ENTREVISTA. El único futbolista salvadoreño en disputar las tres competiciones continentales europeas selló con broche de oro su paso por el Víkingur Reykjavík ¿y ahora?

Pablo Punyed cerró el pasado sábado una etapa prolífica con el Víkingur Reykjavík de Islandia. Ocho títulos, 123 partidos y siete goles después llegó la hora para el salvadoreño de bajar la cortina e irse por la puerta grande. EDH Deportes habló con él para conocer cuál es su futuro profesional.
¿Qué se viene ahora para Pablo Punyed?
Iré a un equipo más modesto, ahí me están ofreciendo ser asistente del entrenador y crear la posición de director deportivo. Aún no me retiro de las canchas, continuaré jugando. Eso me ayudará a divertirme. Empezaré luego la carrera de entrenador y también a tener un poco más de inmersión en la cultura del fútbol (desde los despachos) así como en la formación (de futbolistas) y en conocer cómo gestionar a un equipo. El nuevo equipo me gusta por estar en un esquema con menos presión. Lo veo como una forma de seguir formándome, ya voy pensando en cómo será cada paso.
¿Harías un triple rol?
Primero continuaría como futbolista. Al conocer todo el entorno, la plantilla, todas las áreas, me iré introduciendo como auxiliar, así tendré un panorama completo a nivel de decisiones. Por último, sería el rol de director deportivo, para ver qué se va necesitando de recurso humano que me acompañe y otros temas. Luego de tener la imagen ampliada desde la cancha, debo ir gestionando para cambiar lo que se necesita.
¿Qué formación recibiste para el rol administrativo?
Cursé una certificación de Football Management con la UEFA en la University of Lausanne. Es un diploma que me permite gestionar equipos bajo la sombrilla de la UEFA. Parte de mi trabajo era encontrar lugares o situaciones donde quizás se necesita tal posición y que el club quizás todavía no lo tiene. Muchos equipos, y no solo en Islandia, sino en muchas partes de Europa, están gestionados por un grupo de personas o por la directiva. Eso también creo que se vive en El Salvador. Es complicado tener diferentes opiniones de cómo se debe trabajar, por ejemplo, para atraer a un jugador. Un director deportivo tiene los parámetros que el club quiere, o que el club pueda trabajar. Eso permite la evolución del equipo en una forma mucho más sana.

¿Podríamos decir que por lo menos tendremos una temporada más de fútbol de Pablo Punyed?
Sí, sin ninguna duda. Yo creo que la forma más productiva y más honesta de enseñar es dando el ejemplo. Entonces, lo veo como una transición muy normal dentro de todo. Pese a tener contrato hasta el 31 de diciembre con el Víkingur, llegué a un acuerdo para poder finiquitar mi participación en el club al terminar la temporada. Pronto se dará a conocer mi nuevo club.
¿Cuánto más demorará el anuncio? ¿Quizás un mes o más?
No, menos, mucho menos. Todavía estoy trabajando en detalles, si Dios quiere, todo saldrá bien.
Con el Víkingur ¿tienes algún momento favorito, alguno en el que tú digas: «ese día no lo olvido, ese día fue maravilloso, lo atesoro»?
Buena pregunta. Difícil, es difícil porque para mí todo momento y todo trofeo, incluso los partidos que perdemos son momentos que yo aprecio mucho, porque son importantes para desarrollar (más capacidades). Quizás mi último partido, ha sido espectacular para mí, porque para mí fue un momento donde a mí nadie me va a sacar en una camilla de una cancha de fútbol. Yo salgo campeón, salgo caminando, salgo en mi buen momento. Muchas personas quizás no entienden que yo esté dando un paso hacia el costado. Para mí es una transición normal, una necesaria dentro de mi vida. Gracias a Dios todavía puedo jugar a este nivel sin ningún problema. El momento no llega forzado, sino llega por mi propio querer. Es una forma mía de dar el próximo paso que yo quiero y eso vale mucho. Pero la forma en la que me pude despedir, con el pasillo de honor por ya ser campeones, compartir después con mis hijas en la cancha, que la grada esté llena, que ganemos el partido y que levantemos el trofeo. Quizás no hay un final mejor, eso para mí vale mucho.

En el momento de la sustitución te saludaron incluso los rivales, los jugadores del Válur, y de ahí obviamente emprendiste hacia afuera de la cancha a saludar a todo el cuerpo técnico
Sí, eso fue muy bonito y lo aprecio muchísimo. Creo que tener el halago de los compañeros y de los rivales creo que vale más que muchas otras cosas, que muchos otros trofeos… y para mí fue un momento muy bonito. Y como digo, también fue un momento normal, esperado, un instante que yo lo preví hace muchísimos años. Quizás si le hubieras preguntado a un Pablo de 20 años, que iba a ser campeón, caminando, saliendo y que todos estuvieran coreando… yo no lo hubiese imaginado así. Esta es es la forma de despedirse del deporte que uno quiere y para mí no es ni siquiera despedirme, sino simplemente un término de este capítulo y ya empieza el otro.
Un señor levantó la Bandera Nacional de El Salvador previo al juego, la izó junto a otras que al parecer pertenecen a las nacionalidades de otros jugadores del club
Sí, bueno, es un antiguo jugador del Víkingur. Afuera del estadio están las banderas de todas las nacionalidades de los jugadores que forman parte del equipo. Las de Islas Faroe, Dinamarca y la de El Salvador. Y claro, la islandesa siempre está en alto. Pero para mí tuvo palabras que yo no esperaba, porque este señor es leyenda en el club y campeón, él se llama Stefan. Fue un honor para mí escucharle hablar sobre mi impacto en el club. Justo al subir la Bandera Nacional por última vez para mí como jugador del Víkingur… fue muy bonito para mí, muy bonito y muy sorprendente. Porque claro, el impacto que yo siempre he querido dejar va mucho más allá de los jugadores o de los resultados.
¿Qué es lo que más extrañarás del Víkingur?
El compañerismo, seguro. El vestuario. Pero bueno, yo lo he pasado súper bien en casi todos los vestuarios en los que yo he estado. Y entonces para mí es algo que se forma y que se trabaja del día a día. Creamos un vestuario lindísimo en el Víkingur y se notó en los resultados que pudimos lograr en los últimos años. Pero bueno, muchos de ellos siguen siendo mis amigos fuera del fútbol y lo seguirán siendo hasta que ellos ya no quieran (risas). Lo primero que hice tras las celebraciones fue invitar a todo el equipo a un «barbecue» en mi casa y estuvimos viendo El Clásico al día siguiente. Así que fue una buena forma de quitarnos la resaca y pasarla muy bien y muy tranquilo.

En la primera entrevista que concediste a EDH Deportes en 2012 contaste que hablabas en algunas ocasiones con el padre de Gylfi Sigurdsson, y terminaste siendo compañero de club de él
Fue un momento muy bonito y él quería tanto (que me quedara) porque nos divertimos tanto jugando juntos este año. Incluso Gylfi puso presión para que yo me quedara un año más jugando en el Víkingur Reykjavík. Y bueno, seguimos siendo amigos. Es una persona quien incluso habla español, habla el castellano porque lo quería aprender por su cuenta. Es un profesional top, top, top. Y para mí, es el mejor jugador de todos los tiempos vistiendo la camiseta de la selección de Islandia. Eidur Gudjohnsen quizás es el mejor jugador a nivel de clubes, pero si tomamos de base el jugar con la selección, Gylfi ha sido el ídolo de todos los islandeses; y para mí fue un honor poder jugar el último partido con él.
¿Pudiste hablar con el profesor Hernán Darío «Bolillo» Gómez o con alguno de los miembros del cuerpo técnico para saludar, para ponerte las órdenes o para simplemente hablar sobre fútbol y la vida?
No, no ha habido contacto de ellos, pero yo siempre tengo mi puerta abierta y mi teléfono listo. Tengo mucho respeto a lo que ha podido lograr el profe con otras selecciones. Primero Dios que pueda lograr este objetivo (ir al mundial 2026).
¿Ha sido perfecto el 2025 para ti o necesita algo más para que lo sea?
Sí, para mí, no sé, tendría que, no sé, no hay algo más que podría hacerlo mejor. Fue un año espectacular, aunque para mí tendría que haberse dado la clasificación al mundial, eso hubiera sido espectacular para mí.
Un saludo para todos aquellos quienes siempre te recuerdan desde las redes sociales
Sí, siempre es un honor poderme llamar salvadoreño a donde quiera que yo vaya. Siempre es lo máximo para mí y nunca me hubiese imaginado que podría producirse de esa forma (participando con la Selección Nacional). Estoy curiosísimo por la última jornada. Tienen siempre en mí a un aficionado más, el Azul y Blanco de por vida. Para mí es una locura, muchas gracias por vivir los sueños de vestir la Azul y por dejarme representarles como lo hice.

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