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La pobreza se agrava por el hacinamiento, analfabetismo y el desempleo

Muchos salvadoreños continúan sin poder leer y escribir o, en sus hogares, sin áreas destinadas exclusivamente para dormir, o comprar algunos bienes debido a bajo nivel adquisitivo que enfrentan sus familias

Vejez, pobreza, exclusión, marginalidad. Comunidad Gerardo Barrios de Soyapango. Foto EDH / Miguel Lemus

Tener un vehículo es igual de inalcanzable que contar con un aire acondicionado para muchos hogares salvadoreños a pesar de que algunos de sus habitantes tengan un empleo, sin que este represente poder de adquisición.

En El Salvador, por ejemplo, el parque vehicular asciende a casi dos millones de unidades; pero su posición (al sumar motocicletas y carros) se concentra en más de 800,000 hogares; es decir que en menos de la mitad de los hogares del país.

Además, sólo el 7.5% de los hogares cuenta con aire acondicionado, electrodoméstico que es muy deseado por la población en estos días  de temperatura alta.

Pero su valor (arriba de $500), el pago de instalación y el incremento mensual de la factura de energía eléctrica son factores que influyen para que las familias desistan de contar con uno de estos aparatos.

El hacinamiento y el analfabetismo son otros factores que también inciden en el nivel de pobreza de los salvadoreños.

Pero a eso se suma que en el país hay 121,646 personas, de 10 años o más, que están desocupadas; es decir sin un empleo a pesar de estar en el segmento denominado como Población Económicamente Activa (PEA).

Cinco de cada diez salvadoreños desempleados son hombres (64,745) y el resto, mujeres (56,901), de acuerdo a los datos consignados en el VII Censo de Población y VI de Vivienda 2024 que fue realizado por el Banco Central de Reserva (BCR).

San Salvador es el departamento que registra el mayor número de desempleados, con 40,792, personas; seguido de La Libertad (15,426) y Sonsonate (10,993).

Aunque al desglosar la tasa de desocupación por departamento, en relación a su población, el departamento de Ahuachapán cuenta con la cifra más alta de desempleados, con el 5.9%.

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La Población Económicamente Activa (PEA) se refiere al conjunto de personas que tienen empleo o lo están buscando activamente. 

La población que conforma el referido sector asciende a 2,696,939; es decir el 44.7% de los 6,029,976 de salvadoreños.

Cabañas es el departamento que presenta menos desempleados (1,869 personas) en el país.

Datos del Censo consignaron que la tasa de desocupación del país se redujo sustancialmente al comparar los datos del 2007 que era el 11.4% de la población contra los 4.5% del año pasado.

El Diario de Hoy publicó a mediados de julio un amplio reportaje donde se consignó que la población salvadoreña se está concentrando en el área urbana del país, respecto al campo (ocho de cada diez personas).

Al ser consultados al respecto, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) señaló que esta situación refleja un desafío que puede traducirse en una oportunidad de política pública.

Espacialmente, es más fácil encontrar a la población, pero se necesitan más recursos para poder tener la infraestructura, personal y suministros para satisfacer la demanda de una población voluminosa. En las zonas rurales, se enfrentan el desafío de atender a una población pequeña pero espacialmente dispersa. 

“Los mercados laborales se enfrentan a distintos desequilibrios amenazantes para el bienestar cuando las zonas urbanas operan como polos concéntricos de las oportunidades de trabajo mejor remuneradas, más calificadas y socialmente valoradas a expensas de la inclusión rural. Por un lado, los mercados urbanos necesitan absorber una fuerza laboral voluminosa y muchas veces, esto se hace por medio de cupos laborales de subsistencia que impiden el vivir bien en el hoy y en el mañana (se gana lo del día o menos y se no se puede ahorrar o invertir para el futuro)”, señaló.

Y agregó que, por otro lado, los mercados rurales se vuelven poco atractivos y competitivos y en algunos sectores como el agropecuario, se dificulta la renovación generacional de la fuerza laboral.

En el imaginario salvadoreño, el vivir en las ciudades se suele asociar con vivir mejor que un pueblo. Sin embargo, el tener niveles elevados de concentración urbana también abren las puertas a nuevas formas de segregación social por la manera en cómo la diferencia de poder adquisitivo se traduce en inequidad socioespacial. 

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Mientras que el director del Centro de Investigación Multidisciplinario (CIMU) de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente (FMOcc) de la Universidad de El Salvador (UES), Walter Fagoaga, durante un análisis de la Ley Especial para la Reestructuración Municipal en El Salvador, señaló que su implementación no ha solucionado el problema previsto, que era la falta de desarrollo de los municipios.

Planteó que hay que crear reformas a la referida ley, replantear el modelo y empezar a ver las posibilidades de cómo crear estas condiciones “porque si no vamos a tener como impacto principal el aumento de la pobreza y la poca capacidad de los territorios para poder desarrollar productividad, bienestar y sobre todo relaciones sociales adecuadas para lo que es la necesidad de un país que demanda este tipo de servicio del Estado”.

Pobreza

La Población Económicamente Inactiva (PEI) también mostró una reducción respecto al 2007 ya que pasó del 54.6% al 47.5%, el año pasado, al ser integrada por 2,437,544 personas.

El PEI hace referencia a todas las personas en edad de trabajar (a partir de los 10 años en adelante) que no están empleadas ni buscan empleo activamente; es decir que no participan en el mercado laboral, ya sea porque no quieren, no pueden o no están disponibles.

La población inactiva no busca empleo mientras que la población desempleada está buscando activamente trabajo pero no lo ha encontrado.

El “Mapa socioeconómico: Guía para los nuevos 44 municipios de El Salvador” que fue presentado el año pasado, previo a los resultados del Censo, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece que el 27.2% de los hogares del país están en una situación de pobreza monetaria; mientras que en pobreza multidimensional, el 25.1%.

La primera se refiere al porcentaje de hogares cuyos ingresos en 2023 no eran suficientes para cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA) o la Canasta Ampliada (CA). 

Como referencia, en ese año, la CBA urbana fue de $252.40 y la rural de $189.40. La CA en el área urbana fue de $504.80 y en el área rural de $378.86.

Mientras que la pobreza multidimensional se refiere al porcentaje de hogares que reportaron privaciones en siete o más de los veinte indicadores incluidos de Pobreza Multidimensional de El Salvador. 

Los indicadores están agrupados en cinco dimensiones que son: educación; condiciones de la vivienda; trabajo y seguridad social; salud, servicios básicos y seguridad alimentaria y, calidad del hábitat.

Disciplina estudiantes en escuelas, Ministerio de Educación. Niñas y adolescentes
En El Salvador son más mujeres, de diez años en adelante, que hombres los que no saben leer y escribir. El total de la población analfabeta suma 477,435 personas. Foto EDH/Archivo

Adversidades

En ese sentido, el grado de escolaridad promedio en El Salvador es de 8; es decir, el número de años que en promedio, la población de 10 años o más, ha aprobado en el sistema educativo.

Sin embargo, 477,435 salvadoreños (de 10 años o más) son analfabetas en el país (no saben leer ni escribir).

Las mujeres son las que menos acceso han tenido a la oportunidad de estudiar ya que el número en dicha condición asciende a 297,867; mientras que en los hombres, la cantidad llega a 179,568.

San Salvador, como en el caso de las personas desempleadas, ocupa el primer lugar de su población, de 10 años o más, que no sabe leer y escribir, con 58,631 personas.

Otra de las realidades que reflejó el Censo, y que agrava la pobreza, es que el hacinamiento de las personas era del 38.1% en el 2023; pero al sumar los hogares que no cuentan con ninguna habitación o sólo tienen una, asciende al 39.11%, para el año pasado.

El hacinamiento está relacionado al porcentaje de hogares con tres personas o más por habitación exclusiva para dormir.

El Salvador tiene 1,890,571 de hogares; de los cuales, 37,115 no cuenta con ningún dormitorio y otros 702,406 sólo tienen una habitación para descansar durante las noches.

Esta última cifra se incrementa al sumar aquellos hogares que no cuentan con un espacio exclusivo para dormir.

El promedio de personas por hogar sobrepasa de tres, de acuerdo al Censo.

Un total de 663,683 hogares cuentan con dos dormitorios.

Bienes y servicios

La poca capacidad de adquisición de los salvadoreños, ante su condición de pobreza monetaria y multidimensional, también se puede medir por los bienes o servicios que logra adquirir.

Para el 2007, el 67.5% de la población contaba con una casa propia pagada totalmente; para el año pasado, el porcentaje se redujo a 63.9%; además, quienes alquilaban una vivienda pasó de 7.4%, hace 18 años, a 8.8% para el 2024.

Un dato curioso que refleja el Censo es que para el 2007 no se registraba que la casa era prestada por motivos de trabajo; para el año anterior, el porcentaje alcanzó el 2.9%.

Pero, además, pocos hogares logran adquirir un bien catalogado en la categoría de movilidad.

El Observatorio Nacional de Seguridad Vial indica que el parque vehicular del país asciende a 1,944,640; pero estos están distribuidos en menos de la mitad de los hogares; es decir que cuatro de cada diez salvadoreños se moviliza por un medio de transporte que no es de su propiedad.

El país cuenta con 1,292,081 carros; de los cuales están distribuidos en 550,147 hogares.

Mientras que 330,929 hogares poseen al menos una motocicleta. 

Lo anterior a pesar de que el parque vehicular de las motocicletas asciende a 652,559, que representa el 33.56% del total de automotores. 

Tampoco bicicletas

El Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) ha promovido en los últimos tres años las denominadas pedaleadas, con la finalidad de promover una movilidad sostenible e, incluso, en algunas de las carreteras que ha construido ha destinado áreas para la circulación de estas (llamadas ciclovías).

Los resultados del Censo indican que uno de cada diez hogares cuenta con una bicicleta. La relación representa 267,610 hogares.

Por otra parte, ocho de cada diez hogares cuenta con una refrigeradora y un televisor, que son los electrodomésticos más comunes.

Pero únicamente cuatro de cada diez hogares que cuentan con este último electrodoméstico pagan cable y sólo uno (de 10) paga un servicio de streaming.

Calor por ahorro

Cuando se hace referencia a un bien que más que una necesidad implica una comodidad (o lujo) el porcentaje es bajo.

Por ejemplo, únicamente tres de cada diez hogares cuenta con una lavadora; sólo dos (de 10) tienen un microondas; uno tiene una cocina eléctrica y apenas 141,124 hogares (7.5%) cuentan con aire acondicionado.

“En los últimos años he considerado instalar en la casa un aire acondicionado; pero reflexiono sobre el gasto que eso implica desde su adquisición hasta lo que se incrementará la factura eléctrica. He indagado en hacerlo con paneles solares; pero la inversión representa más de $4,000, dinero con el que no cuento. Sigo soportando las temperaturas altas”, aseguró el ahuachapaneco Marvin Menjívar, quien labora en una empresa privada.

Pero la falta de capacidad económica para cubrir la adquisición de un aire acondicionado contrasta con que Menjívar es parte del 47.6% (1,209,475) de la Población Económica Activa (PEA) ocupada que trabaja de 25 a 44 horas a la semana.

Al comparar dicha cifra con la arrojada en el Censo 2007 se refleja que los salvadoreños están trabajando más tiempo en la actualidad que en ese entonces, cuando el porcentaje alcanzaba el 44.9%.

El 30.6% (776,102) de la PEA ocupada trabaja de 45 a 60 horas a la semana.

El Código de Trabajo establece que el total de horas a la semana son 44; de las cuales ocho diarias deben de ser distribuidas de lunes a viernes y cuatro el sábado.

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