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Rhina Avilés: Una vida en el arte y la cultura

Para todo El Salvador Rhina Avilés es y será una lámpara que alumbró un camino hacia la cultura y el arte de América Latina.

Bélgica Rodriguez
Bélgica Rodríguez
Crítico e investigadora de arte / Especialista en arte latinoamericano   

Conocer a Rhina Avilés fue conocer una profunda y sensible pasión por el arte, la cultura y la vida dirigida desde la plenitud espiritual brindada por la magia del hermoso jardín que rodeaba su casa en San Salvador. Allí, como brillante arcoíris, flotaban los colores de las bellas flores que perfumaban el ambiente de los almuerzos organizados para sus amistades locales e invitados internacionales. Con excelente experticia y exquisito gusto culinario ofrecía las deliciosas viandas que salían de la cocina para deleite de los que estuvimos allí; hay que recordar también las amigables reuniones y conversas de fin de semana en la bella casa que mantenía en el Lago de Coatepeque. 

En la casa principal albergaba una gran colección de Arte Latinoamericano, y no resultaba extraño encontrarla recorriendo las ferias de arte de Miami o Nueva York, visitando talleres de artistas y exposiciones de arte.  El otro espacio, muy importante y muy amado será la Galería Espacio desde donde desplegó, con galante seriedad y aristocráticas maneras, todas sus fuerzas creativas y conocimiento para ejercer su vocación de servir al desarrollo cultural de su país El Salvador y de Centroamérica. Desde la Galería hizo conocer el arte latinoamericano a los artistas salvadoreños y viceversa. Anualmente organizaba maravillosas exposiciones de artistas de América Latina y El Caribe insular, y lo más grandioso era la presencia de muchos de los artistas invitados.   

Los logros y legado de Rhina son muchos, de algunos de ellos fui testigo presencial como invitada por el Patronato Pro Cultura de El Salvador, organización cultural sin fines de lucro fundada por ella, siendo destacado miembro principal desde los años sesenta, determinada de hacer conocer en El Salvador el arte y la cultura tanto regional como latinoamericana, en esta dirección organizó el exitoso Festival de Música de El Salvador, y con su extraordinaria capacidad de convocatoria, visitaron ese querido país prominentes figuras como Alberto Ginastera y Pablo Casals, quien estreno su famosa obra “El Pesebre”, así mismo invitó a directores de orquestas, compositores y ejecutantes virtuosos, tenores, guitarristas, a grupos de teatro y grupos de danzas desde México a Georgia. Los festivales de música y muchas otras actividades culturales dejaron de realizarse por la difícil situación del país. 

Pero Rhina continúo su labor; en una nueva etapa, tan pronto como el país cambió, revivió el Patronato con algunos de los miembros fundadores y otros nuevos. Como renovada actividad, ya como Presidenta, invita al famoso escritor Premio Novel Mario Vargas Llosa, quien visitó San Salvador en dos oportunidades, los programas del Patronato se activan, organizan conferencias y encuentros con prestigiosos artistas latinoamericanos como José Luis Cuevas, Alejandro Obregón, Fernando de Zsyzslo, Armando Morales, Manolo Valdés, Rufino Tamayo, Tomás Sánchez, Ana Mercedes Hoyos, Delia Cougat, todos ellos mostraban su obra en las exposiciones de la Galería Espacio, otros eventos muy concurridos fueron los Seminarios de Arte Latinoamericano, en los que participamos Marta Traba y mi afortunada persona quien mucho  disfrutó de sus viajes anuales a El Salvador, tanto que, aparte de Rhina, encontré maravillosas “hermanas salvadoreñas” que afortunadamente aún conservo. 

Rhina, prodigiosa mujer de fuerte personalidad, creó fuertes y perecederos lazos de amistad con muchas de las personalidades del arte y la cultura nombradas en este texto quienes siempre acudieron solícitos a su llamado. Pero, dentro de esta frenética actividad la incansable Rhina nunca perdió ni olvidó el sueño de crear un museo de Arte en su país, para ella era una necesidad insoslayable. Y para recoger fondos y subvencionar este ambicioso proyecto el Patronato organizó varios eventos y actividades culturales, a su vez Rhina, persistente y obstinada en realizar su sueño, con su inmenso carisma solicitó y obtuvo del estado, en comodato por cien años, el terreno donde se construyó el Museo de Arte Moderno de El Salvador, MARTE, por el que trabajó durante 25 años junto a miembros del Patronato se unieron esfuerzos con diversas empresas y el sector privado que colaboraron en hacer realidad MARTE.

Para todo El Salvador Rhina Avilés es y será una lámpara que alumbró un camino hacia la cultura y el arte de América Latina. Ella con su sensibilidad especial desde su galería Espacio abrió varias puertas hacia el conocimiento de las artes.

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