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Concepción sobrevivió a un accidente, pero hoy batalla contra el hambre

El adulto mayor fue atropellado por una motociclista. Desde el accidente no cuenta con ingresos económicos, vive en un rancho improvisado y anhela que alguien le ayude con su condición de salud.

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Concepción Treminio, de 81 años, fue atropellado en julio pasado por una conductora de motocicleta. Cuatro meses después lamenta que ese accidente lo dejó imposibilitado para continuar trabajando la tierra y costear algunos medicamentos para aliviar una bronquitis que padece.

El adulto mayor vive en el caserío Los Castillos, cantón Las Cañas, en el distrito de Santa Rosa de Lima, La Unión Norte, y es conocido popularmente como don “Conce”.

El agricultor dice que sobrevive por “la misericordia de Dios” y el altruismo de algunas personas, como la dueña del “comedor Juana”, que todos los días le da el almuerzo, o su amigo Francisco Flores, quien le ha dado posada en un rancho. “El dueño del terreno me dio un ranchito de lata para posar”, comenta.

Concepción Treminio, vive en un rancho de lámina que le dieron de posada. Foto EDH/Insy Mendoza.

Durante varias décadas Concepción se dedicó al cultivo del maíz. Fue hasta el año pasado que empezó a dejar de hacerlo, para lograr recuperarse de su enfermedad en los bronquios. Recuerda que su ayuda principal fue la de una promotora de salud: “La señorita Argentina, la que anduvo conmigo ayudándome, no me fallaba, todos los días me visitaba y me llevaba las pastillas para lograr recuperarme un poco”.

Concepción recuerda el día que fue atropellado por una mujer que iba en motocicleta, cuando él intentaba cruzar la carretera Ruta Militar, en Santa Rosa de Lima. Sufrió golpes en la cabeza. 

En julio pasado fue atropellado por una motocicleta. Los golpes fueron en la cabeza. Foto EDH/Insy Mendoza.

“Ese día venía para el centro a comprar un quintal de abono con un dinero que me prestó un muchacho, la idea era abonar la milpita que tenía; pero al querer pasar por la carretera me atropelló una muchacha que iba en motocicleta. Lo poco que recuerdo es que me caí al cemento y empecé a sangrar, llegaron la Cruz Roja y me llevaron al hospital”, relata.

La motociclista responsable solo le dio $50 de compensación por los daños.

Tras el accidente, su condición de salud no es estable. Por eso a diario visita una reconocida pastelería de la localidad, porque siente que el aire acondicionado del local le ayuda como una terapia porque tiene muchas dificultades para respirar. 

Una hamaca y la ropa entre sus pocas pertenencias. Foto EDH/Insy Mendoza.

Dice que cuenta con la autorización de la gerente: “Ella ya conoce de mi problema de los bronquios y el estar en un lugar fresco me ayuda bastante. La gerente es una gran persona, le estoy agradecido”, dice el adulto mayor.

Concepción lamenta que desde el accidente ya no pudo continuar cultivando maíz, lo que representaba su única y principal fuente de ingresos.

Concepción, a diario visita una pastelería donde le permiten estar varias horas para que descanse y que el aire acondicionado del local le ayude para su problema de salud. Foto EDH/Insy Mendoza.

Albertina Villareal, nuera del dueño del terreno donde vive Concepción, cuenta que anteriormente llegaron unas personas a hacerle fotografías y videos al rancho porque le querían construir una casa, pero solo eso hicieron y no hubo más resultados.

“Hace muchos años él vivía en una casa de adobe que tenía un hermano, pero lo corrió; y se vino llorando a contarle a mi suegro quien le respondió que no se preocupara que desocupara la galera donde guardaba la comida para el ganado y que ahí se quedará”, recuerda Albertina.

El adulto mayor sobrevive del apoyo de algunas personas altruistas. Foto EDH/Insy Mendoza.

Veterano de guerra 

Concepción Treminio es un veterano de guerra del ejército salvadoreño. Sin embargo, no recibe ningún tipo de ayuda, solo cuenta con el carnet que le dieron de afiliado  de una asociación de veteranos. Sin embargo, el documento tiene algunos datos personales, y un código pendiente de que finalice el proceso.

Todos lo días camina rumbo a un comedor en la ciudad de Santa Rosa de Lima, donde la dueña le regala el almuerzo. Foto EDH/Insy Mendoza.

Lamenta que lo engañaron porque cada vez que buscaba la asistencia de algunas instituciones solo lo dejaban esperando que resolvieran su registro para darle un beneficio económico, pero nunca la recibió.

“Lo único que hace el Gobierno por los adultos mayores es darles un refrigerio, un pan y llevarlos a unas actividades. Pero los ancianos como yo, no estamos para andar en esos paseos”, reflexiona.

«No tengo ayuda ni de un centavo del Gobierno ni de ninguna organización. Estoy batallando con mi problema de salud y en la pobreza, ya no puedo trabajar”, Concepción Treminio.


“Él acaba de pasar por una gravedad, estuvo tirado en la hamaca; la promotora de salud asignada para esta zona fue quien le ayudó muchísimo y todos los días le traía alimentos y estaba pendiente de su recuperación”, Albertina Villareal.

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