La recién abierta Plaza Universitaria, en el Centro Histórico de San Salvador, despierta la curiosidad de muchos que transitan por las calles y avenidas del corazón capitalino.

Una fachada de arco y columnas de diseños que datan del siglo XIX dan la bienvenida a los visitantes interesados en conocer esta renovada plaza y las propuestas que existen en su interior.

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Adultos, jóvenes y niños asisten con ánimo para saborear de la comida mexicana, aperitivos de mariscos, platillos de carnes o un helad; aunque también para llevarse a casa alguno de los souvenirs con estilo del artista Fernando Llort. Entre sus pasillos y en las mesas se pueden identificar rostros de connacionales y extranjeros.

Pero al centro se roba las miradas y las emociones de los niños un colorido carrusel que invita a la diversión y a la risa de los pequeños.

Su fachada es conservadora, pero su interior es moderno. Ventanales y vigas oscuras de acero, pasillos anchos y un balcón desde donde se puede apreciar algunos edificios emblemáticos como la Catedral Metropolitana, la Biblioteca Nacional, el Palacio Nacional y otros puntos como la plaza Gerardo Barrios, que en esta época de fin de año ha sido decorada con un gigantesco árbol de Navidad y diferentes adornos y colores propios de esta temporada.

SIN HISTORIA DE LA UES

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Por su nombre, la Plaza Universitaria llama la atención de muchos visitantes. Acá existió el primer campus de la Universidad de El Salvador (UES) desde 1879. Por esa época los primeros catedráticos y estudiantes llenaban las aulas y pasillos de la primera casa de educación superior del país. El edificio dejó de funcionar como tal a causa de un incendio sucedido en 1955.

El lugar cuenta con diferentes opciones de gastronomía y es otro rincón de confort en el centro capitalino. No obstante, varios de los asistentes esperaban encontrarse con un espacio que hiciera un rescate histórico de la Universidad de El Salvador o, al menos, algo que haga referencia a su nombre.

A sus puertas hay un busto al que no se le ha colocado una placa y que podría hacer referencia a la diosa Minerva, ícono de la Universidad, la cual recibe a los visitantes.

“El lugar está muy elegante, bien bonito. Cuando entré creí que vería algo así como un museo o un lugar que contara sobre la Universidad, imágenes que mostraran sobre la historia de la Universidad”, menciona un turista adulto mayor que llegó desde el barrio San Jacinto, al sur de San Salvador.

“No comprendo muy bien el concepto, yo esperaba ver algo que mostrara más sobre la UES, alguna biblioteca, no sé. Aunque no se puede negar que el lugar está bonito”, menciona Ernesto Vargas, un visitante que reside en Ciudad Delgado.

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Una pareja de esposos que viven en Israel coincidieron también con las opiniones locales. Mientras caminan tranquilamente por los pasillos, admiran el nuevo rostro que este edificio así como otros le han dado al Centro capitalino.

“El Centro está irreconocible, tiene otro rostro y este lugar está bastante bonito”, afirma Ligia Peratto, originaria de Italia y esposa del salvadoreño Milton Barraza, quienes ahora viven en aquel país de Medio Oriente.

“Recuerdo que en este sitio había ventas y era algo peligroso, pero ahora está bien bonito. Sería bueno si aquí hubiera algo más que hiciera referencia a la Universidad de El Salvador, abajo un tipo museo con fotos acerca de la Universidad y arriba los negocios de comida; pero en realidad acá es un foodcourt”, expresa Barraza.

Al medio día, los fines de semana y aún más cuando está por caer la tarde la afluencia de visitantes es mayor en la Plaza Universitaria. Jóvenes o familias completas se reúnen para tomar un bocadillo, conocer el lugar y tomarse selfies. Un momento para botar estrés en este lugar o en las tantas opciones de disfrute que ahora se pueden encontrar en el Centro Histórico.