Marcó en el Metropolitano, aunque la estadística no lo refleje. El primer tanto de la tanda de penaltis que decidió el último precedente. Tan doloroso para un Atlético de Madrid que supo frenar en el derbi a Kylian Mbappé. Regresa instalado en su mejor versión, convertido en la gran amenaza rojiblanca en un estadio donde desea brillar.

Ha marcado en Anoeta, Balaídos, Butarque, Montilivi, Nuevo Zorrilla, El Sadar, La Cerámica, Olímpico de Montjuic, Ramón Sánchez-Pizjuán, Carlos Tartiere y Ciudad de Valencia. En 11 de los 18 estadios españoles que ha visitado defendiendo al Real Madrid en LaLiga. Y desea añadir al mapa la chincheta del Metropolitano.

Lanzando, instalado en la mejor de sus versiones, con un inicio goleador a la altura de los más grandes de la historia del Real Madrid. Aunque la racha de Kylian en LaLiga ya se inició el pasado curso. Marcó nueve goles en las cinco últimas jornadas. Un aviso de lo que estaba por venir.

Sin apenas tiempo para la pretemporada, tras un Mundial de Clubes que le dejó un amargo sabor de boca por un virus que le apartó los primeros partidos del torneo y le hizo perder tanto peso, que no pudo ser él cuando reapareció en los choques decisivos.

En el nuevo curso ha dado un paso al frente desde el primer día. Goles en todos los encuentros. A Osasuna, dos al Oviedo, a la Real Sociedad y Espanyol, otro doblete al Olympique de Marsella y al Levante. Uno solo sin que subiesen al marcador, ante el Mallorca, en el que le anularon dos. Hasta nueve tantos en siete encuentros para superar el mejor registro goleador del futbolista que fulminó récords vestido de blanco, Cristiano Ronaldo.

Alcanzando 38 dianas en sus 40 primeros partidos en LaLiga para igualar registros de otra época y otro fútbol. Los que lograban Ferenc Puskás y Alfredo Di Stéfano, leyendas eternas del Real Madrid.

Pero nada de eso vale para Mbappé en el derbi. En su cuarto enfrentamiento ante el Atlético de Madrid, el segundo en el Metropolitano donde ahora aterriza convertido en el gran referente, con hambre de dejar su sello en uno de esos días grandes del curso.

No se cruzó con el conjunto rojiblanco en competición europea en su etapa en el Mónaco ni en el PSG. Se perdió por lesión la primera de las oportunidades en feudo colchonero con el Real Madrid y estuvo cerca del éxito en la segunda. De nuevo frenado por la estrategia de Diego Simeone y una red defensiva en la que le costó encontrar espacios ante el sistema de ayudas en su marca.

La única vez que castigó la aparición de espacios, provocó con su velocidad un penalti que no lanzó. Por entonces Carlo Ancelotti dejaba a sus jugadores la decisión del lanzador. Vinícius asumió la responsabilidad y lo chutó a la grada. Ahora, con Xabi Alonso es diferente. Kylian es el primer lanzador y lleva pleno de aciertos con la confianza ciega de su entrenador.

No tardó en marcar en su primer derbi, en el Santiago Bernabéu. Su único gol al Atlético de Madrid pero que no sirvió para evitar el empate final. Estuvo errático en el segundo que disputó en el estadio madridista, su única victoria, el día que más apareció pero le faltó acierto en la definición. Así llega al Metropolitano convertido en gran amenaza como el goleador del momento en el fútbol europeo, junto al veterano Harry Kane, y con el reto de alejar a doce puntos a uno de los rivales que debía competir por el título.