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En cinco años el área cultivada de café se redujo más de 51,000 manzanas

La producción de café, así como su cosecha ha ido a la baja en los últimos cinco años, pasando de las 200,000 manzanas registradas como área cultivada en 2020 a 148,936 manzanas en 2025, una reducción de un 25.5%.

EDC- Cultivos- Café- Corte- Cantón- Matazano
Cortadoras inician a recolectar el grano de café, esto en el Cantón MataZano. Foto EDH/ Emerson Del Cid

Uno de los cultivos considerado clave en la economía del país está perdiendo terreno en el territorio salvadoreño, al menos en lo que se refiere a área cultivada. 

Entre 2020 y 2025, el área cultivada de café se redujo drásticamente, pasando de las 200,000 manzanas a las 148,880, una contracción del 25.5%, según datos del Instituto Salvadoreño del Café (ISC), con datos hasta octubre de 2025.

La reducción no solo refleja el abandono de tierras, sino también la salida de miles de productores que no han logrado sostener la actividad frente a los costos crecientes y la falta de renovación.

En 2020, el registro sumaba 23,855 productores, pero para octubre de 2025 la cifra cayó a 17,880, es decir, casi 6 mil productores menos en apenas cinco años.

También cayó la proporción de productores que manejan más de cien manzanas, un indicador del retroceso en la escala de producción.

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Cortadoras inician a recolectar el grano de café, esto en el Cantón Matazano.
Foto EDH/ Emerson Del Cid

En 2020 uno 553 productores de todas las zonas del país procesaban café en más de cien manzanas, en 2025 la cifra bajó a unos 357 con la misma superficie de cultivo.

Este último dato indica que incluso los medianos y grandes productores han disminuido su escala o han reducido su capacidad de manejo agrícola.

Los datos a octubre de 2025  indican en contraste que más del 79% de los productores activos cosechan entre una a cinco manzanas. 

El sector cafetero venía arrastrando problemas como plantaciones envejecidas, baja productividad y limitada inversión en renovación, y los datos confirman que el proceso de contracción sigue en marcha.

A pesar de que las estimaciones apuntan a una leve recuperación de la cosecha 2025–2026, la pérdida acumulada de superficie cultivada sigue marcando el desempeño del sector. 

La reducción no solo limita el potencial productivo, sino que también amenaza la renovación del parque cafetalero, un desafío que se viene arrastrando desde hace más de una década.

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Cortadoras inician a recolectar el grano de café, esto en el Cantón Matazano.
Foto EDH/ Emerson Del Cid

Según los datos del Instituto Salvadoreño del Café, la producción de café en El Salvador también ha disminuido, registrando una reducción en la cosecha 2024-2025 de aproximadamente 834,412 quintales, un 6.1% menos que el ciclo anterior. 

Exportaciones siguen cayendo  

Las exportaciones también se han reducido a 582,675 quintales en la cosecha 2023-2024, el volumen más bajo en 35 años. Las causas de esta caída incluyen factores climáticos, la roya del café y la falta de mano de obra, indica el reporte del ISC.

Aunque la próxima cosecha muestra indicios de mejora, las exportaciones de café continúan a la baja, reflejando que la recuperación productiva aún no se traduce en mayores ventas externas. 

El Instituto Salvadoreño del Café muestra que el desempeño exportador permanece rezagado y no acompaña la tendencia de leve repunte que podría registrarse en el ciclo agrícola.

La cosecha del grano de oro ocurrió en octubre y se extiende hasta aproximadamente marzo o abril. El período de recolección comienza en las zonas de menor altitud, mientras que las fincas de altura son las últimas en cosechar, tradicionalmente terminando a finales de la temporada (marzo o abril).

El reporte del ISC señala que al término de octubre  los beneficios habían recibido 35,381 quintales de café uva – el grano en su estado de fruta-, un volumen que supera ampliamente el registrado en los últimos tres ciclos para el mismo periodo.

Este incremento temprano, según el reporte del ISC,  podría responder a mejores condiciones climáticas para el corte inicial, a un avance más rápido de la maduración del grano o a un mayor movimiento por parte de los productores en el inicio del ciclo.

Si bien los datos indican que hay más café entrando a los beneficios, las exportaciones avanzan con cautela. 

Hasta octubre, El Salvador ha enviado 5,637 quintales oro al exterior, por $2.4 millones, según las cifras del ISC. De este total, el 83.8% equivalen a café oro, 10.9% a café soluble y 5.2% a café tostado.

El informe detalla que este volumen es 79.9% menor al registrado en el mismo periodo del ciclo 2024/25, y que en valor la caída es de 67%.

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Cortadoras inician a recolectar el grano de café, esto en el Cantón Matazano.
Foto EDH/ Emerson Del Cid

Sin embargo, este comportamiento es común al inicio del ciclo, aclara el ISC, la mayor parte del café recibido en octubre todavía estaba en proceso de beneficio, secado y clasificación, por lo que el grueso de exportaciones suele registrarse en los meses siguientes.

En lo que ya se exportó, Norteamérica absorbió el 59.8% del volumen, con un precio promedio de $395.51 por quintal.

El Medio Oriente, una región que ha ganado peso para El Salvador en los últimos años, recibió 22.6% del café exportado, con un precio promedio de $446.16 por quintal.

Europa y Reino Unido sumaron alrededor del 7.5% del volumen, mientras que Centroamérica y el Caribe, aunque representan solo el 0.8%, pagaron el precio promedio más alto, $965.51 por quintal.

La combinación de menos área cultivada, menos productores activos y exportaciones debilitadas deja claro que el sector necesita más que una buena cosecha para revertir la tendencia.

 Los números sugieren que el reto para la caficultura salvadoreña es estructural, productividad limitada, poca renovación y un mercado internacional exigente.

La combinación de menos tierras, menos productores y exportaciones a la baja coloca a la caficultura en una situación compleja. La leve recuperación estimada para 2025–2026 no alcanza para revertir la tendencia de pérdida de superficie, un factor determinante para el futuro del cultivo.

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