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Agricultura, el pilar que nos da alimentos

Invertir en la Agricultura es lo correcto. Recordemos que el país se cambia con tu ejemplo, no con tu opinión.

Cuando hablamos de alimentar a los salvadoreños, nadie merece más reconocimiento que los agricultores.


Nuestros campesinos y comunidades en general tienen un enorme potencial, pero carecen de acceso a recursos y servicios para apoyar la producción y comercialización de alimentos. La poca producción campesina se da en un contexto de alto riesgo frente al cambio climático, de empobrecimiento del suelo, pérdida creciente de las semillas nativas, escasa inversión en tecnologías agropecuarias y manejo postcosecha, bajas coberturas de asistencia técnica y crediticia, y una casi nula intervención para el acceso a mercados y precios de referencia. A esta situación se suma la escasa asistencia técnica recibida.


Aun teniendo el conocimiento que son los pequeños agricultores, familias de pescadores, habitantes de los cantones y otras personas rurales que aun trabajan en la tierra; subsistiendo y que con lo poco que tienen: crean empleos, dentro y fuera de sus granjas y mantienen las economías rurales. Conservan y restauran la biodiversidad y los ecosistemas, y que buscan ayuda para implementar métodos de producción que pueden reducir o evitar los riesgos del cambio climático. Son ellos los que quieren asegurar la sucesión de conocimiento y tradición de generación en generación. Ellos producen alimentos saludables, nutritivos, diversos y culturalmente apropiados. Son ellos quienes necesitan nuestro apoyo.


Al invertir en las personas de las que dependemos, estamos invirtiendo en sistemas de producción de alimentos que sean saludables. Sistemas que puedan combatir el hambre y la desnutrición en todas sus formas incluido el creciente problema de la obesidad y pueden proteger nuestro medio ambiente y construir una sociedad salvadoreña más igualitaria.


Las mujeres, que son la mitad de los agricultores familiares, se enfrentan a enormes limitaciones. La juventud rural también es altamente vulnerable. La infraestructura en las áreas rurales es pobre, y las condiciones ambientales y climáticas de las que dependen están amenazadas. Los responsables de las políticas deben reconocer estos desafíos y tomar medidas. Pero, con demasiada frecuencia, las voces de los agricultores familiares no se escuchan en los procesos políticos.


Iniciar una transformación a nivel de comunidades siempre trae consigo una serie de limitaciones. El éxito de la iniciativa depende de la capacidad del líder para conducir el equipo para superar los problemas. Teniendo estos factores bien claros, comprendí que el cambio no solo implica introducir un nuevo sistema de producción, sino que implica una etapa de transformación y de superación personal, entonces pasé a esquematizar el proceso para la adopción del sistema sostenible es cómo surgió Cosechando Sonrisas. Tuve palabras de desaliento o de burlas que sirvieron como fuente de fortaleza para seguir adelante con mi proyecto, con la convicción de que un país mejor es posible de construir y depende de cada uno de nosotros.


Con el programa Cosechando Sonrisas hago un gran esfuerzo por brindar la semilla, abono, asesoría técnica desde la siembra hasta la cosecha, entre otros insumos necesario para el levantamiento de un huerto, de manera gratuita a comunidades con altos índices de vulnerabilidad. La transformación de las comunidades intervenidas son un orgullo, espacios que antes eran utilizados de botaderos hoy son tierras fértiles productoras de alimentos para las comunidades, fortaleciendo la seguridad alimentaria y económica de cada familia beneficiada.


El futuro es ahora. Una persona, un pueblo, un país condena su destino, para el bien o para el mal, por las acciones que realiza en el presente. Nuestro presente en lo económico, ambiental y social no está nada bueno a consecuencias de las acciones realizadas en el pasado y muchos de estos modelos insostenibles todavía hasta la actualidad son aplicados. Sentenciar nuestro futuro con mejores condiciones de vida y un ambiente saludable, con alimentos producidos aplicando sistemas menos dañinos y aprovechando en forma racional los recursos es posible, pero requiere realizar acciones ahora.


Sin dudas, una mejor calidad de vida empieza por una nutrición saludable, ya que una dieta completa y rica en vitaminas no solo nos ayuda a protegernos de la malnutrición, sino que también es clave para prevenir enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, la diabetes, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.


Invertir en la Agricultura es lo correcto. Recordemos que el país se cambia con tu ejemplo, no con tu opinión.

Ingeniera.

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