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Cada año, las inundaciones reducen las tierras fértiles para cultivar en San Miguel

Los agricultores señalan que han modificado sus tiempos de siembra para no verse afectados, y los ganaderos deben evacuar a sus vacas o prepararse con gastos de medicación.

vaca en inundacion

Para muchos  agricultores y ganaderos los meses de invierno son los de  mayor productividad,  sin embargo para quienes producen en zonas de alta vulnerabilidad el riesgo de las  pérdidas o escasez llega con la lluvia.

En el caserío Cazamota y alrededores del Río Grande, de San Miguel, esa es la realidad de los productores, quienes se han adaptado a las variantes del clima, modificando prácticas para no verse afectados con pérdidas de cultivos a causa del desbordamiento del río.

En el lugar se produce el maíz, maicillo, zacate para ganado, sorgo, plataneras, hortalizas entre otros.

Israel Romero vive en Cazamota  desde 1,973. Casi toda su vida la ha dedicado a la siembra y crianza de ganado en esa zona; él cuenta que hace varias décadas lograba producir sandías  grandes, pero cuando el cauce del Río Grande  cambió su curso,  los problemas de inundación comenzaron.

Don Israel Romero
Productor de Cazamota, uno de los afectados con las inundaciones. FOTO EDH/ J MEJÍA.

“Antes sembramos sandía aquí, cuando el río tenía su curso legal y es que el río hoy ha cambiado el rumbo, el río se soltó porque nunca se le dio mantenimiento”, dice  Israel.

Este productor de la zona explica que lleva años viendo como el río arrastra basura en cantidad, incluyendo refrigeradoras y otros objetos,  lo que permitía que el lecho del río suba, generando que el cauce cambie el curso.

«Aquí estas tierras casi están a nivel de la cuenca del río, casi están a nivel de los potreros, entonces,  el agua siempre busca su nivel, tiene que expandirse. Aquí hay más de 6,000 manzanas de tierra desperdiciadas     (porque es la que se inunda), y de primera calidad, buenas tierras que pueden producirse todo el tiempo», añade el productor.

Debido al problema del Río Grande, que se desborda en las tormentas de cada invierno, entre los periodos de mayo a septiembre,  el agricultor comenta   que no se puede cultivar, ya que la demasiada acumulación de agua, inunda los cultivos, generando más pérdidas que las cosechas logradas.

“Aquí estaba destinado un proyecto (con cooperación extranjera) para solventar ese problema del río, dragando y el exceso de agua se iba a distribuir para laguna San Juan con esclusas y otra para Olomega, de tal manera que en el verano hubiera irrigación por todas las partes, era un buen proyecto, pero el gobierno en ese entonces, lo desvió”, comenta Israel.

Productor afectado
Don Israel muestra las anegaciones que van dejando las lluvias en los potreros. FOTO EDH/J MEJÍA.

Él lamenta que la agricultura en este país siempre ha estado abandonada por los gobiernos, 

Cuando el cauce cambió su recorrido y se empezaron a inundar las viviendas, poco a poco el área vulnerable a inundaciones  fue creciendo al punto de alcanzar las casas en un radio de tres kilómetros en la ribera del río Grande.

Recuerda que los primeros años que se dio el problema de las inundaciones,  se acostumbraba a  la siembra primera y la postrera, que son en el primer y segundo periodo del año, pero los agricultores tuvieron que modificar el tiempo de siembra tras el impacto que les dejó «llena» (inundación) que no le permitió recoger el cultivo a un día de maduración.

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“Usted puede vivir sin buses, sin gasolina, pero sin comida no; y el banco no nos perdona…Un domingo entró la lluvia, otro día iba a cosechar, iba a meter las máquinas y ya cuando vine a ver temprano estaba todo bien inundado”, recuerda el productor.

Ese año perdió todo en una noche.Más de una manzana de maicillo que había sembrado para alimento de su ganado. Ahora, las personas comienzan a sembrar cuando el invierno se ha ido y las aguas sobre los terrenos se van secando, regularmente lo hacen  en noviembre.

A partir de la siembra, no demoran mucho para las cosechas ya que señalan los productores que están listas en periodos de entre 60 a 90 días, depende de la semilla, debido a que la tierra es fértil.

Pérdidas de ganado, el golpe más duro para los productores en Cazamota

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Una de las vacas que murió tras ser arrastrada por una creciente del Río Grande de San Miguel el año pasado. FOTO EDH/ CORTESÍA.

Al igual que los cultivos, el ganado perece en las inundaciones, ya sea por golpes, ahogamiento o enfermedades derivadas de la ingesta y contacto con el agua contaminada de las crecientes.

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“Yo por ejemplo he perdido ganado aquí, no solo por el río, sino que me han robado,  cuando ha sido por el río, que crece entre 6 hasta 8 metros sobre el suelo, depende el área topográfica, es arrastrado y el ganado si no se golpea, se traba en los alambres de los cercos de los potreros y cuando no pueden salir, aunque sean animales buenos nadadores, se ahogan”, explicó un ganadero de Cazamota.

Hace un año aproximadamente,  un ganadero de la zona perdió tres vacas, en una devastadora inundación, que las arrastró por varios metros. Al llegar a una zona  con lodo,  una vaca quedó  atascada; al día siguiente  el propietario fue a buscarlas,  pero no logró sacarla viva y  debido a la dificultad del lugar tuvieron que enterrarla ahí mismo, cuentan lugareños.

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Una de las vacas arrastradas durante la creciente del Río Grande en septiembre de 2024. FOTO EDH/ CORTESÍA.

Ganaderos comentaron  que en todos estos años de inundaciones, algunos contabilizan pérdidas de 25 vacas. Añaden que los terneros lactantes y vacas recién paridas son los más vulnerables,  por ello es que algunos ganaderos  han optado por evacuarlas preventivamente porque  en algunos casos las llenas (inundaciones) pueden desencadenarse por  lluvias en la zona o en la parte  alta del río.

Otra de las situaciones que provoca la muerte del ganado es que los animales  buscan refugiarse bajo los árboles , lo que los pone en riesgo de sufrir descargas eléctricas por rayos o de golpes por desprendimiento de ramas o árboles.

“Cuando está lloviendo uno saca el ganado de los potreros y lo pone en una parte que no tiene agua, yo lo que he hecho es mover el ganado parido y lo traigo a otra parcela que me prestan en la parte alta” , explica Israel, productor de la zona.

Otro de los ganaderos manifestó que hay animales que han muerto por estar en potreros anegados, con solo que el agua mantenga húmedas las patas pueden  morir por el frío, especialmente el ganado más joven.

Los  ganaderos, también, exponen que si los animales  toman del agua de las inundaciones, existe riesgo de que este contaminada  y por ende las reses se enfermen e incluso mueran.

Ganado
El ganado que se mantiene en las zonas inundadas se enferma por las bacterias, según ganaderos. FOTO EDH/ J MEJÍA

“La verdad puedo decirle que todos los gobiernos abandonan la agricultura, la publicidad es grande, pero los resultados no se ven”, agregó otro ganadero de la zona.

Abandono de la producción agrícola por el problema de las inundaciones

Inundación en Cazamota
Potreros y terrenos para cultivos se inundan todos los años en Cazamota, lo que no permite que los productores trabajen la tierra. FOTO EDH/ J MEJÍA.

Hay ganaderos que se han retirado de ese rubro de trabajo por las pérdidas que han enfrentado o porque consideran que no es productivo ese rubro por el problema de las inundaciones en Cazamota.

Los ganaderos que han quedado se quejan de que la situación va para peor, y señalan  que mano de obra no hay,  y que los jóvenes  aspiran a emigrar ilegalmente para EE. UU en busca de mejorar su calidad de vida, o  se van hacia otros lugares en busca del desarrollo personal, y s pocos que quedan pero  no brindan un trabajo de calidad y sin embargo cobrando caro por su servicios, explicaron.

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