Cada 24 de diciembre los recuerdos afloran para Esmeralda, una fecha en la que, en familia, recuerdan a Enrique, su hermano. Sus «dichos», su comida favorita para la cena de Navidad y las cosas que le gustaban están siempre presentes en la Nochebuena.
El 25 de diciembre de 2012, a eso de las 5 de la mañana, una llamada alertó a Esmeralda sobre la inesperada muerte de su hermano quien había pasado la Navidad en casa de su novia.
«Fue un golpe grande, no tenía una enfermedad previa, era un hombre fuerte, ninguno de nosotros esperaba una noticia como esa», explica.
Esmeralda había perdido en agosto de ese mismo año a su abuela y tres años antes a su madre.
Frases como «no te sientas mal» o «ya supéralo» no alivian el dolor de la persona que está pasando por un duelo, opina.
«Es una pérdida que no se puede superar, se aprende a vivir con la ausencia, pero el espacio que esa persona ocupaba sigue estando ahí, no se puede borrar», expresa mientras relata que cada Navidad en casa se sigue preparando la misma cena que hace 13 años, y con esa salsa especial que a él tanto le gustaba.
La psicóloga Mónica Núñez de Serrano explica que el duelo por la muerte de un ser querido es uno de los más difíciles, aunque cada persona lo vive de manera distinta. El duelo también puede surgir por una separación, pérdida de empleo o incluso por una enfermedad que cambia el estilo de vida, explica la especialista.
El duelo es un proceso natural que requiere tiempo, aceptación y comprensión tanto personal como familiar, explica la psicóloga Mónica Núñez de Serrano. Foto: Cortesía
Para quienes han perdido a un ser querido o atraviesan una pérdida significativa, como Esmeralda, la temporada navideña y de fin de año, que suelen asociarse con alegría, reuniones familiares y celebración, son fechas que podrían significar también uno de los momentos más difíciles del año, agrega la experta.
Ante un escenario como este, añade, se debe entender que el duelo es un proceso natural que requiere tiempo, aceptación y comprensión tanto personal como familiar.
Este proceso, sostiene, implica reacciones emocionales, físicas y psicológicas, así como la necesidad de adaptarse a una nueva realidad.
En tal sentido, la psicóloga establece cinco recomendaciones que permitirán acompañar, motivar y disfrutar en familia de estas fechas en las que las emociones pueden intensificarse.
1. No forzar la celebración
Con la llegada de las fiestas de Navidad y fin de año, las emociones suelen intensificarse. Se recomienda no presionarse para celebrar si no se tiene ánimo.
“Lo más importante es priorizar la tranquilidad y reconocer cómo se siente uno mismo. Si la persona desea pasar sola o no participar en las festividades, debe respetarse esa decisión”, explica.
2. El apoyo familiar juega un papel fundamental
Para Nuñez es importante que los familiares sean empáticos y pregunten directamente a la persona en duelo qué necesita: si quiere acompañamiento o prefiere un momento de silencio.
La comunicación abierta y respetuosa evita tensiones y ayuda a sobrellevar el dolor de manera más saludable, explica la entrevistada.
3. Honrar la memoria del ser querido
Una manera positiva de afrontar las fiestas también es mantener presente a la persona fallecida a través de pequeños rituales como colocar una fotografía, brindar en su honor, compartir anécdotas que evoquen su recuerdo o preparar su platillo favorito, como lo hace Esmeralda y su familia.
“Honrar el vínculo de amor es una forma de sanar y de entender que la relación emocional puede mantenerse viva, aunque la persona ya no esté físicamente”, explicó la psicóloga.
4. Evitar la culpa y agradecer por la vida
Uno de los sentimientos más comunes en el duelo es la culpa por seguir viviendo o disfrutar cuando el ser querido ya no está. “Debemos transformar esa culpa en gratitud: vivir y encontrar propósito es también una manera de honrar a quien hemos perdido”, continúa.
5. Cuidar la salud mental en estas fechas
Además del duelo, otros factores pueden afectar el bienestar emocional en esta época del año, algunas de estas pueden ser la frustración por no cumplir metas, la presión social por el consumismo, un despido laboral y la sensación de soledad.
La psicóloga recomienda en estos casos cuidar el descanso, mantener rutinas saludables, evitar comparaciones y pedir ayuda profesional si el dolor se prolonga o se convierte en un obstáculo para continuar con la vida.
Las fiestas pueden ser una oportunidad para reflexionar, reconectar con uno mismo y rendir homenaje a quienes ya no están, reflexiona.
«No se trata de olvidar, sino de aprender a vivir con la ausencia y permitir que la esperanza y el amor sean parte también del cierre de año», concluye la especialista.
