Al parecer el despegue económico que vociferó el actual gobierno solo fue para diputados y otros funcionarios públicos, quienes son los únicos que en tiempo récord han comprado apartamentos de lujo, propiedades en la playa y han viajado por el mundo, mientras la mayoría de los salvadoreños trabajadores cuentan los centavos para comprar una libra de frijol.
La población salvadoreña vive frustrada por el dinero. Las preocupaciones ante las deudas y una economía familiar que cada vez se ve más apretada por los elevados precios de la canasta básica son las principales causas de este malestar en los bolsillos de las personas.
La pobreza no solo contempla el ingreso de las familias. También toma en cuenta el retraso educativo, las carencias por acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, la calidad en la vivienda, los servicios básicos en el hogar y el acceso a una alimentación nutritiva y de calidad. Para considerar que una persona vive en situación de pobreza, debe tener al menos tres vulneraciones de sus derechos, en caso de tener más se toma en cuenta dentro del grupo de la pobreza extrema.
Toda la incertidumbre ante el futuro económico, personal y familiar desencadena una serie de problemas de salud mental y física en las personas, por lo que es urgente atender el problema de finanzas personales en el país.
Un millón de salvadoreños, alrededor de un 15.4 % de la población total del país, se encontraba en situación de inseguridad alimentaria grave en El Salvador entre 2022 y 2024. Es decir que muchas familias se quedaron sin alimentos, experimentaron hambre y, en casos críticos, pasaron varios días sin comer, así lo explica el informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2025 por sus siglas en inglés), elaborado por la FAO, Unicef y otros organismos internacionales.
Una familia que no alcanza el costo de una canasta básica alimentaria es considerada en pobreza extrema; si no alcanzan 2 canastas básicas alimentarias se consideran en pobreza relativa. En las escuelas de todo el país se ha ido perdiendo brindar el refrigerio escolar y el desarrollo de huertos escolares, lo cual garantizaba un poco que la niñez en las escuelas pudiera alimentarse de una manera medianamente decente; para muchos niños su único alimento decente era en las escuelas, ya que en sus hogares muchas veces se ayuna por falta de recursos económicos para comprar alimentos.
Para las mujeres el impacto del incremento de precios es mayor. Ellas deben resolver, garantizar que en su casa haya comida para su familia. Una madre me decía que muchas veces ha tenido que dejar de comer para darle a sus hijos.
Todo esto sucede porque hay un descuido total en la producción nacional de alimentos y de las personas en situación de hambre, por ejemplo, en los agromercados se continua con la práctica de subsidiar la comercialización, no al consumidor ni la producción, un productor nacional no puede darse el lujo de vender 20 tomates por el dólar, porque no le dan los costos de producción.
La propaganda estatal no menciona que somos el único país en Centro América cuyos insumos agrícolas tienen IVA, que somos el único país que No tiene una política nacional Agropecuaria, que no tenemos una reserva estratégica de alimentos y que somos el 2° país que vive de las importaciones de alimentos por debajo de Panamá.
El anterior paquete agrícola se ha reducido en casi un 40% en comparación del nuevo bono agrícola, antes les daban semillas, tratador de semilla, fertilizante, foliar, ahora con la tarjeta de 75 dólares no alcanza ni para la semilla.
El agricultor está siendo triplemente golpeado, hay incremento de insumos y de la canasta básica, cambio climático y falta de política pública; lo único que les queda es migrar, se han perdido más de 23,000 agricultores en los últimos 5 años.
Lo que atraviesan muchos hogares salvadoreños es difícil de definir: comen cuando se puede, lo que se puede, y muchas veces no se puede nada.
Mientras tanto los políticos actuales viven en un mundo ajeno al resto de los ciudadanos, rodeados de guardaespaldas, coches oficiales, dietas, pensiones y todo tipo de privilegios.
Es momento de alzar la voz y de exigir el cumplimiento de nuestros derechos.
Ingeniera