A los 30 te das cuenta de que ya no eres un “adulto chiquito” como lo eras a los 20. Cada día le vas entendiendo más a los impuestos y menos a lo que está en tendencia, pero sigue sin sentirte lo suficientemente grande como para ser un “adulto”.
A los 30 te das cuenta de que ya no eres un “adulto chiquito” como lo eras a los 20. Cada día le vas entendiendo más a los impuestos y menos a lo que está en tendencia, pero sigue sin sentirte lo suficientemente grande como para ser un “adulto”.
Dicen que los 30 son los nuevos 20. ¡Mentira! Son más bien una especie de reality show existencial en streaming continuo, donde los episodios incluyen ansiedad, café caro y una ligera sensación de que tu vida se está quedando atrás mientras otros cumplen metas de catálogo.
Tener 30 en el año 2025 es como jugar un videojuego de supervivencia sin tutorial y en modo supervivencia: todo cambia rápido, fallas constantemente y los logros de tus amigos parecen ser skins imposibles de desbloquear. La expectativa social de tener casa propia, matrimonio o hijos sigue ahí, pero ahora se mezcla con la presión digital: reels de bodas perfectas, Posts de bebés felices, y publicaciones de LinkedIn donde tus colegas celebran su promoción… mientras tanto tú sobrevives con una planta medio viva, un té porque el café ya te cae mal y la esperanza de que los ejercicios de la app de meditación finalmente funcionen.
En lo laboral, la crisis de los 30 se siente como un boss fight constante. La inteligencia artificial ha reemplazado tareas que antes aseguraban estabilidad, y la reinvención profesional no es una opción, es un requisito. Freelancer, nómada digital, creador de contenido: todas son combinaciones válidas mientras aprendes a sobrevivir a Zoom, Meets y notificaciones a medianoche. La “independencia financiera” es un concepto más aspiracional que realista, y la jubilación… bueno, mejor hablamos de eso otro día.
Las redes sociales, por su parte, son un campo minado emocional. Mientras tus amigos muestran sus viajes familiares a Disney, tú compartes memes de gatos escribiendo “soy” porque te identificaste. Las comparaciones son inevitables: tu feed se convierte en un recordatorio constante de que, aparentemente, no estás “cumpliendo con la adultez”. Y sí, la presión social nunca ha sido tan digital y visual: los “likes” se sienten como medallas de supervivencia, y los comentarios pasivo-agresivos de familiares son las trampas invisibles del juego.
A los 30 te das cuenta de que ya no eres un “adulto chiquito” como lo eras a los 20. Cada día le vas entendiendo más a los impuestos y menos a lo que está en tendencia, pero sigue sin sentirte lo suficientemente grande como para ser un “adulto”.
La economía tampoco ayuda. Alquileres que parecen escritos en jeroglíficos, cafés que cuestan más que un libro y suscripciones a apps que ni recuerdas haber instalado. Ahorrar se convierte en un mini logro del día, celebrar el pago de la renta es un pequeño triunfo y sobrevivir a la semana con internet estable es motivo de festejo. Finalmente entiendes la frase “hay comida en la casa”, aunque esa “casa” no sea tu casa porque se te ha hecho imposible independizarte. El capitalismo del 2025 exige creatividad y multitasking: estudiar, trabajar, ejercitarte, emprender y mantener salud mental mientras te entretienes con reels de cocina que nunca intentarás.
Pero los 30 también tienen su lado luminoso. La crisis es también oportunidad de reinvención. Puedes cuestionar lo que la sociedad dicta como obligatorio. Puedes aprender a cocinar sin quemar la cocina, practicar un nuevo deporte que siempre quisiste intentar, emprender, estudiar, viajar o simplemente decidir que tu prioridad eres tú mismo. La adultez en 2025 exige adaptabilidad, resiliencia y, sobre todo, humor para sobrevivir a cada actualización del algoritmo de la vida.
Y aquí entra el ingrediente secreto: el sentido del humor. Los memes, los reels de “expectativa vs. realidad” y los hilos de X sobre fracaso laboral se convierten en aliados terapéuticos. Si tu planta sigue viva, si pagaste el recibo de luz y tu cuenta bancaria no explotó, ya estás ganando. La risa se vuelve una herramienta de supervivencia y, aceptar que no tienes todo bajo control, se transforma en liberación.
En conclusión, la crisis de los 30 en 2025 es una combinación de presión, incertidumbre y ansiedad con oportunidades, reinvención y autoconocimiento. Cada caída trae aprendizaje; cada meme existencial, un recordatorio de que la adultez no es cumplir expectativas ajenas, sino construir tu propio camino. Sobrevivir una semana más no es solo un logro: es una victoria épica. Y si además logras reírte de todo, habrás alcanzado el verdadero endgame de los 30: vivir con humor, autenticidad y resiliencia en un mundo que cambia demasiado rápido.
Miss Universo El Salvador 2021 y consultora política
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