«Terrorismo» no es sólo el crimen encubierto, sino el infermal terror de guerras en el Orbe. La actual Humanidad ¿Humanidad? se encuentra al borde de su propia gloria o extinción.

En medio de un planeta sin ley, si un genocidio o invasión se comete impunemente en algún lugar del mundo, ello da lugar a que se repita en otras naciones, imperios o etnias. Tristemente la grandiosa Unión de Naciones se torna tan sólo un estrado para denuncias y quejas, pero sin decretos vinculatorios en las Cortes Penales Internacionales que sólo operan con sanciones económicas o en «condenados» menores o no alineados.

La guerra o la paz; la vida o la muerte; el infierno o paraíso, lo decide o veta un reducido grupo de jueces de «Consejos de Seguridad» y no por la totalidad de los miembros del Cónclave de naciones, como debiera serlo dentro del concepto democrático, soberano y humanista.

La Historia no es estática, sino cambiante y evolutiva. En el nuevo mundo multipolar que surge los Imperios, potencias y naciones deben de acordar la paz y el progreso; unirse en el concepto evolutivo, humano y económico de ganar-ganar; vivir-vivir. Ello respetando el bien mutuo y soberano tanto en el campo económico, humanitario así como en la conservación del agredido paraíso natural que nos fue dado por la Creación Universal.

Las economías de guerra geopolítico-militar como la depredación de la Naturaleza son causas del caos, terror y sacrificio de la Paz. (Sé que mis palabras no tendrán algún poder de cambio, pues ya lo ha denunciado inútilmente el planeta entero. Sólo son una alerta a la supervivencia, la paz, justicia y fraternidad en la iluminada Utopía).