Light
Dark

Reír, Como Cuando Volar era Posible

Este actor de la comedia siempre anduvo -de circo en circo y de pueblo en pueblo- sin separarse de su célebre marioneta.

Con el tiempo Mascarada terminaría por abandonar al legendario Circo Orión. Antes de ello le devolvería la risa a Calipso, una trapecista que había abandonado su arte después de tener una caída. “Para volver a reír debes crear nuevamente la felicidad -le dijo. Volverás a escena, como cuando hacerlo era posible. Esta vez, haciendo reír al destino para que este te haga volver a reír. Te contaré la historia de un titiritero llamado Russo. En ella encontrarás la puerta invisible de un nuevo renacer. Este actor de la comedia siempre anduvo -de circo en circo y de pueblo en pueblo- sin separarse de su célebre marioneta. La misma que contaba cuentos de la felicidad u obscenos chascarrillos. Ninguno de los dos podía vivir uno sin el otro. Tan unidos estaban el títere y el actor que, si uno de ellos reía o lloraba, el otro también. En fin, si uno soñaba, el otro imaginaba la felicidad. Además del oficio había algo más que les unía. Cada uno de ellos llenaba la soledad del otro. Un día, tristemente, el titiritero murió. Entonces la marioneta -que en sus brazos cobraba vida- dejó de vivir. Porque ilusionista e ilusión eran uno solo. Un día, sin embargo, la encontró un actor del amor y en sus manos renació. Desde hoy en adelante serás la marioneta humana. Así, actuando el amor volverás a vivir” -terminó diciendo Mascarada. (XLIII) de: “La Máscara que Reía.” ©

Patrocinado por Taboola