Cuanto más tiempo pasen los menores con su smartphone, su computadora, su tableta o su consola más se afectarán, desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo los intercambios familiares; y del mismo modo, cuanto más se entretengan sus padres y los adultos con que se relacionan con sus gadgets, menos será su disponibilidad para interactuar con los niños y con los adolescentes.





