantenimiento de vías, edificios y el suministro de bienes esenciales para la población como agua y vigilancia, las relaciones entre comunidades y con países vecinos, con el mundo por así decirlo, ya que nos beneficiamos grandemente de tecnologías, adelandos médicos e intercambio de saberes culturales.
No vivimos aislados sino en un mundo en constante evolución.
Vigilar el uso de bienes públicos es mantenerse muy atentos a que los «fondos públicos», los impuestos que se pagan al igual que propiedades y tierras agrícolas, puertos, etcétera, no se conviertan en patrimonio de unos cuantos, que se embolsen, que sean saqueados.
El desarrollo de los programas antes de dicha reforma iba aparejado a las reglas de la lógica, a la sensatez o «sentido común» que no solo debe regular nuestras vidas y lo que sucede en nuestro suelo como el suelo de todos, sino que rige el mundo físico, lo que mueve el sistema solar, las estrellas y constelaciones.
Desde usar piedras como defensa a ordenadores… el saber avanza imparable
Los preceptos de la lógica fueron establecidos por los pensadores griegos hace más de dos mil quinientos años, pero la pasmosa exactitud con que fueron construidas y alineadas las pirámides comprueba que ese saber venía desde que los hombres aparecieron sobre la Tierra, lo que llevó a que al primer ejemplar de «hombre» que caminaba y utilizaba piedras para defenderse, tuviera la ocurrencia de amarrarla a un palo y crear la primera hacha de defensa y como instrumento.
Es famoso el silogismo clásico de los griegos: todo hombre es mortal. Sócrates es hombre; por tanto, es mortal…
Entre tallar piedras para defensa y sujetarlas con un palo transcurrió un millón de años pero ese paso motivo nuevas innovaciónes como pintar sobre paredes y cielos en sus cuevas.
Se cuenta que un padre en el norte de España llevó a su hijo a caminar por las cuevas de Altamira y fue el niño quien descubrió que el cielo de la cueva estaba pintado…
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