Desde un pequeño taller sobre la 12ª avenida Sur número 118, en pleno corazón del centro capitalino, Óscar Alberto Pérez Sánchez mantiene viva una tradición que comenzó hace más de medio siglo.
Está por cumplir 60 años y desde los nueve descubrió su pasión por reparar sistemas de refrigeración, una habilidad que aprendió sin manuales, solo con curiosidad, paciencia y la guía del tiempo, su mejor maestro.
“Desde que enciendo una refrigeradora, en un 80 % ya sé qué problema tiene. Eso solo te lo da la experiencia”, comenta con una sonrisa mientras acomoda sus herramientas.
Antes de abrir su propio taller, trabajó en tres diferentes negocios. Fue hasta los 24 años cuando decidió “saltar al vacío” y abrir el suyo cerca del parque Zurita, con recursos limitados pero con un deseo de salir adelante.
Óscar Pérez trabaja en la reparación de refrigeradoras y otros electrodomésticos en el centro. | Foto EDH/Miguel Lemus
Con el paso de los años siguió aprendiendo y ganando clientes fieles. También amplió sus servicios y hoy su local: Taller Refrigeración Pérez es un referente en el rubro, asegura.
Cada semana repara en promedio seis refrigeradoras, aunque también atiende lavadoras, secadoras y aires acondicionados. Ha tenido clientes que le han pedido que les repare diferentes electrodomésticos por más de 15 años lo que habla sobre su excelente trabajo, explica.
Su clientela llega desde distintos puntos del país, incluso de lugares tan lejanos como San Miguel y La Paz, detalla. La recomendación de boca en boca y las redes sociales son su mejor carta de presentación y que le han servido mucho.
En su momento, también ofrecía sus servicios en las páginas de clasificados, pero el auge de Facebook y otras plataformas en línea han servido para que más personas conozcan su oficio.
Desde los 9 años trabaja Óscar Pérez en el oficio, y ya lleva medio siglo. | Foto EDH/Miguel Lemus.
Pérez tiene una frase que resume su filosofía: “Yo cobro por lo que sé, no por lo que hago”. Y esa confianza en su conocimiento le ha permitido ganar la fidelidad de muchos clientes.
El hombre también se distingue por su trato humano, por ejemplo, cuando una familia se preocupa porque se quedará sin refrigeradora mientras la repara, él no duda en prestarles una temporalmente.
Además, ofrece revisiones a domicilio, cobrando solo los gastos de transporte y evaluación, y si el cliente acepta, se lleva el aparato al taller para su reparación definitiva.
UN NEGOCIO FAMILIAR
Eso sí, Óscar no trabaja solo. Su hijo, Efraín Alberto, sigue sus pasos. Aprendió el oficio de su padre y también se ha especializado con estudios técnicos, convirtiéndose en su mano derecha en el negocio familiar.
También repara lavadoras | Foto EDH/Miguel Lemus.
En su taller, las piezas viejas no siempre significan basura: a menudo compra aparatos dañados a chatarreros, los repara o reutiliza sus partes para dar vida a otros. Así, cada refrigeradora que pasa por sus manos tiene una nueva oportunidad, y sobre todo, las reparaciones las hace a precios cómodos.
“Muchas personas se decepcionan cuando su refri se arruina, pero yo les digo que todo tiene arreglo. Mi trabajo habla por sí solo”, dice Óscar, mientras prueba una refrigeradora. Si quieres cotizar puedes buscarlos en Facebook como Refrigeración Pérez.
