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De las vueltas del destino a la fuerza de voluntad: Juan, el carpintero que recupera su vida tras un accidente

La caída de un árbol lo dejó postrado en una silla de ruedas. La situación no ha sido limitante para desenvolverse haciendo muebles de madera. El incidente ocurrió hace tres años cuando residía en Panamá

Juan Carlos Vázquez Mejía es un ahuachapaneco que pese a su dificultad, no se ha dado por vencido y se dedica a la carpintería. Foto EDH/Cristian Díaz

Estar en una silla de ruedas no es impedimento para desenvolverse. Lo dijo, con propiedad, Juan Carlos Vázquez Mejía, quien desde hace tres años está postrado en una de ellas luego que el 8 de agosto de 2022 se cayó de una altura de cuatro metros, cuando podaba un árbol de mango.

El ahuachapaneco, de 48 años, no tiene movimiento en la mitad de su cuerpo, de la cintura hacia abajo, porque se quebró la columna.

Sin embargo, su condición no ha sido un impedimento para generar ingresos económicos y, con ello, no ser una carga para su familia ya que desde octubre del año pasado se dedica a la carpintería.

El oficio lo aprendió cuando apenas tenía ocho años de edad y lo desarrolló por más de una década antes de migrar hacia Panamá, donde ocurrió el incidente laboral.

“Yo les digo a muchos, a las personas que están así, en esta situación, que no nos demos por vencidos. Que le pidamos a Dios primeramente, porque él es el que nos da la fuerza, la sabiduría”, expresó.

Juan Carlos es una persona con determinación. Siempre se expresa de una forma positiva para no dejarse vencer por su condición a pesar de que nunca ha recibido rehabilitación física y psicológica tras el accidente laboral.

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Aunque reconoció que “hay momentos críticos” en referencia cuando no tiene pedidos en su pequeña carpintería, ubicada en la colonia La Gloria, en el distrito de Ahuachapán, Ahuachapán Centro.

El VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda 2024, realizado por el Banco Central de Reserva (BCR), estableció que en el país hay 281,463 personas de tres años o más que indicaron que tiene alguna dificultad o limitante. Caminar o subir gradas y ver son las dificultades que más reportaron los salvadoreños durante el Censo.

En el departamento de Ahuachapán, donde reside Juan Carlos, hay 11,706 personas que presentan alguna discapacidad.

La mayoría de los salvadoreños que presenta alguna dificultad o limitante es adulto mayor. 

Por ejemplo, en los hombres de 60 años o más, el 52.2% presenta dicha condición. Mientras que las mujeres, en el mismo rango de edad, son el 62.1%.

Juan Carlos Vázquez Mejía es un ahuachapaneco que pese a su dificultad, no se ha dado por vencido y se dedica a la carpintería.
Foto EDH/Cristian Díaz

El incidente

El ahuachapaneco residió por siete años en Panamá, donde se había trasladado para laborar en una compañía dedicada a la carpintería.

Por muchos años viajó a El Salvador para visitar a su familia; pero la pandemia por el coronavirus, en el 2020, lo obligó a cesar dichos viajes por las restricciones entre los países.

No fue el único revés que tuvo ese año. La empresa donde laboraba cerró operaciones como consecuencia de la pandemia.

Al quedarse sin empleo, un amigo lo invitó a trabajar en la instalación de techos y canales para el sistema de drenaje.

En el terreno donde ocurrió el incidente tenía que colocar un canal; sin embargo, había unas ramas del árbol de mango que estaban en el sitio a trabajar.

La propietaria de la casa le pidió que buscara a una persona para podar el árbol; pero Juan Carlos se ofreció a hacerlo para continuar con su trabajo.

El 8 de agosto de 2022 se subió al árbol y lo único que recuerda del incidente es que trató de pasar de una rama a otra cuando se  habría deslizado.

Después ya no recuerda nada pues estuvo en coma durante tres días. Cuando despertó, el médico le comentó sobre la urgencia de la operación debido a que la columna la tenía quebrada.

La altura y caer sobre unas piedras habrían sido los factores para que el salvadoreño se quebrara la columna.

La operación fue realizada ocho días después de la caída. Los médicos le colocaron dos platinas para que ésta quedara fija.

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Durante cuatro meses pasó postrado en una cama, sin lograr levantarse. Cuando lo hacía, se iba de lado al no tener estabilidad.

Sin embargo, el deseo que tenía de recuperarse, hizo que comenzara a hacer fuerzas para levantarse de la cama y lograr estar sentado.

Lo logró a los pocos meses; pero como consecuencia, cree, se le saltaron dos huesos de la columna que ya comienzan a lastimarle.

A pesar de que pagó $5,000 en un hospital privado por la operación, nunca recibió terapias de rehabilitación. 

“Lamentablemente, como le digo, yo me quedé sin recursos económicos”, dijo.

Juan Carlos se dedica con pasión a su oficio, con el que logra ganar dinero para cubrir sus necesidades. Foto EDH/Cristian Díaz

El Salvador

Unos amigos le ayudaron a gestionar apoyo con la Embajada de El Salvador en Panamá y, con el apoyo de una organización no gubernamental, fue trasladado al país el 4 de julio de 2023, casi un año después del incidente.

Llegó a la casa de sus padres, ubicada en el área rural del distrito de Ahuachapán, donde no cuentan con servicios básicos.

Ahí comenzó a elaborar pequeñas mesas, sillas, y bancos, que los comercializaba con conocidos a tres dólares.

“Le dije a mi papá, ‘vamos a ver qué hacemos porque no podemos estar dependiendo de la gente, no todo el tiempo nos van a ayudar. Aunque sea banquitos con palos rollizos voy a comenzar a hacer’”, recordó Juan Carlos, como una de las pláticas que tuvo con su padre, de 76 años.

Amigos gestionaron la donación de un serrucho, escuadra, y un martillo, entre otros implementos básicos para comenzar a desempeñarse como carpintero.

Pero lo que terminó de animarlo para elaborar trabajos más grandes fue la confianza que le dio una persona para hacer closets y unos pantry.

La falta del servicio de energía eléctrica lo motivaron a trasladarse a la colonia La Gloria para instalar su carpintería, donde elabora todo tipo de artículos que le solicitan sus clientes.

“No es un impedimento; yo pensé que a pesar de mi condición, nunca iba a poder hacer algún trabajo o algo así, pero gracias a Dios, ahí voy, poco a poco haciendo las cositas. Cualquiera que me venga a decir, ‘mire, yo necesito que me haga un mueble pero grande’. Yo no le digo, no, se lo hago, no hay problema. Lo único le digo es que para instalarlo arriba, no me comprometo, tengo que buscar a alguien”, contó.

Cristian Díaz
Cristian Díaz