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Edad de la promesa de un milagro

La voz —grave y profética— de una cuenta-fortunas que tomó sus manos para decirle: “Has de encontrar la felicidad; tu vida ha estado sumergida en sombras y soledad.

De la visita al circo de los ilusionistas que realizó Inés -conducida por Floritisha, su fiel lazarillo- recordaba -sin poder ver- únicamente la música y el feliz bullicio de la multitud. Pero sobre todo, la voz —grave y profética— de una cuenta-fortunas que tomó sus manos para decirle: “Has de encontrar la felicidad; tu vida ha estado sumergida en sombras y soledad. En el mismo pecado original de tus ancestros. Pero yo te digo que -si en el día de Santa Lucía- lavas tu rostro con hierba santa, recobrarás la vista y expulsarás de tu alma los espíritus de la tristeza y ha de llegar a ti la felicidad que te mereces”. Sin creer o no si el feliz augurio sería cierto -o sólo esperanzadora inocencia- guardó dentro de sí aquella promesa, hasta el día esperado cuando la luz volviera a sus ojos. Floritisha escanció muchas veces su cara con el agua santa de la Cuenta fortunas y el milagro -aunque tardado- se realizó. No supo si hubieron transcurrido mil o sólo los diez años que fuera contando a su lado -día a día- la voz de “Tisha” –como llamaba a su guía y protectora. Tiempo que –pese a su ceguera—los alumbró un sueño diferente y revelador: la luz del mundo de diez años. Edad de esta historia de magia, ilusión y esperanza que es la vida y su promesa.(II) de “Leyenda del Otro Lado de la Piel” © C.B.

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