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“Calipso”, la Marioneta Humana”

Poco a poco, el misterioso artista y su títere viviente se convirtieron en un solo ser, como en la historia de Russo.

Cuando el actor actúa su destino el mismo destino interpreta al actor. Actuando la vida, la misma actúa al artista. Calipso -la inmóvil trapecista de una caída- habría de renacer en la pista del circo del mundo. Mascarada le había dicho que actuara la felicidad como marioneta viviente. Fue así cómo ató unas cuerdas coloridas a sus hombros, brazos y piernas, para moverla desde lo alto, como suele hacer el destino con sus títeres humanos. Dejándose guiar por el actor circense del amor, Calipso empezó a interpretar su nuevo papel de marioneta en el luminoso drama de la risa, haciendo de su espectáculo algo nuevo y colorido. Poco a poco, el misterioso artista y su títere viviente se convirtieron en un solo ser, como en la historia de Russo. Actuando la burla y el amor, ambos habrían de vencer la aurora de los tiempos por venir. De esa manera -cruzando el umbral de un renacer- la que fuera un día artista del trapecio se volvió intérprete de la felicidad. “El que se ríe de la vida hace que la vida se ponga a reír -le habría aconsejado Mascarada. Desenmascara la risa del destino y de la audiencia. Así volverán a reír, como cuando volar era posible.” (XLIV) de: “La Máscara que Reía.” ©

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