Los pagos que reciben los trabajadores del campo solo cubren una canasta básica al mes; son las remuneraciones más bajas de los rubros económicos en el país. Y hay zonas en las que los desastres naturales amenazan la alimentación de campesinos
Los pagos que reciben los trabajadores del campo solo cubren una canasta básica al mes; son las remuneraciones más bajas de los rubros económicos en el país. Y hay zonas en las que los desastres naturales amenazan la alimentación de campesinos
Yajaira, una joven que ha trabajado en la corta de caña, conoce de cerca lo duro de ese trabajo, de faenas bajo el sol intenso para poder llevar comida a sus hijos.
Ella es originaria de una zona rural del departamento de La Paz y en las épocas que no hay trabajo en la zafra se ha ido a San Salvador a trabajar como empleada doméstica para tener ingresos.
Lo que obtiene en la corta de caña no es mucho, solo le alcanza para lo más elemental en su hogar, porque además se separó del padre de sus hijos y ella ha cargado con los gastos de sus pequeños.
Así como esta joven trabajadora, miles de mujeres y hombres en las zonas rurales del país hacen malabares para sobrevivir, pues los trabajos agrícolas no son bien remunerados.
De los rubros económicos, el agrícola es el que tiene los salarios más bajos en El Salvador.
Desde el pasado 1 de junio de 2025, que se aprobó un aumento del 12% al salario mínimo, el pago mensual del sector agropecuario, pesca y otras actividades agrícolas es de $272.53; si es por jornada la remuneración diaria es de $8.96 y si es por hora es de $1.12.
Mientras que para la recolección de caña de azúcar el salario mensual quedó en $305.23; pero si las personas solo trabajan por día les pagan $10.03 y si es por hora reciben $1.25.
En tanto, a quienes trabajan en fincas de café como recolectores les cancelan $272.53 al mes; por día son $8.96 y por hora $1.12.
Pero en la industria esos salarios aumentan. Por ejemplo: en los ingenios azucareros el pago mínimo es de $408.80 mensuales; $13.44 por día y $1.68 por hora. Y en los beneficios de café pagan un poco más que en las fincas: $305.23 al mes; $10.03 diarios y $1.25 la hora.
En sectores como el comercio y servicios, así como en la maquila textil, las tarifas salariales van desde $402.32 a $408.80.
Lo anterior implica que la mayor parte de trabajadores del campo ganan $136.27 menos que los de otros rubros con salarios mínimos y los deja en más desventaja frente al alto costo de la vida.
¿Qué pueden comprar con esos salarios? La respuesta es poco.
La canasta básica rural aumentó en junio a $184.56, lo que la convierte en la más cara en lo que va de 2025, según los últimos datos disponibles del Banco Central de Reserva (BCR).
Entre enero y junio, la canasta básica para la zona rural subió $4.60, es decir, casi medio día de trabajo para un agricultor al valor actual del salario mínimo.
Para un grupo familiar que vive en el campo, cada centavo cuenta. Por lo que, si se hace la relación del salario mensual del sector agrícola con lo que un hogar del área rural debe gastar en sus alimentos, al final de mes le quedarían $88.03 para cubrir todas las demás necesidades que surjan.
Y eso plantea otro factor: si una familia solo alcanza a comprar una canasta básica al mes significa que está en el rango de pobreza.
Vulnerables a las condiciones del clima
A los bajos salarios en la zona rural se le suman otros desafíos que deben enfrentar los hogares campesinos: los embates de los fenómenos climáticos en la agricultura y, por consecuencia, en la alimentación.
El reciente informe Séptimo Estado de la Región (ERCA), el cual es parte del Programa Estado de la Nación (PEN), un centro de investigación de Costa Rica, plantea que en El Salvador «la población rural, dependiente de la agricultura y los pastizales, podría ver reducida su productividad debido a la menor disponibilidad de agua».
De acuerdo con las proyecciones del estudio para las poblaciones salvadoreñas que habitan en el Corredor Seco, durante el período 2020-2030, la aridez se va a manifestar principalmente en el noroeste del país, lo que afecta a municipios como San Antonio Pajonal y El Sauce.
«Estos ya presentan signos de vulnerabilidad debido a su ubicación en áreas que empiezan a experimentar condiciones más secas. La infraestructura crítica, como carreteras y centros de salud en estas áreas, podría enfrentar desafíos si la aridez continúa en aumento», indica el estudio.
Agrega que para el período 2040-2060, la aridez se extenderá hacia el este y el centro del país, por lo que afectará a una mayor cantidad de municipios, incluidos La Unión y Pasaquina.
«Estas áreas empezarán a vivir mayores desafíos en términos de acceso al agua y sostenibilidad agrícola. Además, la aridez en este período perjudicará a los municipios con una mayor población, como La Unión, lo que podría llevar a una mayor presión sobre los recursos hídricos y un aumento en la competencia por tierras agrícolas viables», señala el informe.
Vaticina que la aridez se ampliaría a casi todo el país en el período 2079-2099, con vastas áreas bajo condiciones áridas y semiáridas.
«Esto representa una amenaza directa a la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua para consumo humano y la habitabilidad en general», dice.
Menciona que municipios como San Alejo y La Unión, con grandes extensiones de tierra dedicadas a pastizales y agricultura, enfrentarán una disminución significativa en la productividad agrícola, lo cual podría provocar crisis alimentarias y económicas.
El estudio plantea que las prioridades de adaptación se concentran en los municipios de San Antonio Pajonal, El Sauce, La Unión, Pasaquina y San Alejo, pues los dos primeros tienen poblaciones y economías pequeñas, lo cual podría limitar su capacidad para enfrentar la aridez y mejorar la gestión del agua y las actividades económicas alternativas.
«Estos municipios dedican más del 70% de su territorio a pastizales y dependen de la ganadería y los recursos forestales», argumenta.
Asimismo, sostiene que la aridez podría reducir la disponibilidad de agua, afectando la sostenibilidad de la ganadería y los servicios ecosistémicos de los bosques.
«Implementar prácticas sostenibles de manejo de pastizales y mejorar la gestión de los recursos hídricos serán clave para mantener la productividad en condiciones más secas», advierte.
En el caso de La Unión, con 26,087 habitantes, el municipio más poblado de los cinco en análisis, los investigadores consideran que ese territorio debe implementar sistemas de riego eficientes y programas de capacitación en técnicas agrícolas adaptadas a climas secos.
También añade que Pasaquina enfrenta desafíos significativos debido a su dependencia de la agricultura y la ganadería en un entorno cada vez más árido. «Fomentar la diversificación de cultivos y la implementación de tecnologías de riego será crucial para mantener la productividad agrícola», sugieren los expertos.
Finalmente, el informe indica que en San Alejo, la aridez está afectando tanto la agricultura como los recursos naturales, «por lo que promover la reforestación y la gestión sostenible de los recursos hídricos serán esenciales para reducir la vulnerabilidad frente a la aridez y evitar la degradación de los recursos forestales y la disminución en la productividad agrícola».
También se menciona que en cuanto a desastres naturales como huracanes, inundaciones y tormentas, La Unión y Pasaquina se destacan por experimentar gran cantidad de tragedias, lo cual evidencia su alta exposición y refuerza la necesidad de priorizar medidas de adaptación.
Y agrega que aunque San Alejo y El Sauce presentan un menor número de desastres, siguen siendo municipios críticos debido a su exposición a la aridez y su dependencia agrícola.
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