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“Cuando el monte baila”, del salvadoreño Juan Carlos Recinos, reinterpreta la danza tradicional de «la viejada»

El artista salvadoreño Juan Carlos Recinos creó la acción performática «Cuando el monte baila» en el proyecto de conservación natural Iyulutepet, en San Pedro Nonualco. Esta reinterpretación busca cuestionar la noción histórica de qué es «lo malo».

El artista salvadoreño Juan Carlos Recinos creó la acción performática "Cuando el monte baila".

La más reciente acción performática del artista salvadoreño Juan Carlos Recinos Guzmán busca recuperar la estructura de la danza tradicional de «la viejada» (danzantes enmascarados) desde una interpretación contemporánea que no interviene la práctica comunitaria, sino que dialoga con ella.

A través de «Cuando el monte baila», Recinos aseguró que su meta principal es «acercarme al monte a través de la viejada desde un lugar profundamente personal».

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En las redes sociales también explicó que su intención no es cambiar una tradición que pertenece a una comunidad: «La retomo con respeto para abrir un diálogo entre mi historia mestiza y una memoria más amplia del territorio».

El artista salvadoreño Juan Carlos Recinos creó la acción performática "Cuando el monte baila". Foto: cortesía Paula Rivera
El artista salvadoreño Juan Carlos Recinos creó la acción performática «Cuando el monte baila». Foto: cortesía Paula Rivera

La obra propone una reflexión sobre identidad, territorio y memoria corporal en un contexto donde las raíces suelen ser desplazadas por presiones políticas, religiosas y económicas.

El proceso creativo incluyó la construcción de las máscaras, el torito blanco, la concepción del traje y el acompañamiento durante toda la investigación, y se desarrolló junto a Meybel Argentina Córdova González, cuya participación permitió articular una lectura más amplia sobre el cuerpo, lo ritual y la dimensión afectiva del performance.

En esta versión, el diablo encarna elementos que durante generaciones fueron vistos como inferiores o indeseables: flores, monte, fauna, tradiciones locales. Foto: cortesía Paula Rivera
En esta versión, el diablo encarna elementos que durante generaciones fueron vistos como inferiores o indeseables: flores, monte, fauna, tradiciones locales. Foto: cortesía Paula Rivera

Esta interpretación resignifica la figura del diablo —personaje central en la viejada— para cuestionar la noción histórica de “lo malo”.

En esta versión, el diablo encarna elementos que durante generaciones fueron vistos como inferiores o indeseables: flores, monte, fauna, tradiciones locales. El performance coloca estas imágenes en el centro para revelar que aquello que se enseñó a rechazar también forma parte de la identidad del artista.

La presentación se llevó a cabo el pasado 12 de noviembre en el proyecto de conservación natural Iyulutepet, en San Pedro Nonualco. Foto: Daniela Rodríguez
La presentación se llevó a cabo el pasado 12 de noviembre en el proyecto de conservación natural Iyulutepet, en San Pedro Nonualco. Foto: Daniela Rodríguez

«La pieza busca mostrar al monte como un cuerpo vivo que resiste, habla y acompaña. En ese cruce aparece el diablo, no como figura moral, sino como un recurso para resignificar lo que durante años aprendí a mirar como ‘malo’ o sin valor. Entre flores, territorio y gesto corporal descubro que ahí también hay identidad», detalló en su cuenta de Instagram, @jc_recinos.g.

Concluye: «Esta acción es solo eso, una búsqueda personal para volver a sentirme parte del lugar que me sostiene».

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La obra “activa al monte como un cuerpo vivo que resiste y acompaña”, entendiéndose como una búsqueda íntima por reconectar con una raíz nativa sin apropiarla, y reconociendo el peso histórico de la cultura en San Pedro Nonualco, así como la distancia que implica no haber crecido dentro de esa tradición.

La presentación se llevó a cabo el pasado 12 de noviembre en el proyecto de conservación natural Iyulutepet, en San Pedro Nonualco, y contó con la participación del antropólogo Cristian Hernández, quien ofreció un conversatorio sobre memoria territorial y vínculos rituales con la naturaleza.

“Cuando el monte baila” forma parte del proceso de creación de las obras que representarán al artista en BACA 2026. Foto: cortesía Daniela Rodríguez
“Cuando el monte baila” forma parte del proceso de creación de las obras que representarán al artista en BACA 2026. Foto: cortesía Daniela Rodríguez

Entre los invitados asistió el curador Armando Perla, curador de la Biennale d’art contemporain autochtone (BACA) —también conocida como Contemporary Native Art Biennial— con sede en Montreal; así como Jaime Izaguirre, director artístico del Museo de Arte de El Salvador (MARTE), artistas, investigadores y miembros de la comunidad.

“Cuando el monte baila” forma parte del proceso de creación de las obras que representarán al artista en BACA 2026, una de las plataformas internacionales más relevantes para el arte contemporáneo indígena.

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