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“La ferme de mi abuelita”: un entretenido viaje literario entre Francia y El Salvador

El cuento infantil honra las raíces salvadoreñas y el mundo multicultural de la autora Erika campos, originaria de Cojutepeque. Sus páginas están llenas de divertidas aventuras que dejan una valiosa enseñanza.

“La ferme de mi abuelita”: un entretenido viaje literario entre Francia y El Salvador. Foto: Cortesía
“La ferme de mi abuelita”: un entretenido viaje literario entre Francia y El Salvador. Foto: Cortesía

Hay libros que nacen de un solo recuerdo, y otros que surgen cuando dos momentos distantes se iluminan entre sí. «La ferme de mi abuelita» pertenece a esta segunda categoría: es la suma de la nostalgia por el campo salvadoreño y la sorpresa que la autora experimentó al enseñar francés e inglés en Francia, cuando descubrió junto a sus alumnos que los sonidos que hacen los animales cambian de idioma. Ese contraste lingüístico, mezclado con las memorias de San Ildefonso, el pueblo donde vivía su abuela Rosa, se convirtió en la chispa que dio origen a esta historia entrañable.

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Aunque la autora no creció muy cerca de su abuela, esos viajes al pueblo quedaron grabados en su memoria: el calor característico de la zona, los animales que rodeaban la casa y la sencillez cotidiana del campo salvadoreño. En el libro, la figura de la abuela adquiere un peso emocional especial, convirtiéndose en un personaje que rinde tributo a la memoria familiar, incluso a los vínculos que en la vida real fueron breves o distantes. También influyó el lazo profundo que su madre tuvo con su propia abuela, una relación que siempre escuchó narrada en casa y que aportó ternura y calidez al tono de la obra.

“La ferme de mi abuelita”: un entretenido viaje literario entre Francia y El Salvador. Foto: Cortesía
Foto: Cortesía

Uno de los elementos centrales del libro es su voluntad de preservar tradiciones, paisajes y estéticas propias de El Salvador. Lejos de reproducir el imaginario extranjero de las granjas con graneros rojos, la autora decidió plasmar el verdadero campo local: los colores intensos, la vegetación nativa, los animales propios de la zona, la ropa cotidiana y la vida rural tal como es. Para lograr esa fidelidad visual, trabajó con una ilustradora salvadoreña, asegurando que cada trazo reflejara el país desde adentro.

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La ferme de mi abuelita también incorpora un recurso fundamental para los niños que crecen entre idiomas: el code-switching. En sus páginas, el español convive de manera orgánica con el francés, tal y como ocurre en la vida diaria de los pequeños bilingües. Esta mezcla no solo enriquece la narrativa, sino que también ofrece a los lectores una experiencia auténtica y cercana.

Durante la escritura, la autora vivió un momento revelador: entendió que no estaba creando solamente un cuento infantil, sino un puente entre culturas. Ese descubrimiento le dio al proyecto una intención más profunda: representar a El Salvador de forma alegre y fiel, permitir que los niños salvadoreños se reconocieran en sus páginas y que los lectores extranjeros descubrieran un pedacito de su país. También recordó a dos maestros que marcaron su formación, el profesor Campos y Monsieur Lopez, quienes le alentaron a escribir cuando aún era estudiante. Ese recuerdo reafirmó su decisión de dar vida a esta obra.

El libro tendrá un lanzamiento exclusivo, mañana en la Alianza Francesa de San Salvador, a las 10:30 a.m. en donde podrá ser adquirido. Durante el lanzamiento también habrá firma del libro, lectura interactiva del cuento, y un taller de dibujo para niños y adultos con la ilustradora del cuento.

A partir de enero, «La ferme de mi abuelita», estará disponible en Amazon; cuando la venta en línea esté habilitada, la autora compartirá los enlaces oficiales en sus canales de comunicación.

Al cerrar la última página, la autora espera dejar un mensaje claro: las culturas no compiten, se suman. Y en esa suma, los niños descubren un mundo más amplio, más rico y más luminoso.

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