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“En Latinoamérica las leyes están de adorno”, ONG Gaia sobre el cambio climático

La directora de la oenegé ambientalista, Berta Medrano, sostiene que las leyes para la conservación de las cuencas de agua y los bosques naturales no son respetadas en El Salvador exponiendo a la población a la crisis climática.

Finca El Espino, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores, será deforestada por la construcción del nuevo Cifco por el gobierno de China.

El territorio salvadoreño enfrenta una combinación peligrosa entre los efectos del cambio climático y la degradación ambiental provocada por la actividad humana. Organizaciones y ambientalistas han expresado su preocupación ante la intensificación de las lluvias extremas, las olas de calor, entre otros fenómenos que son una consecuencia directa de la alteración de los ecosistemas.

“Cuando destruimos los bosques, contaminamos los ríos y modificamos el suelo, estamos potenciando fenómenos naturales que ahora se convierten en desastres”, señaló la directora de la oenegé ambientalista Gaia El Salvador, Berta Medrano.

La activista explicó que el país está constantemente expuesto a múltiples amenazas debido a que es uno de los territorios más deforestados del continente, solo después de Haití.

Al igual que otras entidades ambientalistas Medrano concuerda que existe una falta de planificación territorial lo cual incrementa la vulnerabilidad de comunidades que, por desconocimiento o necesidad construyen viviendas en zonas de inundación y deslizamiento como El Bajo Lempa.

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Personas enmedio de las inundaciones durante Tormenta Tropical Julia.

Instituciones ausentes

Para la ambientalista uno de los principales problemas se concentra en la poca intención de las autoridades por hacer cumplir con las leyes vigentes.

“Tenemos leyes de adorno, pero también unas instituciones actuando totalmente en omisión, los llamados rectores, entes rectores para hacer respetar todo este marco legal y ambiental que en conjunto es un lujo a nivel de Latinoamérica, pero no se aplican”, señaló.

La directora de Gaia denunció que incluso proyectos ilegales terminan legalizándose por medio de permisos otorgados de forma discrecional. Esto ocurre en zonas de recarga hídrica, áreas protegidas y laderas vulnerables, donde se construyen urbanizaciones, carreteras e infraestructuras que alteran gravemente el equilibrio ecológico.

Gaia cuestionó la actuación de la Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA), argumentando que se han otorgado permisos indiscriminados para la extracción de arena, grava y otros recursos, sin estudios de impacto ambiental serios. “El resultado es la alteración de ríos, la pérdida de biodiversidad y el aumento del riesgo de desastres”, advirtió.

Durante los últimos años El Salvador ha sido testigo de un incremento en los proyectos urbanísticos y otros edificios, inclusive en zonas previamente protegidas por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), por ser consideradas de recarga hídrica.  

Medrano subrayó que El Salvador carece de una política nacional integral para enfrentar la crisis climática. Según explicó, iniciativas como el Programa Nacional de Aprovechamiento de Aguas Lluvias han quedado en el papel.

“Todo se queda en anuncios mediáticos, pero no hay un plan real, ni presupuesto, ni seguimiento. No existe visión de país hacia el desarrollo sustentable”, aseguró.

La especialista insistió en que la primera estrategia para enfrentar la crisis no es construir más infraestructura, sino conservar y restaurar los ecosistemas existentes. “La naturaleza ya nos brinda la infraestructura perfecta para captar, filtrar y almacenar agua; solo debemos dejar que funcione”, explicó.

Recalcando como la actividad humana y la expansión de los cultivos a nivel nacional ha generado daños en los bosques de galería o riparios (que se forman a la orilla del río) no se da espacio a la naturaleza para generar un ciclo hídrico. 

Este tipo de vegetación funciona como un filtro del agua lluvia que arrastra agrotóxicos y otros químicos del suelo, al no tener bosque que limpie el agua un porcentaje de esta se filtra en los mantos acuíferos y los contamina, mientras que el excedente corre por los ríos superficiales alterando ecosistemas, pero también provocando inundaciones en zonas bajas.

Finca El Espino, cerca del Ministerio de Relaciones Exteriores, será deforestada por la construcción del nuevo Cifco por el gobierno de China.
Entre las seis y nueve de la mañana, y las 4 y 7 de la noche, entre los senderos de la zona se pueden observar algunas cotuzas o mapaches buscando su alimento, ardillas en los árboles en busca de frutos, decenas de pájaros con su canto. Foto EDH/Emerson Del Cid

Educación y empoderamiento ciudadano 

Uno de los retos que la organización ha identificado es la falta de educación y cultura ambiental que se ha reflejado en las personas. Medrano señala que muchas personas desconocen el origen del agua que consumen y la importancia de los bosques para el ciclo hidrológico.

La sociedad está adormecida “pensando que el agua nace en un chorro, pero el agua la produce la naturaleza. Si destruimos los bosques, destruimos la vida misma”, enfatizó.

Medrano señaló que se ha vuelto una conducta repetitiva entre las comunidades, solo unas semanas después que termina el invierno inician los problemas para abastecerse de agua, pero no se observan iniciativas para guardar el vital líquido.

Desde Gaia, la organización promueve proyectos comunitarios de cosecha de agua lluvia, conservación de zonas boscosas y educación ambiental, pero Medrano advierte que sin el apoyo adecuado estos esfuerzos serán insuficientes. 

La activista recalcó un llamado urgente a la población y a las autoridades “si seguimos ignorando el marco legal y destruyendo los ecosistemas, los fenómenos naturales serán cada vez más extremos y mortales”.

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