Mientras las luces navideñas iluminan los hogares y el sonido de los abrazos se mezcla con los brindis de fin de año, miles de familias se reúnen para celebrar. Son noches pensadas para compartir y agradecer marcadas por la calidez del hogar y la compañía de los seres queridos.
Sin embargo, en medio de esa alegría colectiva, hay hombres y mujeres que cambian la mesa familiar por el conteo regresivo por una sirena y los abrazos por la responsabilidad de estar listos ante cualquier emergencia. Son los integrantes de los cuerpos de socorro, quienes, movidos por una profunda vocación de servicio, eligen velar por la seguridad y la vida de otros, incluso en las fechas más significativas del calendario.
Los Comandos de Salvamento hacen turnos para estar alerta al llamado ante cualquier emergencia que pueda surgir. Un destacable ejemplo es el de Luis Colato, quien a sus 55 años lleva 40 de ser socorrista y en todos ha hecho sus turnos para estar listo al llamado de cualquier emergencia.
«Dentro de las asistencias más graves que atendemos en esta fecha es que se desate un incendio. En el cual tenemos que ir en apoyo de los Bomberos, ya hemos atendido un 31 de diciembre. Tuvimos que llegar y evacuar y ver quemados. Es bien triste para la familia, para nosotros como rescatistas y tenemos que llegar a hacer lo que sabemos hacer, rescatar», explica.
Luis Colato, socorrista de Comandos de Salvamento con 40 años de servicio | Foto EDH/ J. García
Dice que su familia ya tiene muy presente que él será «el ausente» en cualquiera de las fechas.
Señala que el origen de todas las emergencias es que la gente no tiene prevención: «Sabemos que van a haber quemados, accidentes de tránsito, ya lo sabemos, sabemos que tenemos que estar para poder atenderlos».
Josué Montoya, de 18 años, cuenta con cinco años de servicio como socorristas de los que dos de ellos ha prestado sus servicios en los turnos de fin de año.
El cuerpo de socorro pide prestar servicio ya sea 24 y 25 o 31 y 1 de enero, pero en su caso, él opta por hacerlo en ambos. Es joven, pero como los otros, afirma haber encontrado una segunda familia en el cuerpo de socorro.
Josué Montoya es un joven de 18 años con cinco años de servicio como rescatista | Foto J. García
«Me invitan a salir y yo digo que es mejor ayudar a mi prójimo. Me siento bien porque estoy con mis compañeros. Todos somos bastante unidos y la pasamos bien, aunque no sea con mi familia», menciona.
Patricia López es una socorristas de 46 años y aunque reconoce resentir la falta de compañía de su familia en las fiestas, enfatiza en su deseo de ayudar a los demás y del cual, su familia con orgullo comprende.
Lleva 22 años siendo rescatista de los que todos ha cooperado en los turnos como radio operadora.
«Siempre estamos nosotros por cualquier emergencia allí atentos al llamado de alerta, como se dice: Comando Alerta, yo respondo'», indica.
Patricia Lópes cuenta con 22 años de servicio ante los siniestros que ocurran | Foto J. Garía
También, menciona que reciben el año nuevo atendiendo emergencias y que hasta que son llevados los pacientes o afectados a un centro hospitalario o hasta después de haberlos atendido, se comparten entre ellos un abrazo fraterno.
Los siniestros más comunes para estas fechas, afirma, son los accidentes de tránsito.
«Yo comprendo a mi familia, pero como yo el espíritu de servicio que tengo acá y el gran amor al prójimo que yo me siento bien al salvar vidas. Hoy ya se acostumbraron», añade.
