El que piensa despierta, y el que despierta encuentra las cadenas invisibles y la manipulación de las narrativas.
El que piensa despierta, y el que despierta encuentra las cadenas invisibles y la manipulación de las narrativas.
La mejor forma de celebrar el mes de la patria, 204 años de vida independiente, es pensando cómo evitar los errores del pasado, despertar, abandonando en primer lugar lo de tropezar con la misma piedra. La historia no depende de nadie, ni de los gobernantes de turno, no importa si incomoda al poder.
Lo que encontramos siempre no son nuevas ideas, sino obsesiones viejas, las mismas intrigas anónimas, los mismos personajes de siempre.
Leyendo a Platón, me llamó la atención su planteamiento sobre la democracia, y decía que la veía como una amenaza, ya que se permite que vote cualquiera, pudiendo ser peligroso, ya que había visto con sus propios ojos el juicio a Sócrates, donde presenció cómo el propio pueblo lo condenó a muerte solo por pensar distinto.
Por ello, era partidario de su propia república, donde gobernaran los sabios. Se escucha antidemocrático, sí, pero tiene algún sentido de lógica. ¿Quién de ustedes le daría el timón de un barco a alguien que estudió navegación o al pasajero más popular y más carismático?
Platón veía la democracia como un barco gobernado por el aplauso y no por el conocimiento; y en una sociedad donde se vota sin saber, se vuelve el terreno perfecto para la manipulación y los discursos vacíos.
Democracia no es elegir quién nos va mentir los próximos seis años, que nos hablen de libertad; la mayoría de veces (204 años) no elegimos líderes, sino vendedores de promesas, no hay real participación, conciencia y debate, sino que en la práctica asistimos a un teatro con actores y discursos entrenados, respaldados por intereses que no se ven.
Sin importar quién gane, la mayoría de veces los problemas de fondo no cambian, la realidad que duele ahí sigue. Debemos dejar de idealizar, premiando las apariencias sobre la integridad. ¡Siguen las horas oscuras para la democracia! ¡La atrofia de la Asamblea Legislativa en su rol constitucional es tal, que no interesan los argumentos brindados por la presidencia, si son sólidos o no, si tienen o no robustos análisis, ellos proceden de manera expedita, sin tener siquiera alguna apariencia democrática.
Hay que pensar dónde está la falla, y esta es «un país que duerme», no queriendo decir que tiene los ojos cerrados, pero sí que se encuentra anestesiado: siguiendo lo rutinario sin cuestionar, aceptando todo como verdad, donde todos se conforman, la obediencia se premia y la duda se castiga.
Debemos comenzar a pensar, que no es repetir, es desafiar lo establecido, es romper el molde, es mirar más allá de la ilusión que se nos vende. El que piensa despierta, y el que despierta encuentra las cadenas invisibles y la manipulación de las narrativas, las falsas promesas y un sistema que teme más a la verdad que a las mentiras. El verdadero peligro no es pensar, el verdadero peligro es estar «dormido» todo el tiempo, aplaudiendo. Seguir pensando que se es libre, cuando la realidad es otra.
El deterioro de la democracia se ha generalizado, es muy grave y en tiempo muy corto; no hay control al ejercicio del poder, persisten deficiencias en solución de problemas de fondo y en indicadores fundamentales. Acceso a la justicia, libertad de expresión, estado de derecho y garantías individuales, una institucionalidad funcionando con una bajísima calidad.
Los candidatos son personas humanas y como tales se van a equivocar. Lo pueden hacer bien o lo pueden hacer mal. Todos nos equivocamos, lo que no se vale, lo que es inadmisible, es el engaño.
El verdadero cambio no se realiza en las urnas, este comienza solamente cuando el pueblo comienza a cuestionar y deje de aplaudir mentiras. La corrupción estructural no se combate con discurso, sino con instituciones fuertes, transparencia real y reglas claras para todos.
La democracia solo funciona con los suficientes pesos y contrapesos, tanto al interior del Estado como con el intercambio político y social. El fanatismo prospera donde hay falta de conocimiento.
Mauricio Ernesto Vargas
General retirado de la Fuerza Armada de El Salvador
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