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El ninguneo lingüístico a las Selecciones Nacionales Menores

OPINIÓN. Desde el lenguaje se ejerce un importante desprecio hacia las Selecciones Nacionales Menores ¿cómo evitar esto?

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Desde el lenguaje se ha instalado una costumbre que no tiene que ver sólo con «nombrar» a un equipo de fútbol.

Dentro de esta designación hay varios componentes que a simple vista cualquiera diría que no existen, o que se exageran.

Sin embargo, la realidad, los contextos, el entorno, dicen completamente todo lo contrario.

Es común, correcto, certero, referirnos a las Selecciones Nacionales Menores por la edad tope de cada categoría: la Sub-15, la Sub-17, la Sub-20… es por demás común.

Hasta aquí todo bien, no parece que haya nada de malo en ello ¿cuál es la quinta pata del gato entonces? ¿en qué reside lo «reprobable» lo «execrable»?

La situación es la siguiente. A las Selecciones Nacionales Menores se les llama siempre por la edad tope y está bien, eso nos dice sobre el recorrido de los chicos y jóvenes a tratar.

Sin embargo, cuando estos salen a competir se les sigue diciendo como tal en los torneos. Como si los futbolistas en cuestión representaran mucho más a un grupo etáreo que al país mismo.

«Ah sí, la Sub-20»
«Esos bichos de la Sub-15 no tienen nada»
«Esos cipotes de la Sub-20 juegan, no como los de la mayor»
«Esa Sub-17 no sirve, ni te molestés en verla»

Los comunicadores tampoco estamos exentos de nombrarlas así, de referirnos así a los chicos, pero es una realidad que podemos poco a poco ir cambiando.

¿Pero, por qué? O quizás lo más importante ¿para qué?

En algunos países de la Conmebol tenemos que la identificación que corresponde a la edad es usualmente utilizada sobre los soportes escritos en el medio que sea.

Cuando los chicos de estos países son abordados, no se les recalca todo el tiempo la edad, no se les insiste tanto en ello, sino más bien que están representando a tal nación, a tal república.

«¿Qué se siente vestir los colores de la Selección?»
«¿Qué se siente representar a X?»
«¿Cuál fue el secreto para que X ganara el encuentro?»
«¡X es campeón del mundo por primera vez!»

Es cierto que la Selección Mayor es la máxima representación de cualquier país, es innegable. Pero a nivel discursivo nos quedamos con la edad porque no les otorgamos la confianza en sus capacidades.

Les seguimos ciñendo una y otra vez a, vos perteneces a la Sub-Esta, Sub-Aquella, Sub-Aquí y Sub-Allá…

Nunca los hacemos sentir parte de un país, sino de un grupo de «inexpertos» que juegan y tienen esta o aquella edad.

La edad no los define por completo, al final es la habilidad, la técnica, la disciplina y mucho más lo que sí.

«Es que están verdes, aún no están listos, les falta, algún día si mejoran»… es realmente una lástima cómo se les etiqueta casi por default hasta que no son «Sub-23» o más grandes en edad.

Peor aún, algo más grave es que los chicos, los reservistas, Sub-tales, tienen tratos de quinta en la mayoría de equipos «profesionales» del país.

Pero todo va en cadena. Mala preparación, mala alimentación, precarias guías… chicos quienes después no están listos para dar el salto.

Entrenadores principales generalmente les ven con recelo, y son tomados en cuenta a menudo sólo para suplir lesionados, suspendidos… rara vez para desarrollarles.

¿Qué herencia están dejando los equipos «profesionales» a las nuevas generaciones?

¿Con qué materia prima se topará el seleccionador nacional de turno rumbo a 2030 y 2034? Si seguimos igual no esperemos cosas distintas, ni aunque aumenten los cupos a los próximos mundiales…

Digamos que el «ninguneo lingüístico» podría solventarse fácil si los comunicadores nos lo proponemos.

Ciertamente está más «candela» acabar con el «ninguneo deportivo», ese que ejercen la inmensa mayoría de dirigentes porque ven como gasto las divisiones menores en sus respectivos «clubes». Sí, en pleno 2025, y quién sabe hasta cuándo…

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