El caso de esta mujer de 39 años podría ser el de cientos de salvadoreñas, quienes deciden denunciar la violencia de sus parejas a pesar de que las instituciones, que tienen el mandato de velar por sus derechos, les ponen más obstáculos.
El caso de esta mujer de 39 años podría ser el de cientos de salvadoreñas, quienes deciden denunciar la violencia de sus parejas a pesar de que las instituciones, que tienen el mandato de velar por sus derechos, les ponen más obstáculos.

Sofía ha enfrentado 11 procesos, tanto en Juzgados de Familia y comunes, desde que decidió finalizar con su matrimonio de 15 años y poner un alto a las agresiones psicológicas, económicas y hasta físicas que sufrió por parte de su expareja.
Ella, de 39 años, pidió no ser identificada con su nombre real, pero relató cómo han sido los últimos cuatro años en los que ha podido vencer una serie de acusaciones, tras sufrir violencia por parte de su expareja.
Describió que no se dio cuenta del momento en el que iniciaron estas agresiones y dice que normalizó las palabras que su exesposo le decía. Narró que tenían una empresa familiar, en la que ella ni siquiera aparecía registrada en ningún documento de comercio.
«Te cuesta manejar el dinero, te voy a ayudar», recuerda que le decía su expareja. Sin darse cuenta le terminó dando todo su dinero, para que él controlara sus gastos, porque creía que así él la ayudaría. Tras su separación, repara que ella ganaba menos dinero del que merecía por todo el trabajo que realizaba.
«Hubo otras cosas que uno piensa que son celos normales, como cuando te dicen ‘no le hables a tal persona’ y así uno se va perdiendo. Pero cuando nació mi niño, ahí fue donde fue más difícil todo», relató.
Existen siete tipos de violencia contra la mujer, entre estos la económica, psicológica, feminicida y sexual, según la Ley Especial Integral Para Una Vida Libre de Violencia Para Las Mujeres (LEIV). La primera es cuando se afecta la supervivencia económica de la mujer y la segunda son aquellas conductas que causan un daño emocional, disminuyen el autoestima, perjudican o perturban el desarrollo de la mujer.
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Sofía tuvo a su hijo a finales de 2020. A las tres semanas de dar a luz empezó a trabajar nuevamente y a los dos meses regresó a la empresa. Dice que fue recibida por su exesposo y empleados con comentarios como que «estaba de pantalla en la empresa».
Con el paso del tiempo Sofía se enteró de que su pareja tenía otra relación y él la amenazó con sacarla de la casa. «Poco a poco fueron palabras más hirientes y yo pensaba que todo iba a cambiar. Pero no, hubo un momento que yo decidí denunciarlo y fue porque me dijo que me iba a quitar a mi niño», mencionó.
Es aquí donde empezó su calvario. Fue ella quien pidió el divorcio. Al interponer la denuncia por las agresiones ante la Policía, una agente le preguntó si había recibido violencia física, y ella preguntó que si el hecho de ser sujetada por los brazos y ser agitada podría ser considerado como violencia, y la agente le respondió que sí.
Sin embargo, Sofía decidió omitir ese detalle en la denuncia porque no quería que su expareja fuera detenido. Las agresiones continuaron en el lugar de trabajo. Luego ella pidió acompañamiento a la Procuraduría General de la República (PGR) y una trabajadora social llegó al lugar.
«Revisó las condiciones y me dijo: ‘usted se tiene que ir, hay mucha violencia, hay mucho hostigamiento de él para con usted'», relató.
Unas semanas después, su expareja y la familia de este la denunciaron ante varios juzgados y ante Fiscalía, pero ninguno de estos casos prosperó porque siempre fue absuelta. La acusaron, entre otras cosas, de llevarse una computadora.

«Él pidió que no quería un proceso en la Procuraduría sino que en un juzgado se estableciera toda esa situación de las cuotas alimenticias. Solo la depositó cinco meses, después ya no. Fui a la Procuraduría, lo citaron en dos ocasiones y no fue», contó.
Luego decidió seguir el proceso para la cuota, pero la bajaron a la mitad por un documento que la procuradora pública no presentó. Después un juzgado estableció incumplimiento en el pago de cuotas. Sofía fue nuevamente a la PGR y después de más de un año su proceso fue asignado a una procuradora.
«Esa abogada ha sido una de las personas más crueles que he hallado en mi vida. Fue en agosto de este año (2025) y me dijo: ´eso no se puede, usted está diciendo aquí que le debe 14 meses y las medidas cautelares solo son para 12 meses. Su caso es bien difícil, con estos hombres no se no se puede hacer nada (…) su caso se va a archivar´», recuerda que le dijo la procuradora.
El 21 de noviembre pasado, la Red Feminista frente a la violencia contras las mujeres (REDFEM) publicó un informe en el que destacaron «la negación o insuficiente atención por parte de la policía, juzgados y fiscales, quienes en ocasiones no toman denuncias o promueven la reconciliación sin garantizar la protección de la víctima».
Sofía y su expareja se encontraron en al menos cuatro procesos en Juzgados de Familia, como el de la cuota alimenticia, divorcio, uno porque él quería sacar del país a su hijo y el último porque lo quería tener todos los fines de semana.
En esta última audiencia, según describió Sofía, el juez incluso les advirtió que podía procesarlos a los dos porque «estaban abusando del menor con tantas entrevistas».
Una trabajadora social, quien pidió no ser identificada, dijo que se han dado cuenta de los procesos revictimizantes que sufren las mujeres dentro de las instituciones y que en muchas ocasiones el objetivo es ahorrarse el tiempo.
«Cuando nosotras acompañamos nos podemos dar cuenta que el trato que reciben dentro de las instituciones es muy diferente a cuando van ellas solas, cuando vamos con ellas hasta se toman el tiempo de explicarles los procesos, de darles un poco más de tiempo adicional», explicó.

Sobrellevar este tipo de violencia, que en algunas familias puede pasar desapercibida, no ha sido fácil para ella porque también trajo otros desafíos. «Ha sido un gran reto el cuido de mi hijo y creerme que soy una buena mamá. Me dañaba muchísimo cuando él me decía: te voy a quitar al niño´», contó.
A pesar de los obstáculos y el largo proceso, Sofía invita a otras mujeres a que denuncien ante las autoridades: «Si tienen hijos, hay que denunciar. Es mucho más complicado, pero hay que tener mucho más valor», añadió.
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