Si nuestros jóvenes quieren triunfar, dedicación y concentración es lo que corresponde y cada cosa en su momento.
Si nuestros jóvenes quieren triunfar, dedicación y concentración es lo que corresponde y cada cosa en su momento.
Por: Pedro Roque
El martes 12 de agosto se celebró el “Día Internacional de la Juventud” por las Naciones Unidas, para reconocer y reflexionar sobre la importancia de la Juventud, a la que muchos, después de los cincuenta, les gustaría volver y añoran el párrafo de Rubén Darío: “Juventud, divino tesoro, te fuiste para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”.
Pues sí amigos. Todos tenemos recuerdos de nuestra juventud: ilusiones, amores, desamores, estudios, exámenes, dificultades económicas, no entender lo que sucede pero sufrir el momento político, como hoy en los países con conflictos bélicos, o los que aquí que en su juventud, vivieron crudas realidades similares…
La idea de la conmemoración internacional en Nairobi, es el apoyo, la formación y empoderamiento de la juventud en las nuevas profesiones que requieren competencias digitales y tecnológicas, ligadas a la inteligencia artificial.
Otro objetivo, es concientizar a la sociedad y los estamentos gubernamentales, sobre los desafíos actuales y futuros de la juventud como terminar una carrera, encontrar empleo seguro o emprender nuevos negocios, adecuarse a las nuevas exigencias del mercado laboral, formar familias, educar a los hijos, crear un patrimonio, procurar vivienda digna, en resumen, los mismos que afrontamos los mayores, pero en un entorno tecnológico muy diferente y cambiante.
Pero, disponen de herramientas tecnológicas y su teléfono inteligente, que pueden utilizar para lo bueno, lo menos bueno, o lo que solo le roba tiempo y desorienta. Además de la escuela, pueden acceder a bibliotecas, cursos online, canales de video de oficios y profesiones, películas instructivas, reportajes y cursos gratuitos para aprender otros idiomas e incluso a la inteligencia artificial y otras posibilidades de estudiar, aprender y graduarse. Pero también, al mismo tiempo de una oferta inmensa, se llamen como se llamen, de posibilidades de distracción y desorientación.
¿Y qué hacer para procurar el crecimiento y desarrollo sano de nuestros jóvenes? Si tiene hijos, desde antes de la juventud (16 a 28 años), enseñarles a diferenciar entre utilizar su smartphone para aprender y para el entretenimiento, y cuáles son los límites adecuados, en los contenidos y el tiempo dedicado, para no caer en la dependencia o adicción perjudicial. Por eso, aun disponiendo de todas las herramientas digitales, necesitan de voluntad propia y apoyo moral de sus padres, del sistema nacional o privado educativo, y también, de buenos ejemplos cercanos en la familia que los guíe para desarrollarse por el buen camino.
Pensando en la pirámide que ordena a las familias en diferentes estamentos sociales, las herramientas digitales han traspasado sus límites, pues utilizando internet con un laptop, un tablet o un smartphone podemos acceder a los temas y contenidos sin ningún tipo de distinción. Así, nuestra juventud comparándolas con los 30 años anteriores, tiene muchas ventajas, pero del lado humano, debemos apoyarlos y supervisar sanamente su desarrollo y no dejarlos solos en la adversidad informática. Conversar, preguntar, dedicar tiempo de reflexión y expresar en voz alta las ilusiones ayudará a reducir el aislamiento por falta de atención de los padres y los mayores de su entorno.
Pero también deben aprender las reglas básicas del comportamiento social y familiar, y no asumir que ser expertos en el manejo de la tecnología los exime de la consideración y el respeto a su entorno familiar y social.
Mi juventud, de los 16 a los 28 años, el 80% del tiempo fue trabajar en un taller de mecánica y estudiar y el 20% disfrutar de lo que se podía, entre terminar la secundaria y estudiar ingeniería con muchos libros, mesa de dibujo, regla de cálculo, maestros, profesores y aprobar muchos exámenes.
Hoy como siempre, si nuestros jóvenes quieren triunfar, dedicación y concentración es lo que corresponde y cada cosa en su momento, pues el divino tesoro de la juventud, se nos va sin darnos cuenta.
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