Con su talento derribó barreras y demostró hasta dónde puede llegar un salvadoreño.
Con su talento derribó barreras y demostró hasta dónde puede llegar un salvadoreño.
Lo que investigué de este salvadoreño: “Debutó en el extinto CD Negocios Internacionales a finales de la década de los 70, donde comenzó su carrera en la Liga Mayor de Fútbol. Luego pasó al Alianza FC en la temporada 1976-77, donde logró consolidarse y dar paso a una trayectoria futbolística exitosa en diversos clubes del mundo, que incluyeron a los mexicanos Club León y Atlas de Guadalajara. En Finlandia jugó en el KPV Kokkola, así como también en el alemán KFC Uerdingen 05. Al final de su carrera militó en los equipos japoneses Yokohama Flügels y Nippon Kokan. Cabe resaltar que en todos los equipos donde jugó fue capitán y actualmente ostenta el récord de ser el futbolista salvadoreño que ha representado a más países en su carrera. Incluso integró una «selección del resto del mundo» junto a figuras como Diego Maradona, Hugo de León, Jorge “Mágico” González y Patricio “Pato” Yáñez”.
Hablar de Jaime “La Chelona” Rodríguez es hablar de un referente de nuestro fútbol a nivel mundial. Jaime traspasó fronteras y permitió que, aunque fuese un poco, se conociera a El Salvador en el mapa futbolístico. Con su talento derribó barreras y demostró hasta dónde puede llegar un salvadoreño. Hoy, ha partido un grande del fútbol mundial.
El Salvador pierde a un referente del deporte que nos dio gloria. Por eso creo que vale la pena escribir estas líneas en honor a Jaime “La Chelona”. No tuve la fortuna de conocerlo personalmente, pero a través de amigos y de anécdotas que circulan, descubrí a un hombre que dejó huella. Digo “dejó” porque aunque ya no esté físicamente, seguirá viviendo en los amantes del fútbol, sobre todo en el recuerdo eterno del aliancismo.
Pero ¿qué diferencia a Jaime “La Chelona” Rodríguez de otros jugadores? Jaime no fue un prodigio natural como su compañero de selección Jorge “Mágico” González. Lo suyo fue forjarse a pulso con un cincel llamado disciplina, y más disciplina. Hoy el mundo ve en Cristiano Ronaldo un ejemplo de lo mismo: la disciplina como llave del éxito. Adaptarse a la rigurosidad japonesa no era nada fácil, y sin embargo, Jaime lo logró, triunfó y se convirtió en capitán, admirado incluso por la colonia japonesa residente en El Salvador en aquella época. Fue un ejemplo de vida: trabajador, constante, disciplinado, con una carrera que le permitió retirarse de forma digna. Un verdadero héroe nacional.
En una sociedad que con frecuencia pone como modelo al “antihéroe”, Jaime mostró que con disciplina los sueños son alcanzables. Que el talento, sin constancia, no basta. Que la fórmula es sencilla: 99% disciplina y 1% talento. Hablar de Jaime es hablar de los años dorados del fútbol salvadoreño, de aquella alegría de los 70 que dio respiro a un país que ya se asomaba a un conflicto armado. En esos días, en cualquier rincón, un radio transmitía las gestas de ese grupo de titanes, y por un momento las armas callaban para dar paso a la pasión del fútbol.
El legado de Jaime “La Chelona” Rodríguez es difícil de superar. En un tiempo en el que todo parece volverse fácil, inmediato y sin esfuerzo, él nos recordó que no hay atajos. Capitán en todos los equipos donde jugó, orgullo de la “Barra Blanca”, fue uno de los deportistas más disciplinados que ha tenido este país. Vale la pena detenerse y escribir sobre él.
Descansa en paz, Jaime “La Chelona” Rodríguez. No puedo afirmar que un país entero te agradezca como lo mereces, pero espero resaltar la importancia de tu figura: enseñaste que en la vida no existen caminos cortos, solo disciplina, disciplina y más disciplina. Tal vez tu época de oro no coincidió con esta era mediática, donde hubieras brillado aún más como referente para las nuevas generaciones.
Estuve presente recientemente en el partido entre El Salvador y Surinam, y confirmé cómo se vive el patriotismo en un estadio cuando miles cantan el himno nacional. Esa pasión conecta con el legado que nos dejas. No sesgaré tampoco que tu paso por el INDES no fue tu mejor etapa; pero un error no borra 99 aciertos. Tu vida sigue siendo un referente de una época dura para El Salvador, la de los años 80, donde el fútbol fue alivio y orgullo.
Descansa en paz, Jaime. Ojalá tu ejemplo inspire a los jóvenes de hoy: que comprendan que la grandeza no está en los atajos, sino en el camino firme de la disciplina.
Médico
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