Hoy todo mundo habla de resiliencia e intentan que si asumimos tal conducta seremos eternamente felices
Hoy todo mundo habla de resiliencia e intentan que si asumimos tal conducta seremos eternamente felices
De repente se acuñan palabras rimbombantes que toman un protagonismo a más no poder. Hoy todo mundo habla de resiliencia e intentan que si asumimos tal conducta seremos eternamente felices, que nada nos derribará, que somos invencibles. No hablo de fe, solo de un fallido intento de dar un ánimo falso a alguien que pasa un mal momento. La vida no es fácil, basta el inicio del día, manejar horas para llegar a un destino, es para parar los nervios a cualquiera. ¿Cómo se le puede decir a una persona que tiene cáncer, lo que casi es sentenciado a morir, «sea resiliente, son pruebas de Dios»? No es fácil, pueda ser apenas una manera de querer apoyar o que el otro saque fuerzas de flaqueza de un pozo vacío.
Dice el científico en neurociencias Mariano Sigman, quien es una de las personas que mejor conoce cómo piensa nuestra mente, que «nos hemos acostumbrado a que nos traten mal». Una sociedad o conglomerado como es la sociedad salvadoreña apenas boquea, no hay un rumbo que nos lleve a una paz interna verdadera, sino que se nos quiere vender la sencilla idea de que el consumo infinito es la felicidad, donde si no se sale un fin de semana significa fracaso, una familia «aburrida». Pero las cosas son quizá más difíciles, no es a través de la obtención del placer pasajero que seremos felices, fuertes, invencibles, nada más lejano a la realidad.
El salvadoreño se caracteriza por ser «el País de la Sonrisa», sin embargo, más se parece el comportamiento de la sociedad a que tenemos un serio problema de salud mental. Muchos vivimos pendientes de cómo será nuestra vejez. «No te preocupes, la vejez es maravillosa», nuevamente, ¿todo alejado del diario vivir?
Dice el gran filósofo Slavoj Žižek: «¡Yo desprecio a esa clase de libros que te dicen cómo vivir, cómo ser feliz! ¡Los filósofos no tenemos buenas noticias para ti a este nivel! Creo que el primer deber de la filosofía es hacerte entender en qué fangal tan profundo estás metido». Esa es la vida, no hay atajos. Claro, excepciones habrá, pero el diario vivir en estos tiempos de alta tecnología, poca interacción entre personas, con una herramienta como es la IA (inteligencia artificial), no da el ánimo que la palabra «resiliencia» quiere hacernos creer.
Por supuesto que muchos adictos a libros de autoayuda o que acuñan tal término puedan creer que estas líneas vienen de un pesimista empedernido. Sin embargo, lamentablemente, entre más entiendo el mundo y la vida, me doy cuenta de que las cosas no son tan fáciles. Al contrario, un sistema de competencia y consumo que nos condena a vivir de fiado, a no salirnos de la fila de la vida y que en la vejez todo es color de rosa. Sin embargo, encontré algo lapidario como lo que escribo textualmente, palabras del otro gran filósofo surcoreano Byung-Chul Han: «El imperativo ‘Sé positivo’ no es inocente: es una violencia que culpabiliza al sufriente y convierte el dolor en una falla personal. La felicidad obligatoria es la nueva forma de opresión».
Parece mentira, sin embargo, decir que «estoy deprimido, estoy triste, no sé qué hacer» son palabras que salen del alma de un débil, de un fracasado, cuando no es así. No hay ser humano que no pase por un mal momento. Mientras intento demostrar a otros que «soy casi perfecto», mueren centenares de niños en Gaza y el ser humano ha aprendido a abolir el sufrimiento. Quizá se le obliga a que se demuestre la felicidad falsa cuando el alma y la mente están hechas añicos.
Decir «no hay mal que dure cien años ni nadie que los resista» es como decirle al lector: «Sea resiliente».
Médico
La realidad en tus manos
Fundado en 1936 por Napoleón Viera Altamirano y Mercedes Madriz de Altamirano.
Facebook-f Instagram X-twitter11 Calle Oriente y Avenida Cuscatancingo No 271 San Salvador, El Salvador Tel.: (503) 2231-7777 Fax: (503) 2231-7869 (1 Cuadra al Norte de Alcaldía de San Salvador)
2025 – Todos los derechos reservados