El día veinte de agosto fue llamado a la presencia del Señor el Doctor Enrique Borgo Bustamante, y dejó físicamente de existir, pero para los que le conocimos y fuimos sus amigos vivirá por siempre en nuestros corazones.

El Doctor Enrique Borgo Bustamante fue un hombre íntegro por sus cuatro costados, un perfecto caballero y un ciudadano ejemplar.

Abogado de la República, quien siempre se distinguió por su talento desde las aulas universitarias, cualidad por la cual perteneció a un especial y pequeño grupo de estudiantes de la Universidad Nacional, que igualmente gozaban de la misma cualidad, por lo que fueron conocidos como: “LOS SIETE SABIOS”. Entre ellos se encontraban los doctores Alfredo Martínez Moreno, Ramón Ávila Agacio, José Napoleón Rodríguez Ruiz y Emilio Reina Guerra, todos ya fallecidos.

El Doctor Enrique Borgo Bustamante, como gran jurista que era, desempeñó con mucha sabiduría y responsabilidad entre otros importantes cargos la Vicepresidencia de la República durante la administración del Doctor Armando Calderón Sol, y ejerció la libre profesión de abogado también con honorabilidad y talento.

Asimismo, por conocer muy de cerca su trayectoria, declaro enfáticamente que el Doctor Enrique Borgo Bustamante, debido a su sólida formación jurídico-política siempre fue respetuoso de la Constitución de la República.

Definitivamente, el Doctor Enrique Borgo Bustamante vivió intensamente a sus noventa y siete años de edad con la dulce compañía de su querida esposa Edith, sus hijos, nietos y bisnietos, por lo que podemos hacer suyo lo dicho en su época por el gran poeta chileno Pablo Neruda, cuando con mucha elocuencia expresó: “Confieso que he vivido”.

Asimismo, considero que es oportuno retomar lo mencionado en esta triste ocasión por un gran y buen amigo nuestro, quien dijo: “Hoy con el fallecimiento del Doctor Enrique Borgo Bustamante, la República de El Salvador pesa mucho menos”. Y yo le agrego: “Y por haber emprendido el camino hacia la eternidad uno de sus mejores hijos”.

Adiós, y hasta pronto, mi querido Quique, que Dios lo bendiga y que lo reciba con mucha alegría en su seno.

Doctor José Domingo Méndez / Abogado constitucionalista