Este viernes se espera tormenta, literal, pero también figurada, la de la «Marea Roja». La Selección de Panamá jugará contra la Azul y Blanco en el estadio Cuscatlán. La Selecta que dirige el técnico «Bolillo» Gómez lo hará en un contexto para nada ideal por múltiples razones, jugadores lesionados, reducción de aforo como castigo de FIFA por insultos racistas, muchísimo menor tiempo de trabajo que su rival de turno, y un largo etcétera estructural que no ocupará estas líneas, y en las que el conjunto canalero se impone por goleada.
Pero si algo tiene el fútbol de popular es que le hace creer a la gente que los imposibles suceden, que los dioses del balompié a veces permiten sorpresas, que las vicisitudes y problemas se pueden olvidar en una cancha de fútbol, a donde se une la afición con un sentimiento, una identidad, una pasión.
Lo sabe «Bolillo», por oficio y experiencia, y eso trata de transmitir a sus jugadores, además de ser ordenados, y de darles una idea de cómo poder hacerle daño a Panamá, una selección que conoce muy bien, la clasificó al Mundial de Rusia 2018.
El panorama, sin embargo, es oscuro, más allá de que los números de la tabla de posiciones diga que El Salvador es segundo y está arriba de los canaleros (3 por 2 unidades). Esto porque múltiples jugadores están lesionados. No lo ignora Bolillo, no intenta mentir o vender humo. Intenta creer y transmitir su fe al grupo que encabeza, al país.
Por eso dijo que está con «alegría y emoción, y ganas de sacar el resultado»; por eso no ve ya la hora de jugar ante Panamá.
5 jugadores
no estarían con la Selecta ante Panamá: Henry Romero, y Harold Osorio, totalmente descartados; Rafa Tejada y Diego Flores están entre algodones, y Jorge Cruz atiende una situación personal.
No apela a la historia, a la «mística del «Cuscatlán, a donde no ha ganado Panamá en partidos oficiales. «Yo no pienso en eso, pues el fútbol es distinto, la historia es distinta», valoró.
Y tampoco piensa en favoritismos, para él, al ser consultado sobre si Panamá sale con ese papel, su respuesta gambeteó: «El Salvador ha mejorado mucho, ha acortado distancias. Panamá tiene una hoja de vida linda en los últimos tiempos, finalista en dos últimos torneos grandes, importantes, 7 años de trabajo más o menos continuo, jugadores muy buenos, y siempre lo destaqué como favorito desde hace mucho tiempo, inclusive para ganar Copa Oro».
Sin embargo, «ahora en eliminatoria no hay favoritos, ni nosotros de locales, ni ellos cuando juguemos en Panamá. Las eliminatorias están muy apretadas, si usted se pone a dar cuenta, en este grupo hay dos que han ganado de visitante nomás, El Salvador y Surinam, el resto ha sido empates, muy apretados».
La diferencia que resaltó, eso sí, más allá de deslizar que hay más, radica en el tiempo de trabajo pues «tiene más Panamá, 7 años con el profe (Thomas Christiansen); nosotros tenemos 6 meses, es una diferencia grande».
El equipo está trabajando de cara al partido del viernes ante Panamá. Foto EDH / Archivo
De hecho, con este grupo no pudo trabajar de manera completa siquiera. Faltaban los legionarios, que se fueron sumando de a poco; el último llegó la noche del martes (Nathan Ordaz), y en medio fueron cayendo varios lesionados.
Estaban y siguen entre algodones y en duda Diego Flores y Rafa Tejada; se lesionó de gravedad Harold Osorio y también quedó fuera Henry Romero (ambos se pierden el resto de la eliminatoria); mientras que Jorge Cruz atiende un problema personal y seguramente no estará para el partido. Pese a todo eso, y al rival, el martes dijo Gómez: «ya el equipo está trabajado, está listo, si hay partido mañana podemos jugar».
Le recordaron que tenía muchas bajas, y le consultaron si tenía ya resuelto lo de la defensa (cuatro son de esa posición). «¡Eh!, cosa brava no, casi todos los lesionados son de ese sector. Sí, ya lo resolvimos, va a salir bien», dijo convencido a la prensa. La tormenta, ¡todo El Salvador quiere que la sufra Panamá!
