En El Salvador, más de 7,000 personas dependen de terapias sustitutivas, y el trasplante de riñón puede reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida, destacan expertos.
En El Salvador, más de 7,000 personas dependen de terapias sustitutivas, y el trasplante de riñón puede reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida, destacan expertos.

Rafael Cartagena, de 46 años, es un salvadoreño que reside en el exterior desde hace poco tiempo. En 2022 recibió un trasplante de riñón en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), una década después de haber sido diagnosticado con enfermedad renal en 2012.
Recuerda que todo inició con mareos, cansancio y una sensación extraña que atribuía al colesterol alto. Pero lo que parecía un chequeo rutinario terminó cambiándole la vida: su creatinina estaba en 3.1, muy por encima del rango normal. A partir de ese momento comenzó un camino desconocido, marcado por temores, tratamientos y aprendizaje, pero también por esperanza.
Tras el diagnóstico, junto a su nefrólogo logró retrasar el avance de la enfermedad durante ocho años, con disciplina, dieta estricta y controles médicos.
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En abril de 2020, mientras el país permanecía confinado por la pandemia, recibió la noticia de que sus riñones ya no filtraban toxinas. Era momento de iniciar diálisis y la necesidad de un trasplante empezó a ser inminente.
Rafael lo asumió con valentía. Aprendió a vivir conectado a una máquina cada noche y a normalizar la rutina de bolsas, líquidos y ciclos.
“Uno hace todo lo posible por seguir adelante”, expresa.

En 2019, la esperanza comenzó a tomar forma. Para entonces, varios miembros de su familia habían sido descartados como donantes por complicaciones médicas o incompatibilidades. No obstante, una compañera de trabajo se ofreció a donar su riñón. Debido a la pandemia, el proceso se retrasó hasta 2022, después de múltiples pruebas, evaluaciones y del periodo de recuperación tras superar el COVID-19.
Finalmente, en marzo de 2022 la cirugía se realizó. Rafael describe el trasplante como un renacer inmediato.
“Desde que uno despierta de la anestesia, los cambios son notables”, afirma, al señalar que los síntomas que lo acompañaron durante años —cansancio extremo, dolores, sabor metálico, manchas en la piel— desaparecieron. Meses después pudo reincorporarse a su vida laboral.
Rafael destaca el alcance del programa de trasplantes del ISSS y la cobertura que ofrece a los derechohabientes. También reconoce que en El Salvador falta un paso clave: implementar plenamente la donación cadavérica, un mecanismo que permitiría salvar cientos de vidas y reducir el tiempo de espera de miles de pacientes con enfermedad renal.
“Hay personas dispuestas a donar; lo único que falta es que el reglamento se materialice”, afirma.
El caso de Rafael refleja tanto los avances como las brechas del sistema de trasplantes en El Salvador.
La Ley Especial sobre Trasplantes de Células, Tejidos y Órganos Humanos está vigente desde 2023 y fue reformada en 2025. Permite la donación cadavérica (tras muerte cerebral), prohíbe el tráfico de órganos con sanciones severas y establece una Dirección de Trasplantes dentro del Ministerio de Salud. No obstante, especialistas consideran que persisten rezagos en la aplicación de la normativa.
“La lista nacional de espera y el registro unificado aún no funcionan en su totalidad”, explica el doctor Rafael Chávez, especialista en nefrología y trasplante renal.
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Para Chávez, las reformas y la creación del Centro Nacional de Trasplantes (CNT) en 2022 representan un avance importante; sin embargo, el reto es garantizar acceso real y equitativo para los pacientes.
En 2023, el ministro de Salud, Francisco Alabí, reconoció que aún no se aplicaba la normativa sobre la lista de espera ni la posibilidad de contar con donantes fallecidos.
El ministro Alabí explicó ante la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa que “en algún momento se va a llegar al tema del donante fallecido”, lo que permitiría incorporar a la población a la lista nacional.
De acuerdo con el Plan Estratégico Intersectorial para el Abordaje Integral de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) 2024–2028, El Salvador ha destinado $3.64 millones para establecer y consolidar el Programa Nacional Integrado de Trasplante Renal.
El documento señala que el financiamiento busca ampliar la capacidad del sistema de salud ante el creciente número de pacientes que requieren un trasplante como tratamiento definitivo.
Los fondos provienen principalmente del presupuesto del Estado —incluido el Ministerio de Salud, el ISSS y otras instituciones del Sistema Nacional Integrado de Salud— y son complementados por cooperación internacional.
El monto se distribuye en dos líneas principales: Creación y funcionamiento del Consejo Salvadoreño de Trasplantes ($868,000), responsable de la rectoría y regulación del proceso e implementación del Plan Nacional Integrado de Trasplante Renal ($2,772,000).
Según la proyección gubernamental, desde marzo de 2024 El Salvador estaría realizando 100 trasplantes de riñón al año de manera permanente.

Especialistas consideran el trasplante renal como la mejor alternativa para mejorar la calidad de vida de personas con insuficiencia renal avanzada, frente a terapias dialíticas que implican un costo elevado y sostenido para el sistema. El procedimiento puede reducir la mortalidad, mejorar la calidad de vida y contribuir a sistemas de salud más sostenibles y equitativos, destaca el doctor Chávez.
La Memoria de Labores del Ministerio de Salud 2023–2024 informa que los hospitales Zacamil y Rosales implementaron por primera vez su programa de trasplante renal y realizaron con éxito alrededor de 15 trasplantes de donantes vivos en ese periodo.
Asimismo, señala que las enfermedades crónicas —entre ellas la renal— representan un alto número de atenciones y hospitalizaciones, y existe una demanda creciente de tratamientos para pacientes con ERC.
Un total de 7,321 personas reciben tratamiento sustitutivo renal (hemodiálisis o diálisis peritoneal) en 10 hospitales del MINSAL y uno del Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial.
El doctor Chávez, quien hasta 2023 formó parte del staff de Nefrología y Trasplante Renal del ISSS, explica que El Salvador inició estos procedimientos en 1985 y que, tras 40 años, aún no se han superado las mil operaciones.
Según datos del ISSS publicados en marzo de 2023, se han realizado 900 trasplantes de riñón desde el inicio del programa en el Hospital Médico Quirúrgico en 1985.
Para ese año, 2,935 pacientes vivían con insuficiencia renal crónica:
«Un trasplante de riñón ronda los $22 mil por paciente», publicó la institución ese mismo año en su página web.
“Estas son técnicas modernas que, en un entorno donde la ERC representa una carga importante, permiten que una persona tenga una mejor calidad de vida por hasta 20 años o más”, opina el doctor Emmanuel Jarquín, especialista en medicina, salud ocupacional e investigador en Nefropatía Mesoamericana.
Jarquín lidera, junto a un equipo de especialistas, un estudio sobre esta patología en comunidades del Bajo Lempa, con apoyo de la Universidad de Boston y organismos internacionales.
“En países en vías de desarrollo tenemos poca capacidad económica para este tipo de intervenciones; sin duda debe apostarse a estos tratamientos que mejoran la calidad de vida”, añade.
El Atlas Global de Salud Renal 2023 y el Registro Latinoamericano de Diálisis y Trasplante, publicado en 2024 por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN), indican que El Salvador realiza 6 trasplantes por cada millón de habitantes y lo ubican entre los países latinoamericanos con mayor impacto por ERC, con una prevalencia del 11.87% y una mortalidad atribuida del 10.15%.
El documento también señala que es uno de los países con menores tasas de trasplante renal en la región, muy por debajo de Uruguay (42 pmp), Chile (22 pmp) o Brasil (30 pmp), y comparable únicamente con Guatemala (6) y República Dominicana (5).
Mientras que historias como la de Rafael demuestran que un riñón puede significar un renacer inmediato, miles de pacientes continúan esperando una oportunidad que depende, en gran medida, de que el país termine de implementar la normativa vigente y dé el salto a la donación cadavérica.
Solicitud de información
Para el desarrollo de esta nota se solicitó información al Ministerio de Salud a través del área de comunicaciones, y al Instituto Salvadoreño del Seguro Social llamando por teléfono al número 2591-3485 del área de Comunicaciones y por correo electrónico a oir@isss.gob.sv para conocer detalles sobre el programa de trasplante de riñón, número de trasplantes renales realizados anualmente y avances en la implementación de la ley de trasplante de órganos. Al cierre de este informe ninguna de las solicitudes fue contestada.
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