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Punto de inflexión

Me resisto y no acepto preguntas y comparación sobre dictaduras, por ser demasiado peligrosas. Todas las dictaduras son malas.

En esta columna, presento de manera metafórica momentos, eventos o decisiones, que alteraron el curso de la historia y de sociedades, que marcaron un antes y un después, y que nos pueda ser útil para reflexionar al momento actual.

En las discusiones o tertulias diarias con lectores, amigos y con muchas personas disociadas con la política, he encontrado creencias muy arraigadas: Los hombres fuertes son buenos porque ponen orden. Son efectivos con dirección tecnócrata. Hay dictaduras benévolas o menos malas. Con mis pintadas canas y el recorrido de mi vida, afirmo: ningún hombre fuerte es garante de buenos resultados. Toda dictadura es mala. La historia tiene memoria.

La sustentan con la hipótesis, que la democratización a través del desarrollo económico es un fracaso. Plantean que en 1991 con la publicación de “la tercera ola” y  “Democratización a fines del siglo XX” se examinaban transiciones democráticas en una treintena de países, y que esas transiciones democráticas en curso, eran como consecuencia del desarrollo económico y la modernización de las sociedades, agregándole el hundimiento de la URSS,  señalando así que el futuro estaba en la democracia liberal y la economía de mercado, y planteado así en el expresivo título de la obra de F. FUKUYAMA el fin de la historia y el ultimo hombre. ¿Hay una crisis de la democracia liberal, tiene rostro de fracaso? Me preguntan, y me piden que diga, sí o no. Les respondo. “Yo creo en Dios”; lo demás, tomo como base los hechos, la historia, datos técnicos y la realidad. Dentro de mis derechos está pedir cuentas; yo pregunto, espero respuesta; y si la respuesta es satisfactoria hasta ahí llego. Los hechos siempre hablan.

¿Objetivamente desde el punto de vista del liberalismo, desde el bienestar y libertades agregadas y generales de la ciudadanía, ¿hay dictaduras menos malas? (seguridad y complacencia) Si cuando nos sentimos seguros en donde vivimos, que antes eran peligrosas es pertinente o no, preguntarnos ¿Cuál es el valor de la democracia si renunciamos a ella? La democracia no se defiende renunciando a ella. Democracia y dictadura son conceptos por definición incompatibles ¿Hay dictaduras benévolas y eficientes? cuestionarlo es una trampa, es entrar en una dinámica que nos lleva a aceptar que en algunos casos es aceptable, lo cual no es verdad, no es aceptable, todas las dictaduras son inaceptables. 

Hay algunas que pueden traer beneficios económicos a ciertos sectores y otros valores agregados, pero el precio que se paga es intolerable.

Me resisto y no acepto preguntas y comparación sobre dictaduras, por ser demasiado peligrosas. Todas las dictaduras son malas. Todas. Fidel Castro es malo. Pinochet también lo es. No apruebo que la memoria de Fidel provoque entusiasmos, que la memoria de Pinochet no pueda provocar, se justifica que Fidel derrocó una dictadura, brutal y asesina, la de Fulgencio Batista, y que Pinochet derrocó una democracia. 

No acepto cuestionamientos a aceptar dictaduras menos malas, benévolas, o dictaduras efectivas, porque nacen y vienen a partir de una decisión previa. Que existen dictaduras buenas o menos malas. Como la de Chile bajo Pinochet, Singapur bajo Lee Yuan, la de Corea del Sur con Park Chung, que, sí efectivamente modernizaron sus países, hicieron crecer la economía de manera efectiva, pero también causaron oprobios para sus pueblos. 

Por una dictadura efectiva hay 7 sistemas dictatoriales de mano dura, de hombres fuertes, que arruinaron sus países, como las de África desde sus movimientos de independencia, la URSS. Hitler, Duvalier en Haití, IDI Amin, los Hoxha en Albania, los Pol Pot de Camboya, Putin actualmente, Kim Jong II en Corea del norte, que no tienen nada de buenos resultados. No acepto dictaduras, todas son malas, el precio que se ha pagado es altísimo, es inaceptable. Entrar en esa dinámica nos lleva a aceptar algo como tolerable, lo cual no es verdad, toda dictadura es inaceptable, intolerable y peligrosa. Los hechos hablan. No me hace falta beber todo el mar para darme cuenta de que es salado. 

La democracia no es perfecta, ni el modelo occidental está libre de contradicciones, lento para producir resultados, pero tiene mejores resultados que cualquier dictadura. Los controles democráticos mantienen un balance de poder, los derechos individuales, sometimiento a las leyes, separación de poderes; es imperfecta, sí, pero mantiene la presencia de las minorías. 

Solo es necesario profundizar la democracia con reformas institucionales que mejoren su rumbo. Si eliminamos esto, hay sometimiento a caprichos y excluye la voluntad popular. 

Cuando la ley deja de proteger a la ciudadanía para blindar a los gobernantes, ya no hablamos de democracia, es algo más cercano a su negación  Ningún diagnóstico sobre El Salvador, con pandillas o sin pandillas, debe ignorar la debilidad estructural, lo que nutrió  las pandillas continúa, la cantidad reclutada por la delincuencia y la subversión tienen el tamaño de la desigualdad, la inequidad, con un sistema económico que no llega a tener los números necesarios para educar, emplear y ofrecer futuro a ese gran número de personas. Tenemos la misma marginalidad, la exclusión, la  falta de oportunidades para los niños y jóvenes de nuestro país, ahí están presentes. 

La historia tiene memoria, todo esto se repite muchas veces, ya es hora de aprender del pasado. Las “manos duras” no son garantías de buenos resultados, ni las dictaduras benévolas o eficientes, dejemos de ser expertos en tropezar con la misma piedra. En este momento cada actor será responsable de sus decisiones y de sus consecuencias. Si logro que alguna persona tenga esperanza, ya la hice.

General retirado de la Fuerza Armada de El Salvador

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