Gremio estima una producción modesta de azúcar, similar a la del año pasado, con un crecimiento del 6.2% La zafra inicia oficialmente la última semana de noviembre.
Gremio estima una producción modesta de azúcar, similar a la del año pasado, con un crecimiento del 6.2% La zafra inicia oficialmente la última semana de noviembre.

El sector cañero se prepara para una zafra caracterizada por proyecciones conservadoras, debido a la alta variabilidad climática, el encarecimiento de los insumos y la fluctuación de los precios internacionales del azúcar.
Julio Arroyo, director ejecutivo del Consejo Salvadoreño de la Agroindustria Azucarera (CONSAA), señaló que la agroindustria azucarera proyecta una producción de 730,000 toneladas métricas de azúcar para la zafra 2025-2026.
Este dato representa un incremento de 43,000 toneladas respecto a la temporada anterior, equivalente a un crecimiento del 6.2%.
Este repunte, dijo Arroyo, responde principalmente a las mejores condiciones climáticas registradas este año.
Arroyo explicó que el invierno 2025 mostró un comportamiento más favorable que el del año pasado, con una mayor y mejor distribución de lluvias y una alta irradiación solar, elementos que anticipan aumentos en los rendimientos agrícolas y también en la eficiencia industrial.
«Estas condiciones permiten esperar una zafra con mejores resultados en campo y fábrica», afirmó.
Lo mismo opinó el presidente de La Asociación de Productores de Caña de Azúcar de El Salvador, Procaña. Óscar Orellana, quien detalló que la próxima zafra está programada para iniciar entre el 20 y el 26 de noviembre, siempre que no haya lluvias que impidan el ingreso de maquinaria.
Orellana también advirtió que el sector maneja proyecciones prudentes debido a la marcada variabilidad climática.

Ambos productores brindaron estas declaraciones durante la inauguración del Congreso Caña Perspectiva 360-2025, un espacio organizado junto al Consejo Salvadoreño de la Agroindustria Azucarera (CONSAA) y Procaña para actualizar a los productores sobre tecnología, mercados y estrategias productivas.
Según el presidente de Procaña, el encuentro buscó «informar a los productores de los avances tecnológicos, la situación mundial del precio del azúcar y capacitarnos donde tenemos oportunidad de mejora».
En el evento participaron unas 270 personas, entre productores de caña, técnicos de ingenio y patrocinadores de las casas comerciales.
Además de ponencias sobre tecnología, manejo de cultivos e innovaciones en la industria cañera, los productores conocieron nuevas maquinarias y drones que permitirán optimizar la productividad de la industria.
El presidente de Procaña subrayó los desafíos de la industria, derivados del aumento de costos y la volatilidad en los mercados internacionales.
«Es algo que no controlamos. Los fertilizantes y agroquímicos siguen al alza, la mano de obra es escasa y estamos obligados a mecanizar más labores, lo que también incrementa los costos inicialmente», explicó Orellana.

Respecto al incremento en los costos de producción —fertilizantes, combustibles y mano de obra— Arroyo señaló que la única forma de compensar esas presiones es mantener altos niveles de productividad, tanto en campo como en ingenios, elevando la producción de caña por hectárea y extrayendo mayor cantidad de azúcar por tonelada procesada.
El productor afirmó que la próxima década mostrará un crecimiento agrícola sostenido impulsado por factores demográficos, económicos y ambientales.
El consumo de azúcar —dijo— seguirá aumentando, especialmente en economías en desarrollo.
Sin embargo, este crecimiento viene acompañado de retos complejos relacionados con la productividad, la tecnología, la oferta y demanda, el clima, las políticas comerciales, los costos de producción, la competencia internacional y las regulaciones ambientales.
En ese sentido, llamó a consolidar esfuerzos para mejorar la productividad, optimizar el uso de fertilizantes y agroquímicos, e incorporar buenas prácticas agrícolas que protejan el medio ambiente y aseguren la sostenibilidad de los recursos naturales.
Consultado sobre la situación del mercado internacional, Julio Arroyo sostuvo que, pese a la crisis de precios, existe expectativa de mejora en los próximos meses para el azúcar cruda a granel (Contrato 11 de Nueva York).
Indicó que la demanda mundial sigue estable y en crecimiento, mientras los países consumidores necesitan restablecer inventarios.
Además, recordó que el uso de caña para etanol continúa en expansión en naciones como Brasil e India, al punto que 18% de la caña global ya se destina a ese biocombustible, cada vez más utilizado incluso en combustibles de aviación.
Arroyo afirmó que el déficit global de oferta puede generar oportunidades para El Salvador, que exporta el 55% de su producción y mantiene cuotas en mercados de alto valor como Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Corea del Sur, además de envíos a Suramérica, El Caribe y Asia.
«El Salvador es un proveedor confiable, con altos estándares de calidad, y eso nos sostiene en los mercados internacionales», subrayó.
De cara a 2025, Arroyo proyecta un crecimiento en las exportaciones, impulsado por el aumento en la producción, con un volumen adicional estimado entre 35,000 y 40,000 toneladas.
Para mantener la competitividad frente a países como Guatemala, Brasil y México, indicó que las prioridades son fortalecer la cadena productiva, consolidar el ordenamiento interno del sector y continuar elevando la productividad y sostenibilidad agrícola e industrial.
«Somos competitivos en Centroamérica y se cumplen las especificaciones de mercados que piden colores y tipos de grano específicos», añadió Orellana.
Los principales destinos del azúcar salvadoreña son Estados Unidos, China, Corea y algunos países de Sudamérica.
Pese a los impactos climáticos y cambios en el uso del suelo, la cañicultura mantiene su resiliencia.
«Estamos mejorando. Con todo lo que vivimos el año pasado, otro cultivo habría desaparecido. Nos estamos reacomodando a la nueva realidad, incluyendo restricciones ambientales y desarrollos turísticos», afirmó el presidente de Procaña.
Orellana detalló que la caña avanza hacia una agricultura más mecanizada y basada en datos.
Uno de los pilares es el crecimiento de la cosecha mecanizada en verde, que elimina la quema del cultivo y deja 15 a 20 toneladas de residuos como materia orgánica en el suelo.
«Hay un compromiso de crecer entre 3% y 5% anual. Ya casi el 50% de la caña del país se cosecha mecánicamente», indicó.
Arroyo también mencionó que la cosecha en verde ya se acerca del 50% del área cultivada, lo que garantizará el cumplimiento de requisitos internacionales y la adaptación constante a nuevas regulaciones comerciales.
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