Estados Unidos ha vuelto a ser estremecido por la violencia y los tiroteos, esta vez derivando en el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, cercano aliado del presidente Trump, en un mitin en Utah.

Las autoridades ya identificaron al francotirador que le hizo el disparo mortal y han difundido fotografías de él para que el público pueda identificarlo y ayudar a capturarlo.

El crimen ha golpeado tanto a Trump y su movimiento ultraconservador que el gobernante declaró sentir “ira y pesar” y ordenó colocar las banderas a media asta como señal de duelo nacional.

Kirk, un joven cristiano, escritor y comentarista, padre de dos hijos, hablaba precisamente de los tiroteos y la necesidad de usar armas libremente, en la Universidad Utah Valley (UVU), cuando fue baleado, según han informado diversos medios.

El mismo miércoles, al menos tres adolescentes quedaron heridos y en estado crítico, incluyendo el supuesto atacante, tras un tiroteo en la preparatoria Evergreen High School en la zona metropolitana de la ciudad estadounidense de Denver, la capital del estado de Colorado.

Estados Unidos ha registrado al menos 300 tiroteos masivos, en los que al menos cuatro personas reciben disparos sin contar al atacante, en lo que va de 2025, según la organización civil Gun Violence Archive.

EE.UU. tiene el mayor índice de tenencia de armas per cápita del mundo y regulaciones que facilitan la compra de armas con sencillas revisiones de antecedentes criminales y psicológicos en la mayoría de estados, algo que ha sido apuntado durante años por los expertos como la principal causa de los tiroteos masivos que se dan en el país.

En este contexto, las autoridades de Salud y Servicio Humanos anunciaron una investigación para conocer si ciertos fármacos psiquiátricos, como los antidepresivos, contribuyen a la violencia, incluyendo los tiroteos masivos.

El pasado 28 de agosto, un trágico tiroteo en una escuela católica en Mineápolis dejó dos niños muertos y 17 heridos. El hechor se quitó la vida tras atacar a tiros a maestros y alumnos durante una misa.

El mismo Trump escapó de morir a finales del año pasado durante su campaña por la presidencia.

Estados Unidos parece estar en jaque para detectar y conjurar estos ataques, sobre todo por la asignación del personal del FBI y otras agencias de seguridad para perseguir a inmigrantes, lo cual distrae la investigación de grupos e individuos que preparan atentados y ataques personales.

Ataque a Polonia, provocación rusa a la OTAN

Otro hecho que ha captado la atención mundial es el ataque con drones dirigido por el criminal de guerra Vladimir Putin contra Polonia.

Los artefactos que fueron interceptados y destruidos sin causar daños, lo que está llevando a que el país comience a reforzar su defensa, siembre minas antitanque y fosas en la frontera con Rusia y con ello haya alertado a la OTAN, la Organización del Atlantico Norte, entre cuyos miembros están los Estados Unidos.

El ataque a Polonia posibilita la intervención de la OTAN en favor de su aliado, lo cual podría dar lugar a una conflagración de impredecibles consecuencias. 

Para, literalmente, «no dar su brazo a torcer» Putin está destruyendo la economía rusa, ha causado más de un millón de bajas de rusos, norcoreanos, chinos e indios más los mercenarios del grupo «Wagner», cuyo cabecilla Jewgeni Pregozhin, el llamado «chef» de Putin, murió al caer el avión donde iba con su plana mayor tras haberse rebelado momentáneamente contra Putin.

A las pérdidas humanas, la «carne de cañón» de Putin, se suma la destrucción de tanques, carros de combate, aviones tanto en los frentes de guerra como los buques en el Mar Negro, el mar que los rusos habían venido considerando como propio, pero que los drones ucranianos han venido hundiendo, literalmente transformándolo en «aguas internacionales».

Para colmar la copa, Putin literalmente sacó de Rusia la rama de los Rotschild asentada allí, una de las seis o siete sedes de los originales hermanos.

El mundo pasa actualmente por una aterradora coyuntura.