El arte de hacer esculturas requiere habilidad en las manos, imaginación y paciencia. La transformación de un trozo de material, que alguna vez fue un árbol, puede dar por resultado piezas únicas, con diversas formas y figuras.
Julio César Jaco es un carpintero con gran experiencia, inicialmente trabajó elaborando diversos muebles, desde camas, módulos, pantries, gaveteros, cunas, hasta sillas y mesas; un oficio que conoce desde los 13 años.
Sin embargo, las esculturas llegaron como algo inesperado. Ya que su iniciativa en primer lugar fue fabricar muebles de madera “más lujosos”, con acabados de formas que destacaran y llamaran la atención de sus clientes. Mientras los elaboraba descubrió que esos detalles podían ser figuras independientes y comenzó a crear las esculturas.
Para Jaco el tallado de madera se convirtió en una forma de expresión, no solo artística, sino personal, ya que a través de sus obras ha plasmado historias sobre su vida y la de su familia. Así ha podido crear imponentes piezas de gran formato, que además son muy pesadas, o de igual forma, esculturas medianas.
Entre las figuras que ha elaborado destacan las representaciones humanas, principalmente formas del cuerpo femenino, además de otros elementos de la naturaleza como frutas, árboles o animales como aves, leones, cobras, e incluso réplicas de iglesias.
También elaboró una pieza que tiene un gran valor, ya que representa a su madre y su lucha contra el cáncer de mama. La figura solo tiene un pecho y la cabeza cubierta, es más significativa porque la hizo antes del diagnóstico.
Trabajar con madera permite que el escultor pueda experimentar y explorar diversos diseños. Todo inicia con la elección de la madera, según Jaco es un paso importante porque esto permite diversos acabados y texturas.
Por ejemplo, explica que generalmente elige el bálsamo, una madera dura que cuesta más tallar, pero es más fina y tiene mayor duración comparada con otra, también puede trabajar con cedro, quebracho, conacaste y otras.
La obra empieza marcando el trozo de madera por el centro. En el proceso se ayuda de sus herramientas manuales, como martillos y cinceles, también utiliza resortes. Sin embargo, uno de los elementos indispensables para tallar es la paciencia, ya que puede tardar hasta cinco meses solo en una escultura.
En el caso de las réplicas de las iglesias también utiliza escuadras porque las obras deben tener una escala perfecta, dice que son pequeñas maquetas llenas de detalles y estas piezas tienen mucho valor para el artista, una de ellas es la Iglesia Don Rúa.
Si bien, la complejidad de cada obra exige mucho trabajo, Jaco está orgulloso porque su formación es autodidacta, aunque tomó unas clases en el Teatro de Cámara Roque Dalton, fue la práctica y la constancia lo que le permitió desarrollarse como escultor.
Durante varios años trabajó desde la casa de la cultura de Apopa, llegaba a elaborar sus piezas en dicho espacio, pero cuando cerró, se quedó únicamente elaborándolas desde el taller de su hogar.
Antes de la pandemia, vendía sus obras, pero luego la posibilidad de comercializarlas bajó mucho, algo que lamenta. Sus piezas han formado parte de muestras en el Museo FORMA y el Centro Español.
Actualmente sigue trabajando en la carpintería, elabora mesas en “corte y clavo” y cuando llega la inspiración, hace esculturas. Aunque nunca ha dado clases, le gustaría enseñar a otros el tallado de madera, principalmente a jóvenes, porque piensa que cada año es menos frecuente este tipo de trabajos.