A sus 29 años, Jeffrid Lemus se ha forjado un futuro en Rusia, estudió Lingüística y Management Internacional, domina cuatro idiomas y es director universitario. Aunque triunfa en Moscú, confiesa que en su corazón siempre está El Salvador.
A sus 29 años, Jeffrid Lemus se ha forjado un futuro en Rusia, estudió Lingüística y Management Internacional, domina cuatro idiomas y es director universitario. Aunque triunfa en Moscú, confiesa que en su corazón siempre está El Salvador.
Whitman Jeffrid Joya Lemus, tiene 29 años, es originario de Santa Tecla, La Libertad y radica en Rusia desde hace ocho años. En septiembre de 2017 salió de El Salvador para estudiar una licenciatura en Lingüística, sin imaginar que este destino marcaría su futuro para siempre.
El salvadoreño relata que salió de su país con una maleta cargada de sueños y con la incertidumbre de llegar a un país con un idioma que no hablaba y donde, contrario a El Salvador, los inviernos son gélidos y con una inmensa extensión territorial, no obstante, a su llegada lo recibió un choque cultural que pronto se convirtió en una oportunidad para crecer.
A través de una beca otorgada por el Ministerio de Educación, inició sus estudios de ruso en Instituto de Construcción de Automóviles y Carreteras de Universidad Técnica del Estado (MADI), luego obtuvo su título como licenciado en Lingüística, con un minor en Dirección de Negocios en la Universidad Estatal de Tyumen (UTMN), más tarde obtuvo una maestría en Management Internacional en la prestigiosa Escuela Superior de Economía de Moscú, considerada la mejor universidad del país.
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Jeffrid relata que uno de sus primeros retos fue aprender ruso desde cero, apoyado apenas en señas para comunicarse con su compañero de cuarto originario de Azerbaiyán, quien ,no hablaba ni español ni inglés. Tres meses después, ya podía mantener conversaciones básicas, paso fundamental para abrirse camino en su nueva vida.
«Recuerdo que llegué a la universidad a estudiar mi año de ruso, a la residencia estudiantil, el contraste fue bastante duro al inicio porque de estar en tu casita, cómoda, bonita, llegar a una residencia estudiantil que, bueno, no era la mejor del mundo, era bastante interesante, sí, al principio sentí un poco el golpe», confiesa.
Su talento y perseverancia lo llevaron a vivir experiencias únicas, en 2018 trabajó como traductor y productor en la cobertura del Mundial de Fútbol con cadenas internacionales como Fox Sports y Caracol TV, además enseñó español e inglés en escuelas privadas y en la universidad de Tiumén, y dominó cuatro idiomas: ruso, español, inglés e italiano.
Durante los cuatro años de estudio en Tyumen, también trabajó como maestro de español e inglés.
Rusia su nuevo hogar
Con el paso de los años, en Rusia no solo se formó profesionalmente, también encontró el amor.
Se casó con una joven siberiana en 2021 durante un viaje a El Salvador, convencido de que el vínculo entre culturas podría ser un puente de aprendizaje mutuo. Hoy son padres de un niño con doble nacionalidad.
Actualmente, Jeffrid es Director de Programas Internacionales en la Universidad de Finanzas y Leyes de Moscú, donde además imparte clases a jóvenes universitarios en Management y Jurisprudencia.
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Pese a su éxito, la nostalgia lo acompaña. Extraña el clima cálido de El Salvador, la comida típica, en especial las pupusas, y la cercanía geográfica que permite recorrer el país en cuestión de horas.
En Rusia, los viajes entre ciudades suelen tomar varias horas en avión, una realidad que contrasta con su tierra natal, resalta.
«Nosotros decimos en Moscú que si tú vives al menos a 1 hora o 1 hora y media de tu trabajo está bien, no estás lejos, y estamos hablando de transportarse en metro, que ni siquiera hay tráfico, o sea, estamos hablando de estar sentado literal en el metro como por 1 hora y media», relata.
El choque cultural también se refleja en lo cotidiano, dice, la puntualidad, el significado de los compromisos y la forma de comunicarse con su esposa son ejemplos de cómo ha debido adaptarse sin perder sus raíces.
“Ni ella va a dejar de ser rusa, ni yo voy a dejar de ser salvadoreño”, reflexiona.
Aun así, su amor por El Salvador es profundo. En 2021, tras haber regresado a El Salvador, trabajó durante casi dos años en el país, contribuyendo con proyectos relacionados con Bitcoin, y mantiene firme la idea de regresar algún día para aportar desde su experiencia profesional.
Jeffrid sueña con que su hijo crezca entre dos culturas y pueda disfrutar tanto de las playas salvadoreñas como de las nevadas rusas.
“Yo siempre dije: voy a regresar a poner mi granito de arena”, afirma convencido. Y aunque su vida hoy transcurre en Rusia, asegura que en cada recuerdo y en cada palabra del popular léxico salvadoreño que enseña a su esposa, está el reflejo de que El Salvador nunca ha dejado de ser su hogar.
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