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EE.UU anuncia el final de la oprobiosa dictadura cubana

Marco Rubio ha señalado a Cuba y Venezuela, pero no dice nada sobre Nicaragua ni otros países donde se dice que la tortura es lo más que cotidiano.

El régimen cubano tiene que acabar y Estados Unidos tomará las medidas necesarias para poner fin a la dictadura, dijo el Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, refiriéndose a las seis décadas que iniciaron con una especie de «breve luna de miel de ilusiones» y han llevado a un colapso en todos los órdenes: material, moral y político en la Isla.

Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en el Caribe con buques de guerra, submarino nuclear, drones de última generación, aviones espías y miles de marines, mientras cazas F-35 fueron desplegados en Puerto Rico. En las últimas semanas, hundieron tres embarcaciones venezolanas señaladas de narcoterrorismo.

Durante una reunión de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Naciones Unidas, el régimen castrista protestó por lo que alegó es una “amenaza contra la paz regional”.

Como en todas las dictaduras, los jerarcas viven opulentamente en áreas especiales donde el «cubano de a pie» no tiene ningún acceso, a lo que se suma otro hecho: sus hijos y sobrinos llevan vidas de lujo y al viajar se alojan en los hoteles de mayor precio y comen en restaurantes «de cuarenta estrellas para arriba» si tal cosa fuera posible.

Durante décadas el embrujo de la «revolución cubana» embobó a masas de incautos y revolvió no solo Hispanoamérica sino también otras áreas geográficas, pues inclusive el castrismo envió tropas a África para apoyar movimientos «revolucionarios».

Trastocando la frase de Marx de que «la religión es el opio del pueblo», un pensador brasileño dijo, muy acertadamente, que «la revolución es el opio del pueblo», tan «opio» que llevó a muchos a luchar y hasta a morir para que aprovechados llegaran al poder y, una vez en el, establecieran un régimen de corrupción e imposiciones. Solo hay que recordar la soberbia, la opulencia y las imposiciones de Funes y su partido, aclamados como “redentores” por los nulpensantes, a las puertas del saqueo de 351 millones de dólares del Estado salvadoreño mientras la gente se empobrecía más cada día. 

En su locura socialista en los años 80, ellos mismos destruyeron dos maravillosos puentes para “aislar” parte del país a su merced, secuestraron y asesinaron a empresarios, perpetraron masacres y hasta reclutaron niños para su “causa”. Su propósito era implantar un régimen calcado del cubano (tan así que en su tiempo el Profe solo pasaba en La Habana de vacaciones o tratamientos médicos). De haberlo logrado, todos en este suelo estarían pasando un hambre peor que el que se sufre por media población en los actuales momentos, como sucedió en Nicaragua y se vive actualmente en la misma Isla.

Marco Rubio ha señalado a Cuba y Venezuela, pero no dice nada sobre Nicaragua ni otros países donde se dice que la tortura es lo más que cotidiano en la red de gulags que controlan.

Ser o creerse «comunista» o seguidor de cualquier populismo totalitario es válido, como andar de «testigo» de tal o cual divinidad: todos tienen pleno derecho de creer hasta en tonterías, pero en el momento en que montan dictaduras sobre la miseria, la tortura y los asesinatos automáticamente se convierten en criminales, como de igual manera y pese a extraordinarios logros en arquitectura, ciencia, pensamiento, hubo algunos grupos de curas durante el Medioevo que torturaban y hasta quemaban vivos a quienes pensaran distinto a ellos.

El cristianismo se fundamenta en principios morales inobjetables

En contraposición, el cristianismo, la doctrina de la libertad, se basa en principios morales que han sustentado muchas civilizaciones y que en gran parte pero dejando fuera la «Ley del Talión» (ojo por ojo y diente por diente), se basa en «no hagas a otros lo que no quieres que hagan a ti», además de hacer a cada uno responsable de sus actos y liberar a los creyentes de fanatismos, supersticiones animistas y charlatanerías en el peor estilo taliban.

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