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Educación, disciplina, pertenencia

Últimamente, el tema educativo ha ocupado buena parte de las conversaciones y opiniones de los salvadoreños.

Habilidades para la resolución de problemas, capacidad de empatía, condiciones adecuadas para la exitosa inserción personal en una sociedad plural, capacidad para la innovación a partir de los recursos existentes, conocimientos técnicos y humanísticos específicos… una carta al niño Dios de lo que se pueden considerar las metas para un sistema educativo eficaz. 

Últimamente, el tema educativo ha ocupado buena parte de las conversaciones y opiniones de los salvadoreños. 

En ese contexto, me gustaría traer a cuento algunas opiniones de expertos que, basándose en buenas prácticas y experiencias exitosas en países con urgentes necesidades educativas, se manifiestan no solo como muy buenas ideas, sino también como prácticas con excelentes resultados en la transformación de las sociedades a través de la educación. 

Una idea que permea todos los puntos de vista, es la necesidad de poner énfasis tanto en las competencias técnicas como en aquellas que están vinculadas a la gestión del cambio, la empatía y el altruismo. Es decir, las que se centran más en la convivencia social que en el logro de resultados económico-técnico-pragmáticos. Pues, también en el ámbito social y cultural, no hay verdadero éxito, no hay desarrollo sostenible, sino solo cuando se progresa con toda la comunidad. 

Las épocas del triunfador social que se encierra en su torre de marfil y desde ella reparte migajas de su éxito a los que le rodean, y las que contemplaban la finalidad del sistema educativo como un perpetuador de esquemas sociales/culturales fijos o inamovibles, como forjadores de piezas para un engranaje productivo, han quedado en el pasado y hoy día, cualquier sociedad que progrese lo hace en base a la iniciativa y el trabajo de sus ciudadanos; pero no de manera individualista o solitaria, ni gregaria e impersonal.

En este mundo hipercomunicado en el que nos encontramos, debemos entender que todos somos docentes y todos somos discentes. Todos enseñamos y todos aprendemos. La responsabilidad de la educación de las nuevas generaciones rebalsa por mucho lo que se encierra entre las cuatro paredes de un aula. 

Ya no se trata, eso de educar, solamente de algo como dotar a las nuevas generaciones con los conocimientos, herramientas y capacidades para encajar y salir adelante en una sociedad compleja, no. Hoy día todo es más complicado.

Ya no es posible medrar solo, quedaron atrás los tiempos en que las gentes se ocupaban exclusivamente de lograr su éxito personal y el de su familia. La invisible mano de la técnica nos conecta de tal modo que hemos dejado de ser versos sueltos, y todo lo que hacemos -o dejamos de hacer- tiene consecuencias directas no solo en los que nos rodean, en aquellos con quienes convivimos, sino impacto global. 

La respuesta a la pregunta ¿educación para qué? Es hoy día multifacética. Después de desechar contestaciones fáciles que intentan hacer encajar a las personas en aparatos productivos, sistemas sociales de vasallaje político, aparatos o entramados de valores impuestos… uno puede concluir que si se educa para que cada uno haga de su vida un servicio a la sociedad, para que su contribución al desarrollo comunitario sea significativa, al mismo tiempo, por supuesto, que se alcanza la autosuficiencia económica/social, entonces se habrá encontrado un hilo común a todas las réplicas que la pregunta del para qué educativo plantea. 

En este contexto, la disciplina entendida como la obediencia irreflexiva a unas normas y reglas de convivencia autorreferenciales, no encaja definitivamente en el tipo de educación que puede sacar adelante a una sociedad como en la que convivimos; que es lo mismo que decir que alcanzar el desarrollo humano auténtico, es llevar a los miembros más jóvenes de la sociedad no solo a sentirse parte de un aparato productivo o de un sistema axiológico que se recibe acríticamente, sino lograr que cada uno sea consciente de ser un factor de cambio y de transformación social.

Ingeniero

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