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“Nos desesperaron”: Así fue la renuncia de 40 especialistas del Hospital Rosales

El Gobierno excluyó a médicos antiguos, solo convocó a reuniones a residentes. Empezó a trasladar a los más experimentados y les limitó el espacio.

LM- Hospital Nacional Rosales-Trabajos

Los dejaron a la deriva. En los últimos dos meses, los médicos especialistas más experimentados del Hospital Nacional Rosales dejaron de recibir información, y empezaron a ser trasladados a hospitales periféricos. Desde que inició la construcción del nuevo hospital, el Gobierno cercenó sus equipos de trabajo y empezó a excluirlos. Esto llevó a que al menos 40 de ellos presentaran su renuncia.

El pasado 3 de septiembre, el medio digital Voz Pública reveló que 40 especialistas renunciaron a seguir trabajando en el Rosales. El Diario de Hoy buscó a varios de ellos para reconstruir cómo fueron los últimos meses en el antiguo hospital: la falta de equipo y condiciones de trabajo, la incertidumbre y la exclusión forzaron la salida de especialistas que reunían décadas de experiencia, según sus relatos.

«Nos desesperaron, implementaron una especie de desesperación para que los médicos que pudieran causar problemas no estuvieran más ahí: quizá la mitad de esas cosas fue planificada y la otra mitad parte del desorden», comentó uno de los especialistas.

Quienes accedieron a contar lo ocurrido pidieron que no se revelaran sus identidades, ni las especialidades a las que pertenecen, para evitar futuras represalias del Gobierno.

Entre los médicos que renunciaron hay cardiólogos, neurólogos, patólogos, ortopedas, otorrinolaringólogos, radiólogos, endocrinólogos y dermatólogos. Son 15 especialidades las que resultaron afectadas con la salida de los especialistas.

Si se hace un conteo en la Ley de Salarios vigente, suman 157 plazas de especialistas. Si este dato está vigente, significa que renunció casi un tercio del personal especializado.

El Hospital Nacional Rosales es el principal centro de atención médica del país. Será el primero que entrará a la Red Nacional de Hospitales, creado con una ley aprobada el 19 de agosto. Dependerá directamente de la Presidencia, y ya no del Ministerio de Salud, por lo que todos los temas administrativos los decidirá una nueva directiva. Pero mucho antes de que fuera aprobado el nuevo esquema, la Dirección de Obras Municipales, que depende directamente de la Presidencia, tomó las riendas del hospital.

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Falta de espacios

El pasado viernes 12 de septiembre, fueron trasladados, en medio de caos y desorden, los últimos pacientes que quedaban en el viejo Rosales, pero los traslados de servicios empezaron mucho antes. El Gobierno distribuyó las distintas especialidades en hospitales privados. Algunos servicios fueron enviados al Hospital Paravida, al Central, al Bautista; y también al Militar, al San Rafael y al Hospital El Salvador.

«Movieron servicios sin notificar a los pacientes. Quedaron otros servicios en medio de las construcciones, y en algunos casos la gente no se alcanzaba a tomar exámenes porque no sabía ni para dónde ir», explicó uno de los médicos entrevistados.

Algunos especialistas dejaron de hacer exámenes físicos porque no había suficiente espacio en los hospitales privados, atendían entre escritorios apiñados, que no tenían divisiones, y donde un paciente escuchaba los padecimientos del otro. En un caso extremo tenían que turnarse 18 escritorios para 96 médicos.

«Lo que nos desesperaba era que no podíamos hacer nada. Teníamos consulta externa y no teníamos que decirle a los pacientes que no teníamos dónde atenderlos y le teníamos que reprogramar», comenta otro de los especialistas.

Tampoco tenían salones para hacer los estudios de casos clínicos. De la misma manera que no tenían consultorios, les desmantelaron los espacios para actividades académicas.

«Había inconformidad por no poder hacer casi nada. Mi idea era estar en Rosales para crecer, estudiar más casos, pero al final empezamos a sentir que nos estaban sacando», dijo uno de los especialistas.

San Salvador 18 de Agosto 2025. Así avanzan los trabajos en la remodelación del antiguo hospital Nacional Rosales, el cual esta ubicado en el 25 Avenida Norte. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

Traslados

Los médicos que renunciaron se sintieron desplazados. Nadie les daba información. «Todo era rumor, nadie sabía nada. Nunca nos llamaron para decirnos nada», comentó uno.

Casa Presidencial únicamente convocó a reuniones a los residentes, los médicos más jóvenes que están en formación, para hablarles del nuevo hospital. (Nota secundaria)

«Nos sentimos denigrados. Es una combinación de sentirnos traicionados y denigrados, porque nunca se nos tomó en cuenta», dijo otro de los especialistas.

Interior de uno de los hospitales hacia donde fueron llevados los últimos pacientes del Hospital Rosales. Foto: EDH/Emerson del Cid

El desorden llegó a tal punto que los que permanecían en el antiguo hospital se quedaron incluso sin parqueo donde dejar sus vehículos.

«Nunca se nos dieron los incentivos. Además, hay un trato diferenciado para los extranjeros, les están ofreciendo hasta alojamiento de lujo en San Benito para que vengan a trabajar a El Salvador», afirmó uno de los médicos.

La nueva ley permite la contratación de médicos extranjeros, sin que ellos, por ejemplo, tengan que cumplir el requisito de homologar sus conocimientos en El Salvador.

Los médicos más experimentados del Rosales empezaron a recibir notificaciones que serían trasladados a hospitales como el Zacamil, o el Saldaña.

«Fue hasta agosto que empezaron los rumores de que empezaron a mover a la gente, trasladaban a los médicos más sazones. Empezaron a mover a las jefaturas», contó un especialista.

Las renuncias se consumaron en los últimos dos meses. Las primeras fueron del área de dermatología. En esa especialidad médica había cuatro personas, y renunciaron tres.

Pero quienes renunciaron no se pusieron de acuerdo. Cada uno fue tomando la decisión por separado. O al menos esa es la versión de los entrevistados por este periódico.

«Hablar cosas así dentro del hospital era raro, toda la gente evitaba hablar de eso», dijo uno de los especialistas.

Hacer y deshacer

La improvisación ha marcado esa obra, según algunos de los médicos que renunciaron. Ellos advierten despilfarro en la construcción y desperdicio de materiales.

«Por ejemplo, primero pusieron unas lámparas con luz blanca, y después no les gustó y las cambiaron por luz cálida. Quitaron unos televisores, pero nunca se hizo un inventario, y quedaron tirados en una bodega de la DOM», señaló uno de ellos.

También denuncian falta de planificación en los cambios. «En infectología donde están las peores bacterias, solo botaron las láminas, y hasta había pacientes con diabetes cerca, que pudieron salir perjudicados», contó otro.

El comedor ya estaba listo, pero también lo botaron, según otro especialista. «La cancha de basketball la enterraron e hicieron consulta externa. Pero no les gustó. Esta semana la vuelven a destruir», ejemplificó otro médico.

A finales de 2023, cuando la construcción no iba tan avanzada, les solicitaron a las jefaturas que dijeran todo lo que necesitaban para sus servicios. «Nos hicieron ilusionarnos», contó un médico.

Se llamó al director del Rosales, Yeerles Ramírez, para consultar su versión sobre las denuncias de los médicos, pero cuando escuchó la pregunta colgó la llamada. Se buscó a la Secretaría de Prensa de la Presidencia y tampoco hubo respuesta.

San Salvador 18 de Agosto 2025
Así avanzan los trabajos en el nuevo hospital Nacional Rosales, el cual esta ubicado en el 25 Avenida Norte entre 1a. Calle Poniente. Foto EDH/ Lissette Monterrosa

«Nadie pensó que nos iban a sacar. Nos vamos por dignidad, pero ojalá que por el bien de la gente todo lo nuevo funcione», concluyó uno de los entrevistados.

Si bien algunos accedieron a contar cómo fueron los últimos meses en el hospital, otros prefirieron no dar detalles por temor a futuras represalias. Uno de ellos, quien declinó dar detalles de su salida, simplemente usó un pasaje bíblico para ejemplificar lo que les pasó: «Fue como cuando Dios le muestra a Moisés la tierra prometida. Le dice: esta es la tierra prometida, pero no vas a poder entrar. El nuevo hospital Rosales era la tierra prometida, pero no vamos a entrar nosotros».

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