A sus 93 años, Petrona Rosario Chávez de Martínez, o mejor conocida popularmente en Nahuizalco como “Doña Tonita”, no falla con su compromiso de colocar el nacimiento más grande en su tierra natal en Sonsonate. Es un compromiso de fe que tiene esta mujer por rendir un homenaje a sus creencias y el pueblo donde vive. 

Petrona es una mujer que, a pesar de su edad, es lúcida y hace muchas cosas por sí sola. Para armar el nacimiento, ella siempre está pendiente de que cada figura vaya acorde a su gusto. 

Oficialmente el 3 de noviembre suele comenzar a armar el “nacimiento el barrio” como lo conocen desde hace décadas en Nahuizalco. Debido a su grandeza y ahora la alta edad de Doña Tonita, necesita más tiempo y ayuda para ubicar las figuras, estaciones y espacios.

Para que los habitantes del pueblo o demás turistas puedan presenciar el nacimiento del barrio, Doña Tonita y su familia hacen una inauguración oficial el 18 de diciembre en su casa ubicada a pocas cuadras del parque central de Nahuizalco. 

Este nacimiento busca representar diversos espacios de convivencia de Nahuizalco. Desde hace muchos años, Petrona ingenió recrear escenas de la cotidianidad de su ciudad: vendedoras de mercado, la Parroquia San Juan Bautista la iglesia colonial de Nahuizalco, una escena de un accidentado en motocicleta, un cumpleaños, negocios como carpinterías, ventas de artesanías, viveros y la mayoría de situaciones del diario vivir. 

FOTOGALERÍA: Así es el Nacimiento gigante de doña Tonita en Nahuizalco

Sin embargo, también ha buscado inmortalizar personas importantes en su vida. Por ejemplo, una de sus figuras más preciadas es “Papá Chico”, una pequeña imagen de un hombre que tiene un sombrero, un pantalón rasgado y una “matata de petate” que siempre lo acompañaba en sus días de agricultor. Papá Chico es el padre de Petrona, y quiso que tuviera su lugar en este nacimiento. 

O como la “Floristería Dolores” una venta real de Nahuizalco cuya dueña es fiel amiga de doña Tonita. También las carpinterías que están en la carretera que conduce a Nahuizalco tienen un espacio ganado en el nacimiento. 

Hay otros personajes curiosos, como el llamado: Santa Claus disfrazado. Un pequeño muñeco que no está con su tradicional traje rojo, si no con una camisa verde, short rojo y una muleta. Tiene una historia detrás, la cual es que cuando se lo regalaron a doña Toñita no lo quería agregar al nacimiento porque no le gustaba. Su hijo Manuel quiso cortarle la barba y hacerle un pequeño arreglo, pero en eso se cayó y se le quebró una pierna. 

“Ahora ve qué vas a hacer” le dijo su madre. Ingeniosamente, al siguiente día Manuel le llevó su madre el muñeco modificado y con una muleta. “Ahora sí me gusta” señaló con alegría y ahora es este personaje quien está en la entrada de la Iglesia de Nahuizalco. 

Petrona no puede hablar del nacimiento sin acordarse de su esposo, Adalberto Martínez, su esposo. El oficio de él era carpintero y creó gran parte de piezas, casas y figuras que aún se conservan y tienen su lugar en la pequeña villa en la casa de Doña Tonita. 

Cuando la madre de Petrona falleció, en 1947, se terminó de criar solo con su abuela. Desde entonces, ella junto a su hermano Manuel mantuvieron la tradición de hacer nacimientos gigantes en sus viviendas. 

“Hacíamos competencia y siempre me ganaba. Pero ahora yo le gano”, dice Petrona con un poco de gracia, entre una sonrisa y una pequeña lágrima, haciendo referencia a que su hermano falleció hace años y solo ella se quedó con la tradición. 

Específicamente desde hace 33 años, Petrona decidió destruir la pared de un cuarto para que se convirtiera en un gran salón en su casa y poder levantar cada vez más novedoso su nacimiento.

“La fe que me ha dejado esta tradición y reunirme con la familia” es lo que expresa Doña Tonita como sus principales motivos para mantener esta costumbre.