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Desafiado por Putin, Trump ordena reanudar los ensayos con armas nucleares

Las declaraciones de Trump responen a los anuncios del presidente Vladimir Putin sobre el desarrollo de nuevas capacidades atómicas rusas.

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Donald Trump ordenó el jueves la reanudación por parte de Estados Unidos de ensayos con armas nucleares, interrumpidos desde hace más de 30 años, tras los anuncios de Vladimir Putin sobre el desarrollo de nuevas capacidades atómicas rusas.

El escueto anuncio del presidente de Estados Unidos pareció una declaración de fuerza unos minutos antes de su reunión en Busan, Corea del Sur, con su homólogo chino, Xi Jinping.

También se inscribe en el marco de un endurecimiento de la postura de Trump hacia el Kremlin, en un momento de estancamiento de los esfuerzos por poner fin a la guerra en Ucrania.

«Debido a los programas de prueba de otros países, he instruido al Departamento de Guerra para que comience a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones», escribió Trump en su plataforma Truth Social.

El magnate republicano reivindicó que Estados Unidos tiene más armas nucleares que cualquier otro país, elogiando sus propios esfuerzos por realizar «una actualización y renovación completas de las armas existentes».

«Rusia está en segundo lugar, y China está muy por detrás, pero estará a la par en cinco años», agregó Trump.

Una afirmación desmentida por las estadísticas del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), referencia en la materia, y según el cual Rusia dispone de 4,309 ojivas nucleares desplegadas o almacenadas, frente a las 3,700 de Estados Unidos y las 600 de China.

Trump no precisó la naturaleza de las pruebas anunciadas, es decir si serán ensayos de cabezas nucleares, cosa que Estados Unidos no hace desde 1992, o sistemas capaces de llevar una carga atómica.

En cualquier caso, Washington es signatario desde 1996 del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, por lo que cualquier prueba de ojivas constituiría una violación flagrante del mismo.

«Si ellos hacen pruebas, imagino que nosotros también debemos hacerlas», declaró a bordo del Air Force One. Preguntado por las fechas y los lugares de las pruebas, se limitó a responder: «Se anunciará. Tenemos los emplazamientos».

China defiende la «no proliferación»

Estas declaraciones responden a una serie de anuncios recientes de Putin, quien se felicitó el domingo por el éxito de la prueba final del misil de crucero Burevestnik, que, según él, tiene «un alcance ilimitado» y es capaz de burlar prácticamente todos los sistemas de defensa.

El mandatario ruso informó el miércoles del éxito de la prueba de un «dron submarino» bautizado Poseidón, y compatible con cargas atómicas. «Ningún otro aparato en el mundo es igual a este en cuanto a velocidad y profundidad» a la que opera, aseguró el líder del Kremlin.

Tras las declaraciones de Trump, Moscú aclaró que se trataba de pruebas de armas capaces de portar una ojiva nuclear, y no de bombas nucleares en sí mismas.

«Con respecto a las pruebas del Poseidón y del Burevestnik, esperamos que el presidente Trump haya sido informado correctamente. Esto no puede considerarse como una prueba nuclear», declaró el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov.

Poco antes, China había instado a Estados Unidos a respetar «seriamente» la prohibición de los ensayos nucleares, y a tomar «medidas concretas para preservar el sistema mundial de desarme y no proliferación nucleares».

Un portavoz del secretario general de la ONU pidió no llevar a cabo ensayos nucleares «bajo ninguna circunstancia». «Deben evitarse todas las acciones» que puedan «conducir a errores de cálculo o a una escalada con consecuencias catastróficas», añadió.

La semana pasada, el presidente estadounidense pospuso indefinidamente una reunión recién anunciada con su homólogo ruso en Budapest.

Trump indicó que no deseaba mantener conversaciones «para nada», antes de imponer nuevas sanciones a los hidrocarburos rusos.

Más allá de estos recientes acontecimientos, la retórica nuclear regresó a la diplomacia mundial desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

La amenaza del arma definitiva es una de las herramientas recurrentes de Moscú, que ordenó tras el inicio de la guerra «poner las fuerzas de disuasión del ejército ruso en estado de alerta especial de combate».

Cuando se le preguntó sobre el riesgo de un descontrol, Trump respondió: «No lo creo. Creo que está bastante bien controlado».

Pero la semana pasada, la OTAN organizó en Países Bajos, excepcionalmente en presencia de periodistas, un ejercicio para poner a prueba su dispositivo en caso de que algún día se tuviera que utilizar el arma.

Estados Unidos y Rusia siguen vinculados en principio por el tratado de desarme Nuevo START, que limita a cada parte a 1.550 ojivas estratégicas ofensivas desplegadas y prevé un mecanismo de verificaciones, interrumpidas desde hace dos años.

El tratado expira en febrero. Moscú propuso prorrogarlo un año, pero sin mencionar una posible reanudación de las inspecciones de los arsenales.

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