En el estudio de opinión presentado por Fundaungo señala que los problemas de acoso escolar y burlas se centran principalmente en las zonas urbanas del territorio nacional.
En el estudio de opinión presentado por Fundaungo señala que los problemas de acoso escolar y burlas se centran principalmente en las zonas urbanas del territorio nacional.
El 15% de los niños entre cinco a 12 años en El Salvador señaló ser víctima de algún tipo de burlas o acoso escolar por parte de otros menores en su entorno, según datos presentados a través de la encuesta de opinión de Fundaungo.
Mientras que el 15.3% de los adolescentes reconoció haber experimentado algún tipo de acoso en su centro de estudios, los datos fueron presentados a través del conversatorio sobre los elementos principales para una Política de Salud Mental, con base en evidencia del 2023.
Específicamente en las zonas urbanas se registra un ligero incremento del problema, según los resultados el 17% de los adolescentes informó a sus padres haber recibido algún tipo de burlas.
Para el médico Rafael Gilberto Chávez Reyes, representante de la Asociación de Psiquiatras Salvadoreños por la Salud Mental (APSAM), las familias son el primer escenario donde se debe formar “soporte emocional, inteligencia emocional, comunicación asertiva, resiliencia, entre otros valores” a los menores.
Chávez sostiene que es necesaria la presencia de un psicólogo en los centros educativos aunque “en este momento no es posible o asequible” por lo que sugiere que las estrategías de salud mental gubernamentales deben ser integrales y dirigirse primero en “formar a los docentes en estas habilidades blandas para que ellos tengan la capacidad de poder detectar problemas de salud mental y de también poder realizar intervención oportuna” recalcó el especialista.
Aunque APSAM sostiene que si existe una política de salud mental aprobada desde 2011, la información arrojada en el sondeo debe ser la base para desarrollar estrategias de atención a la población enfocadas en la prevención y protección.
“Al capacitar a los docentes con esas habilidades blandas, sensibilizándolos para poder detectar problemas, ellos tendrían más capacidad para poder atender necesidades socioafectivas de los niños, niñas y adolescentes, al mismo tiempo la capacidad resolutiva para poder sugerir a las personas buscar ayuda profesional en cuestión de salud para poder ser tratados”, agregó Chávez.
En la actualidad solo algunas de las unidades de salud cuentan con psicólogos para la atención de las comunidades.
Entre los datos presentados por Fundaungo, en la escala “Columbia (para identificar y evaluar perfiles vulnerables)” señala que 1.3% de la población salvadoreña entre los 18 y 64 años tiene tiene riesgo de suicidio.
“El riesgo suicida es la última parte de problemas de depresión y salud mental”, señaló Manuel Delgado, coordinador del programa de estudios sobre Políticas Públicas, Fundaungo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que los problemas de salud son una de las principales causas que están generando incapacidad a nivel mundial. “Actualmente el costo de atención para un paciente con discapacidad provocada por depresión o problemas de salud mental ronda el millón de dólares (según estándares internacionales) y se estima que para 2030 se va a duplicar el monto”, agregó Chávez durante el conversatorio.
El estigma y la exclusión social, así como la discriminación que rodean a las personas con trastornos mentales, agravan la situación, especialmente en la busqueda de ayuda oportuna.
El gasto público mediano en salud mental en toda la Región de las Américas es aproximadamente un 2.0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este monto se destina a hospitales psiquiátricos.
APSAM sostiene que “es mucho más caro atender a una persona a nivel hospitalario debido a que el tratamiento en promedio andan de 6 a 9 meses, lo mínimo, que trabajar en la comunidad de forma preventiva”, argumentando que las figuras como los líderes de la comunidad y los promotores podrían identificar mujeres que experimentan violencia familiar o personas con problemas de bebidas alcohólicas que podrían necesitar atención primaria.
En la actualidad existen programas enfocados en trabajar en ayuda a mujeres y niños víctimas de violencia, pero el representante de APSAM sostienen que aún falta un importante camino en el desarrollo de estos, debido a que se limitan a trabajar con las víctimas y no se está implementando programas para ayudar a los victimarios.
“Nos quedamos cortos en cuanto al violentador, no le estamos generando la atención necesaria como en países de primer mundo donde tienen mayor capacidad”, concluyó Chávez.
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